Más de 150 diplomáticos, defensores de la libertad religiosa e invitados se dieron cita el 1 de junio para la XV Cena Anual de Libertad Religiosa, llevada a cabo en el Centro de Libertad Religiosa del Instituto Newseum en Washington D.C. El evento anual es llevado a cabo para celebrar y hacer hincapié en un derecho humano central: la libertad religiosa o de creencia.
El doctor Ben Carson, ministro de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos, fue el orador destacado del evento. En su mensaje, Carson trazó una clara distinción entre tener libertad de cultos y ser libres de practicar la religión no solo en la esfera pública, sino también en las empresas e instituciones privadas. Carson alabó la posición de los Estados Unidos sobre libertad religiosa.
“Los Padres Fundadores eran sumamente conscientes de las luchas sectarias que afectaban a Europa”, dijo Carson. “Creyeron en una manera mejor, e instituyeron una manera mejor. Un gobierno que no establecería una sola religión. Permitieron que cada individuo escogiera su religión. Esto era más que tolerancia; era libertad religiosa”.
Carson animó asimismo a los asistentes para que promuevan la misericordia y la compasión, rechazando las expresiones y las acciones de odio, en respuesta a los homicidios recientes de dos hombres heroicos que en Portland, Oregón, fueron asesinados por un supremacista blanco por intervenir cuando este último atacó a dos musulmanas con expresiones de odio y lenguaje prejuiciado.
“Aunque él representó lo peor de la humanidad, sus víctimas representaron lo mejor”, dijo Carson.
Se presentaron dos galardones y un reconocimiento especial de servicio durante la cena, para honrar a pioneros y defensores nacionales e internacionales de la libertad religiosa. Kimberlee Colby, directora del Centro de Derecho y Libertad Religiosa de la Sociedad Legal Cristiana, recibió el premio nacional por dedicar más de 35 años a los casos nacionales de libertad religiosa.
Colby se refirió a la importancia de la libertad religiosa y a la reciente falta de respeto por la libertad religiosa, expresando sus preocupaciones respecto de las repercusiones que este cambio de mentalidad podría tener sobre la capacidad según la cual las personas podrían ser libres de vivir según su conciencia religiosa.
“Creo que si queremos libertad religiosa para todos”, dijo Colby, “la regla de oro es que la libertad religiosa que deseamos para nosotros, es necesario extenderla a los demás. [La libertad religiosa] es realmente la base de la tolerancia”. Thomas Farr, presidente del Instituto de Libertad Religiosa, recibió el premio internacional por sus más de veinte años de contribuir al avance de la libertad religiosa.
Farr cree que la libertad religiosa es la primera libertad no solo de la Constitución de los Estados Unidos, sino también del alma humana. Compartió asimismo su preocupación por la actual percepción sesgada de la libertad religiosa tanto a nivel nacional como internacional. Farr propuso entonces participar de la lucha por la libertad religiosa.
“Los individuos pueden vivir la vida y hacer lo que hacen como ciudadanos al proteger su libertad religiosa”, dijo Farr. “Si son personas religiosas, deben ejercer la libertad religiosa públicamente no solo en la iglesia, la sinagoga o la casa de culto. Si son de naturaleza emprendedora o les gusta trabajar en un área relacionada, pueden involucrarse ya sea con su iglesia u organización religiosa, o con una ONG independiente que defienda la libertad religiosa. Por último, si son estadounidenses, pueden empujar al gobierno mismo para que haga lo que debe cumplir por ley, pero que no esté haciendo bien, a saber, contribuir al progreso de la libertad religiosa en la política exterior.
La tercera persona que recibió un reconocimiento fue quien fue por largo tiempo líder de libertad religiosa de la Iglesia Adventista. Bert Beach, quien está cerca de los 90 años y es conocido por haber definido las relaciones interdenominacionales de la iglesia, respondió con discreto humor al bien merecido honor.
La Cena Anual de Libertad Religiosa está patrocinada por la revista Liberty Magazine, la Asociación Internacional de Libertad Religiosa, la Asociación Norteamericana de Libertad Religiosa, la Iglesia Adventista del Séptimo Día y el Centro de Libertad Religiosa del Instituto Newseum.