Bien adentro en las montañas tropicales de Honduras se encuentra un asilo para niños hambrientos, enfermos y abandonados conocido como «Pan American Health Services, Inc.,» o PAHS, un orfanato y hospital de rehabilitación alimenticia.
Aquí, los niños juegan unos con otros en la hierba verde, se trepan a los árboles frutales, comen alimento sano, y asisten a una escuela de iglesia de los Adventistas del Séptimo Día.
Estudiantes para el Servicio de Misión Internacional(SIMS), un programa de misión de la Universidad de Loma Linda, se embarcaron en una expedición a Honduras, uno de los países más pobres del hemisferio occidental. Durante sus vacaciones de primavera, el grupo proporcionó cuidado dental, médico y de salud pública a los niños en PAHS, situado en Peña Blanca, Honduras, y la comunidad circundante.
Stephen Youngber, Médico, y su esposa, Verlene, enfermera licenciada profesional, ambos graduados de la ULL y quiénes han dedicado sus vidas a ayudar a los desvalidos, fundaron PAHS en 1960. Después de ver el número de niños subalimentados en la región, abrieron el hospital alimenticio de los niños en 1965. Desde entonces, los padres han llevado los niños al hospital por algunos meses hasta que se restablecen.
Algunos padres nunca regresan por sus niños. Actualmente hay dos dormitorios, uno para señoritas y otro para varones a fin de que los niños abandonados pueden decir que PAHS es su hogar.
El equipo de SIMS condujo tres clínicas de salud. Un autobús viejo y oxidado fue convertido en una clínica dental donde el grupo ayudó a centenares de pacientes.
«Era realmente interesante,» dice Heidi Apuy, estudiante de odontología de tercer año. «Hicimos muchas extracciones como en los viajes normales, pero también hicimos muchos procedimientos restaurativos, tales como, dentaduras postizas, canales radiculares, e intervenciones quirúrgicas de la boca más complejas, pues, teníamos el equipo para ello.»
«Lo máximo que pudo sucederme esta semana,» explica una niña de 9 años, Blanca, que reside en PAHS, «¡fue que los dentistas limpiaron mis dientes!»
Durante la semana, el grupo atendió a cerca de 275 personas que recibieron asistencia médica en una clínica llevada a cabo en un edificio desmantelado al lado del «autobús dental.»
«Tuve la oportunidad de ver muchos casos especiales que tìpicamente no veo,» dijo Kely Karen, enfermera licenciada y estudiante de salud pública. «Ha enriquecido mi experiencia como enfermera.»
«La mayoría de los pacientes que entran tienden a ser madres con muchachitos,» dice Michael McLean, Médico y decano médico, para SIMS. «He visto diversas enfermedades pediátricas, pero nada demasiado serio.»
El equipo de salud pública llevó a cabo presentaciones para niños y empleados de PAHS en la iglesia local. Fueron instruídos sobre higiene, nutrición alimenticia, educación sexual, y otros asuntos relacionados con la salud. Además, se distribuyeron «bolsos con productos personales de higiene», con crema dental, cepillo de dientes, jabón, desodorante y otros artículos personales. Gracias a las donaciones, SIMS pudo distribuir unos 50 bolsos durante la reunión.
«Debido a que es un orfanato de niños, no tienen necesariamente cosas que pertenezcan solamente a ellos,» explica Maxine Newell, estudiante del programa de doctorado en salud pública. «Ponemos tantos paquetes juntos de modo que cada niño tenga algo propio.»
«Realmente aprecié las conferencias sobre salud,» dice Carolina, una niña de 10 años que vive en PAHS. Gracias por su cuidado, su amor, y por las pláticas sobre salud en la iglesia.»
El equipo realizó una clínica móvil en una ciudad pequeña, Santa Cruz, a un par de horas de PAHS. La casa de jardín de infantes fue convertida en clínica dental y médica. Alrededor de 200 hondureños recibieron cuidado médico.
Durante los últimos cuatro años, SIMS ha proporcionado algo adicional al cuidado médico. «Creo que el aspecto más importante acerca de venir aquí es pasar tiempo de uno a uno con los niños», dice Martine Polycarpe, Máster en salud pública y director de SIMS. «Son chicos, ellos quieren sus mamás, sus papás y quieren ser abrazados, sostenidos y amados».
Cuando no están en clínica, el grupo de SIMS juega con los muchachos desde que se levantan hasta el acostarse. Fútbol, vóleibol, fútbol americanao, baloncesto, Frisbee, juegos de mesa, colorear–el juego que fuese, la grama frente a la casa de huéspedes donde el grupo de SIMS se alojaba estaba lleno de niños sonriendo, riéndose, y de estudiantes de la ULL.
«Es un tiempo maravilloso», dice Anthony Berdan, estudiante del primer año de odontología.
Es divertido jugar con los niños alrededor. Por las noches nos dividimos para jugar UNO mientras ellos se sientan alrededor para divertirse a costillas mías en español y yo me siento allí y aguanto. Es un tiempo maravilloso».
Los niños menores en el hospital nutricional tratan de vencer la enfermedad conocida como «marasmus» una seria deficiencia en la nutrición por falta de energía proteínica, malnutrición total; o «kwashiorkor», otro tipo de deficiencia proteínica.
SIMS realizó evaluaciones en los niños para asegurarse que se desarrollan normalmente y que mejoran en sus etapas de nutrición.
«Cuando un niño llega por primera vez al hospital, se nota muy aletargado y sin energía», dice Polycarpe. «Pero es agradable ver que después de dos semanas cuando el niño tiene alimento y atención, empieza a salir de esa etapa. Empieza a sonreír, hablar y jugar como el resto de los chicos».
«Los chicos aquí son tan maravillosos», dice Holly Wallstrom, estudiante de odontología de tercer año. «Tienen tanto que ofrecer; tanto amor. Pero no hay suficientes empleados aquí para que se les dé la atención que necesitan».
Para más información, visite www.llu.edu/llu/sims, o http://www.panamhealth.org/index.htm.
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