En un mundo de soledad y necesidades comunitarias crecientes, los adventistas del séptimo día utilizaron una conferencia global para hacer un llamado a los feligreses a acercarse y ayudar a otros.

Este llamado a involucrarse en las vidas de sus prójimos sin esperar nada a cambio fue expresado por muchos de los asistentes a los tres días de la conferencia denominada “Conferencia Internacional de los Adventistas en la Comunidad”, organizada por el departamento de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa (PARL). Los delegados provinieron de casi cada una de las regiones mundiales de la iglesia, y muchos se retiraron con el compromiso de participar en esta tarea.

La conferencia contó con los mensajes destacados del Pastor Jan Paulsen, presidente mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y del Dr. Tony Campolo, un destacado erudito evangélico. Ambos hicieron un llamado a los adventistas para que se involucren más en los servicios sociales (véase noticias relacionadas).

“Cuando nos llegamos hasta los integrantes de nuestra comunidad, esto representa una señal del Reino de Dios en el mundo”, dijo el Dr. John Graz, director del PARL de la iglesia mundial.

“Hay una tendencia hacia la autogratificación y a no ocuparse de los demás. Nos gustaría cambiar esa tendencia. Nos gustaría ver que más miembros se involucran en el servicio comunitario”, añadió Graz, diciendo que espera que áreas de la iglesia local organicen conferencias similares en otras partes del mundo.

“Necesitamos asegurarnos de que esto no lleve a acciones o entusiasmo a corto plazo, sino por el contrario, a acciones a largo plazo, de manera que esto debería representar el lanzamiento de más eventos de este tipo en todos los niveles de la iglesia”, dijo Graz.

“El simple hecho de hacer esta conferencia ya da una clara señal” de que los adventistas deben ser parte de sus comunidades, dijo Tor Tjeransen, presidente de la Iglesia Adventista de Noruega. Al mismo tiempo, admitió que la expansión de los servicios sociales “representa un gran cambio de mente para muchos de los miembros de Europa. Somos una iglesia minoritaria en Escandinavia y hemos estado encerrados en nosotros mismos”.

Michael Ryan, vicepresidente de planificación estratégica de la iglesia mundial agrega: “Una de las grandes fortalezas que nuestra iglesia puede brindar a la causa de la esperanza es una membresía que conozca a Jesús. Tenemos miembros en 204 países del mundo. Los temas de la fe son servidos por departamentos y servicios preparados para inspirar, entrenar y enviar a personas comprometidas en hacer que el mundo vislumbre el amor de Cristo, su compasión y cuidado”.

Ryan añadió, sin embargo, que “hay espacio para mejorar. En una encuesta mundial reciente llevada a cabo por el Instituto de Crecimiento de Iglesia de la Andrews University, menos del 30 por ciento de los adventistas tenían alguna participación en sus comunidades”.

Tjeransen dijo que muchos países—incluso Noruega—tienen fuertes redes públicas de servicios sociales, de manera que los miembros de iglesia “deberían crear un buen entendimiento con el gobierno primero” antes de poder participar en programas específicos.

Tales dificultades, sin embargo, no han impedido que los adventistas de Noruega comiencen a trabajar: Tjeransen dijo que la iglesia está brindando lecciones de idioma noruego a los inmigrantes, a la vez que busca maneras de llegar a la comunidad musulmana.

“Necesitamos abrirnos por completo a la comunidad”, declaró Geoffrey Mbwana, presidente de la región de África Central-Oriental de la Iglesia Adventista. “Hay espacio para aumentar la participación”.

Mbwana dijo que los feligreses también deben reorientar su pensamiento para servir a los demás en primer lugar, y para dejar que las conversiones fluyan a partir de ese proceso.

“Cuando visitamos a las personas, muchas veces lo hacemos para tratar de convertirlos”, reconoción Mbwana. “Pero primero debemos alcanzarlos con el amor de Jesús. Si podemos llegar con el amor de Jesús, hay mucho que podemos hacer para traerles esperanza”.

El potencial de trabajo en las comunidades también es alto en lugares donde esta tarea no se ha hecho con anterioridad. Sir James Carlisle, gobernador general de las islas caribeñas de Antigua y Barbuda y anciano de su congregación local, y su esposa, Lady Emma Carlisle, le contaron a la audiencia que asistió el sábado de mañana acerca de sus esfuerzos de ayudar a una niña de la isla de 8 años de edad, una huérfana que sufre de SIDA.

Los Carlisle eventualmente llevaron a la niña a su hogar, la ayudaron a educarse y, cuatro años después, aún están trabajando con ella. Desafortunadamente, la niña fue devuelta a la atención pública en un hospital ya que Antigua no posee un hogar de niños donde cuidarla. Sir James dijo que en el pasado, la isla no contaba con huérfanos o niños dependientes: en la actualidad, hay 54 de ellos.

“Nos gustaría construir un hogar de niños, pero nosotros [en la iglesia local] todavía tenemos que adoptar esa visión”, dijo Sir James a ANN en una entrevista.

Al igual que a otros asistentes, Sir James dijo que la conferencia lo inspiró para animar a su congregación a hacer más.

“En nuestra iglesia local, ciertamente vamos a ver de qué manera mejorar nuestra interacción con la comunidad. Tenemos un programa de ‘alimentos sobre ruedas’, y necesitamos expandir esto, dijo.

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