Silver Spring, Maryland, Estados Unidos …. [Wendi Rogers/ANN]
La formación espiritual es un tema de discusión de numerosos pastores y líderes eclesiásticos en un número creciente de denominaciones cristianas. Ya no es suficiente conocer la doctrina y los hechos; en la agitada sociedad actual la gente busca algo más profundo y de mayor significado, algo que dé sentido a sus complicadas vidas.
Para los adventistas del séptimo día, el «llamado a despertar» lo constituyó una investigación de 2002 que mostró que si bien los índices de comprensión doctrinal eran altos, existían varias «áreas preocupantes», entre las que se hallaban la baja participación en la oración diaria y el estudio de la Biblia, el testimonio activo cristiano en la comunidad, y la participación en el servicio comunitario (véase ANN del 9 de octubre de 2002).
Estas preocupaciones pueden tener alguna relación con el índice de formación espiritual de las iglesias, que ha sido definido por un pastor adventista como «el proceso de llegar a ser un díscipulo de Dios cristiano y maduro». Otra persona lo describe como «cualquier cosa que uno haga para cultivar específicamente la relación de uno con Dios».
Hoy en día este tema está recibiendo un serio énfasis tanto en las instituciones adventistas como en las congregaciones locales. Si bien la iglesia no posee un programa educacional acreditado que se ocupe de la formación espiritual en ninguna de sus instituciones teológicas, está notando que es cada vez más común en este mundo moderno y necesitado.
La formación espiritual no es una idea o concepto nuevo, y «muchos protestantes están en la misma que nosotros; sólo estamos redescubriéndola», dice el Dr. Jon Dybdahl, rector de Walla Walla College, una institución adventista del Estado de Washington. Y, añade, la iglesia adventista tiene cosas que hacer al respecto.
«Tradicionalmente la iglesia adventista ha enfatizado la verdad intelectual y la aceptación de ciertos hechos e ideas acerca de Dios», dice Dybdahl. «Al menos en muchos lugares no ha hablado lo suficiente acerca de la importancia de experimentar directamente a Dios. La diferencia se da entre saber de Dios y conocer a Dios. A veces enseñamos acerca de Dios… Esa es parte de la naturaleza de las cosas. Es mucho más fácil comunicar un hecho que una experiencia».
El Pastor Martin Feldbush, director asociado de Ministerios Adventistas de Capellanía, cuyo trabajo lo pone en contacto con líderes de otras denominaciones, dice que la Iglesia Adventista no está sola en su búsqueda de una formación espiritual más profunda entre los miembros. «Muchas iglesias están luchando con los mismos temas. No estamos solos, como si fuera un problema exclusivamente nuestro. Creo que particularmente las iglesias que son conservadoras en su orientación y que toman la misión con seriedad (y creo que tenemos que hacer todo eso), podrían tener una tendencia a enfatizar el ‘hacer’ por sobre el ‘ser’ y la formacion».
Sin embargo, ¿por qué existe la necesidad de tener una formación espiritual? Si la gente es parte de una organización religiosa, ¿no deberían tener ya un cierto nivel de formación espiritual?
John Jenson, pastor de la Iglesia Adventista de South Bay, una iglesia de 150 miembros de Torrance, California, dice: «La Iglesia [Adventista] tiene necesidad de una formación espiritual porque hemos estado tan orientados hacia la doctrina que la gente bien podría citar algunas o todas las 27 docrinas fundamentales [de la iglesia], pero puede que haya descuidado sus devociones personales del día, la semana o el mes». Jenson explica que hay una sobrecarga de conocimiento e información, pero la clave está en hallar la forma de traducir esto en una instrucción significativa y en «órdenes de marcha» para la vida diaria.
Jenson dice que sin formación espiritual, una persona estaría «espiritualmente incivilizada». Es «el proceso por el cual pueden pasar de ser un infante espiritual a la madurez espiritual … desarrollando el potencial que Dios ha puesto dentro de cada uno».
Dybdahl agrega que la gente necesita «comenzar a reconocer que el conocimiento sin una experiencia de vida puede estar muerto. [Necesitan] reconocer cuán crucial es para la vida de las personas [y] cuánto más la generación joven valora esa experiencia».
La Dra. Jane Thayer, profesora asistente de Educación Religiosa y coordinadora del Programa de Educación Religiosa de Andrews University, agrega: «Tenemos un gran hueco respecto de la atención de las personas una vez que aceptan al Señor … Creo que lo que necesita saber la gente es ‘cómo vivir la vida’. La formación espiritual o el discipulado necesita saber cómo vivir como Cristo».
