Denver, Colorado, Estados Unidos…. [Ray Dabrowski/ANN]

Evocando las reuniones de investigación bíblica de la historia temprana adventista, fue convocada una segunda Conferencia Internacional sobre Fe y Ciencia en Denver, de una semana de duración (del 20 al 26 de agosto), y concluyó una serie de tres años de consultas iniciadas por la directiva mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Los puntos de discusión se centraron en la fe y la ciencia, particularmente en lo que se refiere a la comprensión adventista de los orígenes. Los participantes evaluaron descubrimientos en teología y ciencia, y cómo se relacionan ellos entre sí, contribuyen a la comprensión adventista de los orígenes, o la desafían. Un informe de ocho páginas, un bosquejo del cual fue presentado en la reunión final de la conferencia, será presentado al comité ejecutivo de la iglesia mundial en el mes de octubre. La aprobación del proyecto para desarrollar estas reuniones y respaldar las consultas fue una acción del comité ejecutivo de la iglesia en el año 2001.

Las discusiones, que reunieron a 135 científicos, teólogos y líderes de la Iglesia Adventistas del Séptimo Día, se centraron principalmente en «declaraciones basadas en un estudio de la Escritura, [los cuales] a menudo son vistos en contraste rígido con los postulados que provienen de las metodologías científicas utilizadas en el estudio de la naturaleza. Esta tensión tiene un impacto directo en la vida de la iglesia, su mensaje y su testificación”, dijo Lowell Cooper uno de los vicepresidentes generales de la iglesia y director del comité organizativo del evento.

La tensión fue acentuada más a fondo en lo que vieron algunos participantes como una evidente “necesidad de clarificar” qué cree y enseña la iglesia con respecto a los orígenes.

En su discurso de apertura en el primer debate internacional en Ogden, Utah, que fijó los parámetros de la conferencia, Jan Paulsen, presidente de la iglesia mundial, dijo: “Como iglesia nosotros no venimos a estas discusiones con una posición neutral. Tenemos ya una creencia fundamental muy definida respecto a la creación. Creemos que la tierra y la vida en ella fueron creadas en seis días literales, y que la edad de la tierra desde entonces es muy corta”.

Las observaciones finales de Paulsen en Denver reiteraron su convicción respecto al punto: “Nosotros comenzamos estas conversaciones hace dos años con la convicción de que necesitamos hablar de los desafíos que se presentan cuando la fe se relaciona con la ciencia para estudiar sobre los orígenes. Sentíamos que debíamos hacerlo, no porque las creencias fundamentales estuviesen confusas o porque la iglesia estuviese en cierta clase de encrucijada, sino porque somos un pueblo, unido para servir a un solo Señor, y los temas de la fe, la creación y la ciencia se encuentran diariamente, tanto en el ambiente secular como en nuestro sistema educativo, y mantienen presión sobre nosotros por varios lados”.

“En un grado muy significativo, compartimos una plataforma común. Si somos científicos, teólogos o administradores de la iglesia, venimos a esta reunión como creyentes. Nos preocupamos por la verdad, por la iglesia –por su vida y testificación, y nos sometemos al Señor como el Creador Todopoderoso”.

“Después de una celebración del servicio de adoración en el sábado, las sesiones de trabajo de la conferencia comenzaron el domingo 22 de agosto con un momento para revisar y reflexionar sobre la información y las ideas estudiadas en conferencias anteriores, incluyendo informes de consultas regionales, así como un momento para escuchar y discutir los resúmenes de las preguntas sobre teología y ciencia que fueron exploradas en los dos años precedentes. Esto fue seguido por un análisis de algunas de las implicaciones que tienen las diversas ideas o teorías sobre los orígenes con respecto a las doctrinas.

En su discurso de apertura, hablando de “¿porqué estamos aquí?” en la conferencia de Denver, Cooper comentó que los adventistas del séptimo día “valoran tanto el conocimiento que viene por la revelación divina, como el que viene de la observación, la investigación y el descubrimiento humanos”.

Según Cooper, los propósitos de la reunión incluían: “Convertirnos en una comunidad consciente de esos temas y su efecto sobre nuestra vida y testimonio colectivos”, y “colaborar en el desarrollo de respuestas apropiadas que serán de valor para la iglesia”. Cooper dijo que “desde sus días más tempranos, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha fomentado el desarrollo  de la mente y del entendimiento a través de las disciplinas de la adoración, la educación y la observación. Así que no es sorprendente que ocasionalmente nuestras conclusiones e interpretaciones varíen. Venimos a este campo de aprendizaje desde diversos puntos de partida, de diversas direcciones y a pasos muy diferentes. Para algunos, las respuestas a las preguntas sobre los orígenes son una certeza absoluta. Para otros, las respuestas son más evasivas y llaman a la investigación y al descubrimiento a través de la observación científica”.

