Era un día soleado del mes de junio, y una pequeña congregación adventista del séptimo día en Aeropuerto, Perú, esperaba ansiosamente desde hacía mucho tiempo la respuesta a una oración.
Era un día soleado del mes de junio, y una pequeña congregación adventista del séptimo día en Aeropuerto, Perú, esperaba ansiosamente desde hacía mucho tiempo la respuesta a una oración. Durante los cinco años anteriores, estos creyentes oraron y ayunaron por una iglesia. Ahora, representantes de Maranatha Volunteers International (Voluntarios Internacionales Maranatha) llegaron al terreno que el grupo había adquirido con duro trabajo, y evaluaron el potencial para construir un nuevo edificio de iglesia.
Durante el proceso, una mujer reprimió sus lágrimas. Ella dijo a Maranatha que cuando ella oyó acerca de la misión de la organización, construir iglesias, experimentó un sentido de seguridad de que un día su grupo no tendría que reunirse más en una choza de madera para adorar.
En cuestión de minutos, Maranatha anunció que Aeropuerto estaría entre las 100 iglesias que serían construidas en Perú como parte del programa “1000 iglesias en 1000 días”, de Maranatha.
La mujer comenzó a llorar cuando anunció la noticia al resto de la congregación. “Hermanos y hermanas, ¡ha sido aprobado!”. Los miembros de iglesia aplaudieron y se abrazaron unos a otros con gozo.
La escena fue una ilustración de cómo una iglesia es mucho más que un edificio. Para centenares alrededor del mundo, es esperanza.
En enero de 2004, Maranatha Volunteers International lanzó una iniciativa para construir 1000 casas de adoración urgentemente requeridas, en 1000 días laborales, concentrándose en lugares donde la Iglesia Adventista está creciendo rápidamente. Actualmente, la Iglesia Adventista está creciendo por concepto de 1 millón de nuevos miembros cada año, muchos de ellos sin un lugar donde adorar.
Perú es uno de los primeros países que hacen parte de esta iniciativa; la India recibirá 750 nuevas iglesias bajo la sombrilla de este programa. Maranatha también está trabajando con líderes de la Iglesia Adventista en Latinoamérica y la ventana 10/40, un espacio rectangular imaginario en el globo que incluye cercadle 70 por ciento de la población mundial, por países adicionales en necesidad de ayuda.
Aunque el nombre del progama enfatiza los números, el contacto personal con los grupos en necesidad revela que el impacto total de la construcción de una iglesia es inmensurable en cifras. El programa no sólo construye estructuras físicas, sino que construye esperanza, confianza y ánimo en las congregaciones. Estos resultados intangibles son los que en última instancia ayudan a que la Iglesia Adventista crezca.
En 2003, Maranatha visitó un grupo de adventistas de 63 miembros que viven en las islas flotantes de Los Uros, en Perú. Cuando Maranatha anunció que ellos construirían una nueva iglesia para reemplazar su estructura humilde, hecha de metal corrugado, la gente estalló en vítores y emoción.
“En un sentido, nos hemos sentido abandonados”, dijo Noe Coila, lagrimeando, cuando Maranatha anunció sus planes de construir una iglesia para su congregación. Coila es un líder de iglesia. La ubicación remota de su congelación en el Lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, ubicado a 12500 pies sobre el nivel del mar, ha hecho imposible el contacto regular con otros adventistas. La decisión de incluir su iglesia en los esfuerzos de Maranatha en el Perú y alrededor del mundo dio a la congregación de Los Uros la confirmación que ellos necesitaban para sentirse parte de la comunidad adventista.
La promesa de una nueva iglesia también dio al grupo de Los Uros una renovada confianza para compartir el mensaje de Dios.
“Ahora, gracias a Dios, al construir una nueva iglesia, podemos traer de vuelta a nuestros hermanos y hermanas apartados”, dijo Coila. Él hizo más al decir que “al tener un lugar donde podamos alabar a Cristo, ganaremos más almas…”
La construcción de templos también está ayudando a fortalecer comunidades cristianas en la India. En marzo de 2004, Maranatha se comprometió a construir una nueva iglesia en la población de Golla Gudem. Los nativos dicen que el cristianismo ha tenido presencia en esta comunidad de 1500 personas durante los pasados 50 ó 60 años. Cerca de 40 familias profesan ser cristianas. Sin embargo, no hay una iglesia cristiana permanente. Los misioneros que presentaron primero el evangelio a la comunidad dejaron a los nuevos creyentes sin un lugar de adoración. Durante los últimos 10 años, los cristianos han edificado una pequeña iglesia, de paja y ramas. Esa es una estructura que debe ser reedificada cada año.