Nikolaus Satelmajer, de la Asociación Ministerial de la iglesia y responsable de la educación continua de los ministros adventistas, cree que en la Iglesia adventista se está dando un cambio del énfasis en la doctrina a un mayor énfasis en la formación espiritual. Asimismo, dice que «estamos hallando una seria falta de conocimiento de [los fundadores de nuestra iglesia] y nuestras doctrinas … Creo que hemos dejado de enfatizar eso». Satelmajer dice que esto se da especialmente en la generación más joven, y que la causa de cualquier atrofia en el crecimiento de la formación espiritual no se debe al énfasis doctrinal.
Si bien no es un concepto fácil de entender para la organización toda, la formación espiritual es algo sobre lo que cada miembro puede trabajar, dice Feldbush. «Cuando uno piensa acerca del tema como individuo, ve que estamos tan acostumbrados a ajustar nuestra experiencia espiritual a los grandes momentos, a esos momentos [en los cuales] podemos ver grandes resultados, ya sean personales u organizacionales. Es fácil ver el movimiento de Dios en esos momentos. La formación espiritual verdadera es un proceso de crecimiento que nos prepara cada vez más para discernir la voz de Dios y que nos prepara cada vez más para discernir la acción de Dios en la vida propia, en la vida de todos los días, así como aun en los momentos difíciles. Es allí donde se ve la formación espiritual real o al menos el valor de la misma».
La formación espiritual no tiene que ver con lo que uno hace, sino con las motivaciones detrás de las acciones de uno. El Dr. Roger Dudley, profesor emérito de Ministerio Cristiano y director del Instituto de Ministerios de la Iglesia en el Seminario Teológico de Andrews University, y coordinador de la investigación de 2002, dice que hay etapas de desarrollo moral. «Una persona que estudia la Biblia cada día porque se va a perder si no lo hace tiene un bajo nivel de desarrollo moral, lo mismo que una persona que paga sus diezmos y ofrendas porque espera bendiciones extras. Los niveles más altos tendrían un nivel diferente de motivación».
«Creo que uno de los grandes desafíos está dado por ese énfasis excesivo en el hacer en detrimento del ser y particularmente en detrimento de ser en el espíritu y ser en Cristo como la verdadera experiencia de formación y fundación del individuo y de la iglesia misma», dice Feldbush. Asimismo, agrega que los tres valores estratégicos de la iglesia adoptados en 2002 (unidad, crecimiento y calidad de vida) demuestran un crecimiento espiritual personal.
La formación espiritual toma varias formas: «Hay disciplinas de devoción, de meditación, de oración, de oír y otras», explica Feldbush. «Es una disciplina que puede ser desarrollada por medio de la asistencia de una persona que está preparada para ayudar a las personas a crecer». Pero, dice, tiene mayormente que ver con «el crecimiento cada vez mayor respecto de la acción de Dios en mi vida, en el aquí y el ahora». Y, dice, la formación espiritual no es algo que suceda de la noche a la mañana.
«[Como iglesia] creemos que la formación espiritual se produce a través de la socialización. Pero debemos hacer que sea ésta sea intencional», dice Thayer. «La cultura en la que vivimos es tan invasiva que los modelos existentes son más persistentes y duraderos que los pequeños modelos que tenemos simplemente como resultado del tiempo que pasamos juntos». Thayer se refiere a una necesidad de mostrar a otros cómo vivir como Cristo en el mundo real.
Dudley agrega que si se animara a más miembros a estudiar y orar más y a ser capaces y a tener deseos de compartir su fe, podría producirse un desarrollo espiritual de la iglesia como un todo. «El desarrollo espiritual es algo que se da en los individuos».
Satelmajer agrega: «Y también dentro de las congregaciones. La formación espiritual es la implementación de los principios espirituales en mi vida y en mis acciones», dice. «Creo que nos falta algo. No es simplemente aprender a ‘meditar’; la formación espiritual significa aprender cómo implementar cosas espirituales que sé o estoy aprendiendo o experimentando en mi vida y entonces en mi vida diaria…»
La iglesia adventista mundial creó la Comisión Internacional de Educación Ministerial y Teológica (IBMTE, por sus siglas en inglés) en septiembre de 2001, con el propósito de proporcionar una orientación y normas generales respecto de la formación profesional de pastores, evangelistas, teólogos, docentes, capellanes y otros empleados denominacionales que participen en la formación ministerial y religiosa o espiritual, en cada una de las 13 regiones de la iglesia en todo el mundo.
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