La conversación entre los científicos y los teólogos mostró una realidad de avances rápidos en el conocimiento y la investigación científicos, particularmente en las ciencias naturales y sociales, las cuales están enmarcadas generalmente dentro de ciertos preconceptos acerca de los orígenes. A menudo, los presentadores indicaron que dicha realidad hace que tenga mayor prominencia, dentro de la iglesia, la cuestión de cómo reconciliar las diferentes explicaciones acerca de los orígenes, tal como vienen de los campos teológico y científico.

“Nadie puede negar que dentro de la iglesia misma hay una variedad de opiniones sobre los orígenes”, dijo Cooper. “Tal vez deberíamos esperar algo así. ¿Es justo decir que cada una de las creencias adventistas del séptimo día invita al estudio y la reflexión? Nuestras declaraciones de fe son breves y, por lo tanto, puede esperarse eso.

Hay oportunidad para la investigación, el cuestionamiento y el sondeo de las dimensiones de lo que significa cada creencia y de cómo ésta debe relacionarse con la vida en nuestro tiempo. Pero tal oportunidad no da lugar para vaciar el contenido de nuestras creencias. Al decir qué creemos, nosotros también debemos ser claros en cuanto a lo que no creemos”.

Mientras que transcurre el diálogo y se expresan las opiniones, se deja ver a menudo, en palabras de Paulsen, “un contraste agudo, una confrontación que podría sugerir que no nos preocupamos como hermanos los unos de los otros”. 

Varios presentadores expresaron su interés apasionado en que la conferencia aportara más especificidad a la doctrina de la creación, o –como algunos dicen—, para afirmar “más claramente” la comprensión histórica adventista, respecto al relato de la creación ofrecido por el libro de Génesis. Esta noción ha conducido a que algunos hayan recomendado a la directiva de la iglesia reevaluar la fraseología de la creencia fundamental número 6 de nuestra iglesia.

El asunto fue discutido y quedó reflejado en el informe de la reunión, titulado “Una Afirmación de la Creación”. Sin embargo, en la opinión de uno de los participantes, “al agregar más especificidad a nuestras doctrinas, podríamos estar hablándonos más y más a nosotros mismos”, dijo el Dr.  Alden Thompson, profesor de teología de la Universidad de Walla Walla en el estado de Washington.

“Ese es un temor que tengo”, agregó.

“Mi impresión de la conferencia es que logró reunir muchas opiniones diversas, y pienso que la discusión fue iluminadora, » dijo el Dr. Lawrence Turner, profesor de teología de la Universidad de Newbold en Inglaterra. Él también sintió que “mientras algunos quisiéramos que la conferencia nos hubiese conducido a algo así como una conclusión, y por lo tanto queríamos oír en ella esa palabra final, reconozco que sería mejor si viésemos la conferencia como un contexto, como los fundamentos que podemos utilizar en el futuro para entendernos los unos con los otros”.

Turner reflexionó acerca de los resultados de las reuniones y la atmósfera en la cual tales resultados llegaron: “Yo pienso que ningún cambio sísmico está a punto de suceder como resultado de esta conferencia. Pienso que algunas personas que oyeron hablar de la conferencia en Europa pudieron haberse sentido curiosas o nerviosas sobre qué iba a suceder. Pienso que el resultado diría que básicamente hay una reafirmación del punto de vista que la iglesia ha sostenido. Hablando personalmente, espero que nosotros no usemos esta serie de conferencias para ocuparnos demasiado, vanamente, acerca de nuestras declaraciones de doctrina. Así que [en cuanto a] la creencia fundamental número 6, pienso que debemos dejarla así, usando el lenguaje de la Escritura” comentó Turner.

El informe, al cual se le está dando un tratamiento editorial final, reconoce la creencia adventista (fundamentada en la fe) en el relato bíblico de la creación, pero también expresa una afirmación de la erudición adventista en las áreas de teología y ciencia. Las preguntas que fueron objeto de estudio durante los dos años pasados de debates no son nuevas, y tampoco se esperaba que la conferencia fuera a resolverlas de una vez por todas. En palabras de Cooper, “reconocer interrogantes y explorar sus implicaciones no debe ser considerado como una amenaza para la vida espiritual. Nuestra tarea es involucrarnos en un diálogo interdisciplinario que identifique las contribuciones y las limitaciones que tanto la fe como la ciencia tienen en relación con nuestra comprensión colectiva de nuestra vida, nuestro universo y nuestro destino”.

Antes que la audiencia discutiera el borrador del informe, el pastor Paulsen indicó que los resultados de la conferencia serían presentados al comité ejecutivo de la iglesia durante sus sesiones del Concilio Anual en otoño, para su evaluación y conclusiones. “Habiendo recibido el informe de parte de ustedes, el Concilio Anual no tendrá ninguna duda en hacer una declaración apropiada en respuesta al informe. Espero que ese informe marcará formalmente el final de estas conversaciones”.

