Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…

[Ansel Oliver/ Personal de ANN]

Los adventistas del séptimo día, que suman alrededor de 13 millones en el mundo y unos 7 millones más que se estima asisten a los servicios de adoración semanales, están unidos en la observancia del sábado como día santo, principalmente a través de la asistencia a la iglesia y a la Escuela Sabática. Otros elementos de observancia difieren. Asimismo, el día de descanso se ha convertido en un motivo de estrés para quienes están en el liderazgo de la iglesia.

Estas facetas salen a la luz en una reciente tesis doctoral que resume un estudio en 51 países en relación con los adventistas y la forma de guardar el sábado. May-Ellen Colón, directora asistente del departamento de Escuela Sabática en la sede mundial de la iglesia, defendió su disertación titulada «Prácticas de Reposo Sabático y Factores Relacionados con estas Prácticas entre los Adventistas del Séptimo día en 51 Países», en una defensa oral en la Universidad Andrews , el pasado 10 de diciembre de 2003.

“Esperaba más diferencias entre una cultura y otra», dice Colón, quien comenzó sus estudios doctorales en 1991. Hubo, sin embargo, una leve diferencia de aplicaciones del reposo sabático bíblico entre las diversas culturas. «Y es normal que así sea», dice.

Su trabajo incluyó más de 3.000 encuestas hechas a los feligreses de 51 países. Las encuestas fueron preparadas en inglés, francés, alemán, español y ruso.

Si bien el sábado es el día de descanso para muchos adventistas, Colón halló asimismo que el sábado es una fuente de estrés para muchos de los líderes. La rutina semanal de actividades sabáticas que llevan adelante los líderes, quienes a menudo predican y visitan diversas congregaciones, puede ejercer presiones sobre la vida familiar. En consecuencia, afirman algunos, esto puede restar algo del gozo sabático.

La asistencia a la iglesia y a la escuela sabática fue el ejemplo más visible de la manera cómo los feligreses guardan el sábado. Las mujeres mostraron porcentajes más elevados en los aspectos relacionales del sábado. Colón también descubrió que sólo el 26 por ciento de los encuestados incluyó en su observancia sabática actividades de servicio, tales como visitas a los enfermos y a los miembros ausentes, y ayuda a los necesitados.

“Es un día de sanidad», dice Colón, quien espera publicar un libro basado en la disertación. «Jesús sanó en sábado, y se registra que lo hizo siete veces».

Los pioneros de la Iglesia Adventista primitiva no enfatizaban los aspectos prácticos del sábado, dice Colón. Eran más teológicos, apologéticos, es decir, defendían el concepto del sábado.

Elena de White, una de las cofundadoras de la iglesia, al comienzo guardaba el sábado desde las 6:00 p.m. del viernes hasta las 6:00 p.m. del sábado. Su esposo, Jaime White, le pidió a J.N. Andrews que estudiara el tema con más detenimiento. En 1855 Andrews escribió en un artículo que el sábado se extendía de puesta de sol a puesta de sol. En 1861 publicó sus estudios en el libro “History of the Sabbath and the First Day” (Historia del Sábado y del Primer Día).

Colón dice que cuando la iglesia estableció mejor su posición respecto del sábado, las publicaciones se enfocaron más hacia la manera de guardar el sábado, por lo que respondían interrogantes tales como: ¿Pueden los adventistas ir al correo o cortar leña en sábado? En Vermont algunos fueron acusados de trasladarse en caballo a las reuniones porque eso era mal visto.

“Para entonces tenían su identidad establecida en el sábado», dice Colón. No tenían que pasar tanto tiempo defendiéndolo. Para la década de 1880 la iglesia ponía un énfasis mayor en la salvación por gracia, dice Colón. «Los feligreses estaban guardando el sábado porque amaban al Señor, no porque era ‘lo correcto'».

“Necesitamos animar a los feligreses a que intencionalmente hagan del sábado algo atractivo y alegre», dice Colón.

Colón da crédito al personal itinerante de los campos locales de la iglesia, quienes le ayudaron a repartir la encuesta de 99 preguntas mientras viajaban. «Ellos llevaron esto hasta los confines de la tierra», dice ella.

Las encuestas fueron entregadas a adventistas que ya asisten a la iglesia. Entre los encuestados, el 40 por ciento fueron líderes de iglesia y el 60 restante miembros. «Yo sé que esa no es la proporción real entre líderes y feligreses», dice Colón. «Ésta no fue una muestra al azar … Conseguimos sólo la crema de la cosecha».

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