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Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, 21 de septiembre, 2005 …[Personal de ANN]

Cuando usted tiene un sitio decente donde vivir, un buen trabajo, alimentos y agua potable cada día, la pobreza podría ser algo en lo cual usted no piensa. Mientras que para miles de personas alrededor del mundo, la pobreza es una acompañante permanente.

De acuerdo al Banco Mundial, 2.8 billones de personas —alrededor del 50% de la población mundial –batallan por sobrevivir con menos de $2 dólares al día, y 1.1 billón vive en pobreza extrema, lo cual se ha determinado representa menos que un dólar americano al día. Alrededor de 840 millones se acuestan con hambre cada noche.

En el 2000, los líderes del mundo dijeron, «basta ya», y empezaron una iniciativa para reducir a la mitad la extrema pobreza durante los próximos 15 años. La Declaración del Milenio surgió, construyendo sobre una década de conferencias y cumbres de gran envergadura de las Naciones Unidas, según Anne Woodworth, representante ante las Naciones Unidas para la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA).

¿El propósito? Woodworth dice que son ocho los que la comunidad internacional se propone lograr para 2015. «Son los objetivos más ampliamente apoyados, los más abarcantes y específicos que el mundo haya alguna vez conocido en cuanto a la reducción de la pobreza. Estos objetivos son sencillos, no obstante, muy básicos».

Incluyen: erradicación de la pobreza extrema y el hambre; logro universal de educación primaria; promoción de la calidad del género humano y capacitando a las mujeres; reducción de la mortalidad infantil; mejoramiento de la salud maternal; combatir el SIDA, la malaria y otras enfermedades; asegurar permanencia ambiental; y desarrollar una participación de socios para el desarrollo.

En un comunicado a Participar en Sociedad al final de una consulta histórica en la Catedral Nacional de Washington los días 11 y 12 de septiembre, un grupo de líderes religiosos urgieron a las denominaciones y entidades cristianas, líderes de gobiernos y organizaciones no gubernamentales a reducir la pobreza global y lograr el desarrollo de los Objetivos del Milenio. La declaración fue presentada a los dirigentes de las Naciones Unidas el 13 de septiembre el comienzo de la cumbre de los líderes mundiales (ver http://news.adventist.org/data/2005/08/1126733071/index.html.en)

Parte de la misión de ADRA es cambiar el mundo, una vida a la vez, y ellos se asocian con muchas organizaciones no gubernamentales ONG, otras sociedades civiles en acción, y gobiernos nacionales en países para combatir la pobreza global. La organización que se inició formalmente en 1956 por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, trabaja en 125 países.

«ADRA ha estado trabajando por décadas a fin de ayudar a los países en lograr el tipo de resultados que se anticipan en el Desarrollo de Objetivos del Milenio [MDGs]. En ese respecto, pues, no estamos llevando a cabo nada diferente a nuestras áreas tradicionales de trabajo. Sin embargo, este año ADRA está comenzando a seguir sus esfuerzos en un nivel de proyecto ayudando los países a lograr estos objetivos internacionales», anota Woodworth.

«Todos los proyectos de ADRA están orientados hacia la población pobre, vulnerable, sin privilegios, deshabilitados, en comunidades alrededor del mundo», agregó ella. «En lo que respecta a nuestra decisión en dónde trabajar, seleccionaremos aquellas comunidades más necesitadas, por que sentimos que es allí a donde estamos llamados a trabajar, esa es parte de nuestra misión e identidad corporativa. No obstante, es donde nuestros donantes esperan que tengamos nuestro mayor impacto».

«En nuestro trabajo alrededor del mundo entramos en contacto con personas de todo credo y denominaciones y esto enriquece nuestro ministerio», dice Tereza Byrne, jefa de mercadeo y desarrollo de ADRA. «Lo que es común entre nosotros desde el momento en que nos topamos es su necesidad y nuestros recursos para satisfacer esa necesidad, que generalmente retoña de la pobreza.

Reconociendo la dignidad inherente cuya procedencia viene de Dios, nos asociamos con nuestros beneficiarios para lograr cambios positivos».