El presidente de la iglesia mundial comentó respecto a la manera cómo la iglesia debe actuar al discutir asuntos difíciles, tal como él la ve: “Quiero decirles que incluso antes de que resumamos lo que hicimos aquí, y pensemos en términos de resultados con respecto a cualquier informe o declaración, el aprender a comunicarnos en una atmósfera de cortesía y respeto es una inestimable cualidad en la vida de una comunidad como la nuestra. Si debe verse entre nosotros, como se ha demostrado, una mezcla de opiniones y puntos de vista con respecto a los orígenes, algunos de los cuales son claramente irreconciliables entre sí, nosotros debemos estar dispuestos para oír lo que unos y otros tenemos que decir, e intentar entender, especialmente en un grupo selecto de líderes y pensadores como nosotros. No permitan que alguien se vaya de esta conferencia y diga que no fue escuchado”.  

En la opinión de Paulsen, “Una comunidad fuerte y saludable no se siente amenazada por el tipo de conversación acerca de este tema [los orígenes], la cual hemos desarrollado durante tres años”.

Él también expresó su esperanza en que se pueda desarrollar una actitud de compañerismo y compromiso: “Cualquiera que sea el ministerio en el cual estamos implicados, sea la investigación, la preparación de textos, la enseñanza o la predicación, encontraremos [esa actitud] en nosotros mismos al continuar investigando y expresando nuestra identidad compartida, como comunidad de fe, con respecto a los orígenes. No veo cómo puede ser posible un compañerismo genuino, si éste se expresa de otra manera”.

Los participantes de la conferencia expresaron su interés particular en hacer que el punto de vista oficial de la iglesia respecto a la creación sea más prominente ante la congregación. En el informe borrador, la audiencia expresó el punto de vista de que la comprensión adventista de las Escrituras necesita relacionarse con los debates de la actualidad. Se sintió que las conferencias sobre Fe y Ciencia fueron convocadas no solamente para el estímulo intelectual de los asistentes, sino también como una oportunidad de proporcionar orientación y dirección práctica para los miembros de la iglesia, así como para los educadores adventistas en su aula de clases.

También se sintió que la iglesia no debe pretender mantener sus creencias en un lugar seguro, libres de todo desafío, y “actuar como si ellas fuesen reliquias. Nuestras creencias necesitan ser relacionadas con los problemas de la actualidad, de modo que sigan siendo una fe viva; de otro modo, no serán nada más que dogmas muertos”, indicó el documento.

Un sentimiento similar fue expresado por Alden Thompson: “Habrá tensiones en la iglesia. Las hubo en los tiempos bíblicos, entre el pueblo de Dios, así que nosotros simplemente tenemos que aceptar esas tensiones y trabajar con ellas lo mejor que podamos”.

Concluyendo sus observaciones, Paulsen habló acerca del papel de la fe en la conducción de la comunidad espiritual que constituyen los adventistas del séptimo día. “Ruego por que, así como el Espíritu trata de conducir la iglesia, nosotros, la iglesia, nos sometamos a su dirección –sometiendo también nuestras opiniones individuales, en un espíritu de humildad, reconociendo que los misterios, que en el mejor de los casos pueden ser comprendidos en parte, deben encontrar su lugar sujetos a la fe”.

“Nosotros somos una comunidad de fe, y por la fe sostenemos una extensa variedad de verdades que no tienen ninguna forma de ser verificadas, sino por la Palabra de Dios. Estas doctrinas son sostenidas, y se habla de ellas como realidades. La realidad no es calificada respecto a si lo que afirma ya pasó y puede ser medido, o si aún está en el futuro. La fe está afirmando constantemente un mundo más allá de toda comprensión y medida humanas. La fe habla del mundo que está todavía por venir –de la segunda venida de Cristo, la resurrección del cuerpo, la Tierra Nueva; y habla de todos estos asuntos como realidades. La capacidad legítima de la fe para tratar los asuntos que no son empíricamente comprobables como realidades, solamente sobre la base de la Palabra de Dios, en la cual se fundamenta la fe, da derecho a la fe para mirar en cualquiera y todas las direcciones, a las realidades, afirmadas por declaraciones de fe, y afirmarlas como verdad. La inspiración, regalo de Dios preservado en las Sagradas Escrituras, nos ha llevado a este punto y nos da tal derecho. Ese es el campo de la fe.

Paulsen agregó que “la adquisición de conocimiento y entendimiento puede no siempre ser agradable en esta vida, pero éste es el mundo de la fe; es un mundo de misterios –es el mundo de los movimientos y acciones de Dios. Les aseguro que nuestra opinión acerca de los orígenes pertenece a ese mundo”.

La conferencia de Denver tuvo la participación de una amplia gama de eruditos en representación de varios establecimientos educativos de la iglesia, incluyendo el Instituto de Investigación en Geociencia, el Instituto de Investigación Bíblica, así como la Universidad de Loma Linda y la Universidad Andrews. El grupo también incluyó una representación de la directiva internacional de la iglesia, sus teólogos e investigadores, representando a la Iglesia Adventista como una comunidad mundial de fe.

Image by ANN. Ray Dabrowski
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