Nueva York, Estados Unidos…[Personal de ANN]
«Un cuarto de la población mundial es más pobre hoy que 10 años atrás», de acuerdo con un reporte de vídeo presentado el 17 de febrero en Nueva York, por la Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrolo Social.
Después de la presentación, Vidu Madonsela, director general del Departamento de Desarrollo Social en el gobierno de Sudáfrica, habló de sus preocupaciones actuales después de la Declaración de Copenhagen en 1995.
«En Copenhagen, las naciones se comprometieron a mejorar el ambiente de trabajo para la cooperación respecto al desarrollo social», dijo Madonsela. «Diez años después, descubrimos que estamos en un mundo de mayor interdependencia.. Todavía la guerra, la pobreza y la enfermedad continúan acabando con las vidas de muchos».
«Falta mucho trabajo por hacer, si se espera que los objetivos se alcancen. Lo que se necesita es un enfoque centrado en las personas, por encima del pensamiento abstracto. Mi gobierno espera que las capitales darán al resultado total consideración, analizando soluciones para las cuestiones más importantes que enfrenta nuestra era: el encarcelamiento de la pobreza y la desintegración social. Eso es lo mínimo que esperan los ciudaddanos del mundo de parte de nosotros».
Analizando el funcionamiento de las cosas en el pasado, Johan Scholvinck, director de la División de las Naciones Unidas para las Políticas Sociales, subrayó el hecho de que se gasta un trillón de dólares cada año en defensa militar, 20 veces más que lo que se gasta en desarrollo social.
Representando a la Iglesia Adventista del Séptimo Día en las reuniones de la Comisión, estuvo Jonathan Gallagher, director de Enlace con las Naciones Unidas, y Christopher Banks, voluntario interno.
«Como iglesia mundial, seguimos el claro ejemplo de Jesús, quien anunció el evangelio a los pobres, sanó a los quebrantados de corazón, y libertó a los cautivos», dijo Gallagher. «Estamos comprometidos con el mejoramiento de la humanidad en la esfera física, así como en la espiritual. Los adventistas alrededor del globo endosarían la declaración hecha en el reporte, de que ‘ningún ser humano debe ser confinado a una vida de pobreza sólo por causa de su lugar de nacimiento, género, nivel social, afiliación religiosa o grupo étnico'».
En una declaración acerca del fenómeno de las personas sin hogar y la pobreza, que fue aprobada en 1990, la iglesia reconoció que «los individuos y familias son destituidos por eventos políticos, económicos, culturales o sociales, que están mucho más allá de su control», y que como cristianos, «nosotros estamos para restaurar al pobre y cuidar de él. Si desarrollamos los principios de la ley de Dios en actos de amor y misericordia, representaremos el carácter de Dios ante el mundo».
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