Comparada con el templo hindú en el pueblo, la diminuta cabaña de paja es una miseria de templo. Para los cristianos de Golla Gudem, la carencia de una casa de adoración apropiada es un estorbo para compartir el evangelio. Otros habitantes del pueblo son reacios a adorar con los cristianos a causa de la pobre estructura. Una nueva iglesia ayudaría a traer nuevos creyentes a Cristo.
En la India, un templo es la validación de una religión y la garantía de su autoridad. De una población que excede un billón, el 80 por ciento es hindú; sólo el 2.4 por ciento es cristiano. Ellos ya son minoría en sus propios pueblos; las iglesias dan a la gente confianza en sus creencias, las cuales pueden ser ridiculizadas por otros como una religión falsa.
“Tanto en la India como en el Perú, la estructura de la iglesia ayuda a dar credibilidad, buena reputación a su sistema de creencias ante los ojos de sus vecinos. Los miembros pueden decir: ‘Tenemos una iglesia. Somos legítimos’”, dijo Kyle Fiess, vicepresidente de mercadeo para Maranatha Volunteers International.
En Golla Gudem, esta validación tiene un alcance cada vez más amplio. El grupo en esta comunidad no es adventista. Pero la denominación es secundaria. Para esta congregación, es más importante el descubrimiento de hermanos cristianos y el apoyo demostrado por la estructura de la iglesia.
“Los cristianos comenzaron el trabajo misionero en la India más de 500 años atrás”, dijo Ron Watts, presidente de la iglesia en Asia del Sur, en una entrevista con Maranatha. Watts dice que los misioneros, sin embargo, casi nunca dejaron capillas o templos para los nuevos creyentes.
“Hay familias cristianas viviendo en áreas rurales de la India que han sido cristianos por 150 años… y con todo no tienen una iglesia, un pastor… no tienen profesores de Biblia… Han sido rechazados”, dijo Watts.
En la India, los socios de Maranatha con los pioneros de Gospel Ourteach o Misión Global, obreros bíblicos locales que residen en una población y enseñan el mensaje del evangelio. Cuando los pioneros han constituido un grupo estable de creyentes, la iglesia en Asia del Sur pide a Maranatha una iglesia. Un obrero bíblico de tiempo completo permanece en los pueblos para cuidar del crecimiento de la iglesia. De acuerdo con Watts, en estas situaciones, las familias cristianas dan la bienvenida a los adventistas con los brazos abiertos.
“De repente aquí hay una congregación como ellos, y ellos están adorando cada semana. Ellos quieren eso también en su pueblo”, dijo Watts.
No lejos de Golla Gudem, otra congregación se reúne fielmente cada semana en la población de Suraram. De 325 familias, 30 son cristianos y siete son adventistas. No hay una iglesia cristiana en la comunidad.
El pequeño grupo de adventistas, dirigidos por un pionero, se reúne tan a menudo como es posible. Para evitar el calor intenso, ellos se reúnen en las tardes, en los polvorientos jardines de los hogares de la gente.
Cuando Maranatha vino a Suraram, los miembros de iglesia contaron historias personales acerca de cómo ellos se encontraron con Jesús. Un hombre joven llamado Arjun dijo que él creía anteriormente que no había modo de cambiar sus hábitos destructivos, hasta que encontró esperanza para comenzar una nueva vida y renacer a través de Cristo. Otro hombre llamado Chandrayya dijo que Cristo ha purificado su salud, su familia y su corazón. Ambos dijeron que quieren compartir su fe con otros. Ellos sienten que una iglesia les ayudará a hacer que la gente se vuelva más activa en este pueblo, al darles un lugar donde venir juntos y adorar.
Durante la misma visita, Maranatha también se comprometió a construir una nueva iglesia en Suraram, como parte de su programa de 1000 Iglesias en 1000 Días. El proyecto tendrá lugar al final de este año.
Hasta entonces, el grupo continuará haciendo lo que deben hacer con lo que tienen. Para probar su tenacidad, la congregación se reunió para adorar con Maranatha. Los adultos se sentaron a lo largo del perímetro de una casa, aprovechando cualquier sombra que pudieran ofrecer los estrechos aleros. Los niños se sentaron en hileras, en una estera desgastada.
Entonces, la el pionero de la congregación salió al frente. Y aunque aquello no era sino un polvoriento jardín con algunas vacas descansando a sólo unas yardas de distancia, el obrero bíblico se quitó reverentemente sus zapatos y los puso a un lado. Se paró sobre la estera, y la congregación empezó a cantar.
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