Este mes, más de 175 representantes de distintos gobiernos se reunieron en las Naciones Unidas en Nueva York para re-dedicarse a la Declaración del Milenio, que rodea la mayoría de las principales iniciativas de la comunidad internacional propuestas en los años 90 para combatir la pobreza.

Los países en proceso de desarrollo se han recomprometido a usar su personal, tiempo y atención, junto con sus escasos recursos en los servicios sociales ya mejorados y en desarrollo económico, mientras los países más ricos han prometido suplir recursos adicionales para ayudarles a alcanzar los objetivos, dice Woodworth.

¿Cuál es el significado de Desarrollo de Objetivos del Milenio para los que se enfrentan a la pobreza si los objetivos son alcanzados? Woodworth explica que 500 millones de personas serán sacados de la pobreza extrema; más de 300 millones no sufrirán más de hambre;30 millones de niños serán rescatados en vez de morir antes de llegar a sus cinco años de edad. Igual, la vida de 2 millones de madres; 350 millones más de personas tendrán agua potable; y 650 millones tendrán salubridad básica, mejorando así su salud.

Además, cientos de millones más de mujeres y niñas irán a la escuela, tendrán acceso oportunidades políticas y económicas, y tendrán mayor seguridad. Más de 40 millones de personas con SIDA y 900 millones que viven en barrios bajos tendrán una vida más larga, con mayor seguridad y salud.

Despertar conciencia es un aspecto importante de la lucha contra la pobreza global. «Anterior a esta histórica reunión internacional, la cual también celebra el sexagésimo aniversario desde la creación de las Naciones Unidas, durante el verano se llevaron a cabo conciertos de rock y campañas internacionales para despertar conciencia de la necesidad de reducir la pobreza y aumentar la ayuda a países en proceso de desarrollo», dice Woodworth.

¿Cuál es la responsabilidad cristiana concerniente al pobre? El doctor Zac Plantak, presidente de la facultad de religión en Columbia Union College en Takoma Park, Maryland, sugiere que los cristianos, a veces, ponen excusas para no involucrarse con el pobre. «Y siendo que el problema no puede resolverse, ¿para qué tratar?» escribe él en la Revista Adventista, órgano oficial de la iglesia Adventista. «¿No dijo Jesús que siempre habría pobres entre nosotros?» Otro texto, cita él, dice que no debería haber pobres entre nosotros. ¿Cómo resuelve uno eso, con dos posiciones bíblicas aparentemente contradictorias?, pregunta Plantak.

«Hay sólo una forma de conciliar eso: No debe haber pobres porque la pobreza no es la voluntad de Dios; seguirá habiendo pobres, debido a la continuación de la injusticia humana», explica Plantak en el artículo. «La voluntad de Dios dice que no debería haber pobres. La injusticia del hombre asegura que seguirá habiendo pobres. Así que la existencia de pobreza que sigue en el mundo, mencionada en el capítulo 15 de Deuteronomio, no es una excusa para la inacción, pero un argumento para la generosidad».

«No podemos sencillamente existir en este mundo y no compartir nuestros recursos con aquellos menos afortunados», dice Byrne. «Ignorar la crisis por ayuda a la gente en necesidad, si estamos en la capacidad de hacer algo para efectuar un cambio, es invalidar las palabras de Cristo cuando se refiere a suplir la necesidad, ‘Siempre que lo hicisteis con uno de estos mis más pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis'» (Mateo 25:40).

Woodworth ofrece maneras de cómo participar. Infórmese de asuntos relacionados con la pobreza; investigue oportunidades de financiamiento; aporte dinero — una forma es hacerlo por medio de «Really Useful Gift Catalog de ADRA (catálogo de donaciones realmente útiles de ADRA); involucrarse en comunidades locales; escribir a legisladores para que aboguen por cambios en las políticas que le hacen daño al pobre. Hasta existe un programa de adiestramiento ofrecido por ADRA, dice ella.

Aun en los países más ricos hay cantidad de pobreza. «Mire alrededor», dice Woodworth. «E involúcrese». Obtenga más información sobre ADRA en www.adra.org

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