Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, 10 de octubre de 2005… [Taashi Rowe/ANN]
Para Mammosa, una viuda de 26 años de edad y madre de tres hijos, el tratamiento de más apoyo para el virus de VIH que ella lleva no viene en forma de una píldora. El amor y la compasión conforman el ingrediente esencial en cualquier forma de tratamiento, dicen los doctores Óscar y Eugenia Giordano, director y directora asociada de Adventist AIDS International Ministries (Ministerio Internacional Adventista para el SIDA, o AAIM, por sus siglas en inglés), en Johannesburgo, sudáfrica. AAIM es una organización con un ministerio que ayuda a responder la pregunta: “¿Qué haría Jesús?”.
Hay aproximadamente 25 millones de adultos y niños en África viviendo con VIH/SIDA, de acuerdo con el reporte de 2004 sobre la epidemia global del SIDA, publicado por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el HIV/SIDA (UNAIDS).
Los gobiernos en todo el mundo dicen que la implacable difusión del HIV/SIDA alrededor del globo es uno de los asuntos más apremiantes del mundo. Detener la propagación de esa enfermedad es uno de los ocho objetivos que las Naciones Unidas han acordado cumplir para el año 2015. los ocho objetivos, llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio, surgieron de una reunión mundial de las Naciones Unidas en septiembre del año 2000, la cual identificó y delineó acciones para aliviar los problemas más calamitosos del mundo. Los Giordano se encuentran entre quienes en la Iglesia Adventista del Séptimo Día están respondiendo al urgente llamado para involucrarnos y cambiar la situación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el VIH/SIDA es más que simplemente un problema médico: a menudo la infección resulta en la pérdida del empleo y los ingresos, la vivienda, la salud y la movilidad.
Esto sucede “por causa del estigma vinculado a quienes tienen VIH/SIDA, especialmente en África”, dijo el Dr. Óscar Giordano en una entrevista reciente con la Red de Noticias Adventista. “la mayoría de quienes sufren esta enfermedad son dejados solos en casa, débiles, sin la fuerza para caminar a fin de traer agua o conseguir alimentos”.
Así que, ¿Qué haría Jesús? El Dr. Óscar Giordano compara a quienes sufren de VIH/SIDA en la actualidad con quienes sufrían de lepra en los días de Jesús. “Jesús se acercaría a esta gente, les tocaría, les brindaría su presencia tangible, lo cual significa mucho para una persona que está completamente sola. Ese toque de amor durará un largo tiempo… el amor y la compasión inician el proceso de curación”, explica él.
AAIM fue iniciado en 2003 para ayudar a los adventistas del séptimo día en África en la lucha con el látigo del VIH/SIDA, que cobra la vida de 12 miembros de la iglesia cada día. Actualmente AAIM, con dos personas como su personal, está comenzando a sembrar raíces en las comunidades locales con programas que trascienden las barreras nacionales y humanas.
Los esposos Giordano han servido como médicos misioneros durante 15 años en Ruanda, Burudi, Zaire y Madagascar. Con la decisión firme de alcanzar a tanta gente como sea posible en todo el continente de África, los Giordano, a través de AAIM, dirigen docenas de proyectos que abogan por restaurar el espíritu y traer esperanza.
Los Giordano han escogido este “invasor silencioso” no simplemente desde una perspectiva médica, sino primeramente a través del amor y la compasión, y luego a través de la educación, promoviendo redes de trabajo social, y ayudando a generar ingresos.
Ellos creen que cada persona en la Iglesia Adventista puede hacer que mejoren las vidas de aquellos que viven con esa enfermedad. La principal propuesta es demoler el miedo y las percepciones erróneas. Esto es particularmente importante para la Iglesia Adventista, dice Giordano. Él explica que el miedo respecto a qué pensarán otros miembros de la iglesia ocasiona que incontables pacientes de VIH/SIDA se aparten de la sociedad e incluso mueran más rápido por el aislamiento.
“Muchos piensan que si ellos se manejan apropiadamente nunca contraerán VIH/SIDA”, dice el Dr. Giordano. “Pero para muchas mujeres esta enfermedad es un invasor silencioso como un terrorista. No sabemos dónde está escondido, pero repentinamente está allí”.
Más de la mitad de los casos de VIH/SIDA son de mujeres, explica el Dr. Giordano. Él dice que algunos esposos trabajan por fuera algunas veces durante meses, y frecuentan trabajadoras sexuales. Cuando ellos regresan a casa, transmiten la enfermedad a sus esposas. Él también habla acerca de chicas y mujeres jóvenes que no tienen educación y se dedican al trabajo sexual para sobrevivir.
Los Giordano han animado a cada iglesia adventista en África para convertirse en un lugar seguro para aquellos que sufren por causa de la enfermedad –un lugar donde los pacientes puedan ser honestos acerca del problema sin temer el rechazo. La misión y el lema de AAIM es: “Cada iglesia adventista: un centro de apoyo para la comunidad, a través de grupos de apoyo a enfermos de VIH/SIDA con sede en la iglesia”.
Mientras la Iglesia Adventista ha apoyado programas relacionados con el VIH/SIDA desde hace tanto tiempo como 1985 en Botswana, en el Hospital Adventista de Kanye, el propósito de AAIM es lograr que cada miembro de la iglesia se involucre personalmente ayudando a quienes padecen la enfermedad. Los esposos Giordano dicen que cada iglesia que ellos han visitado en África se ha convertido en un importante compañero para su ministerio.
“No hemos encontrado a nadie que se oponga a esto. La gente está dispuesta a ayudar”, dice el Dr. Giordano. “Estamos viendo las congregaciones de nuestra iglesia ir de casa en casa visitando a la gente cada semana, haciéndoles remedios caseros, masajes, baños y lavados, trayéndoles vegetales y otros alimentos, y proveyéndoles compañía y ánimo, esperanza”.
Un grupo de apoyo de 10 mujeres en Lesotho han reunido dinero para alimentar con un plato diario a 36 huérfanos cuyos padres han muerto por causa del VIH/SIDA.
Este tipo de esfuerzos mejora la calidad de vida de las personas que viven con VIH/SIDA, de acuerdo con la OMS.
“Esto es verdaderamente el ministerio de Cristo en acción”, afirma el Dr. Giordano.
Contraer VIH/SIDA es una carga adicional para quienes viven en naciones donde la pobreza es a menudo extrema. “La pobreza puede, en consecuencia, afectar la calidad del tratamiento”, dice la Dra. Eugenia Giordano.
“Fuimos a una iglesa en Kenya. Había cerca de 29 miembros de iglesia que vivían en los tugurios”, recuerda ella. “Todos ellos podían conseguir la medicina, pero no podían comprar alimentos”. La gente no puede combatir la enfermedad si están mal nutridos, dice ella.
En respuesta a estas situaciones, AAIM ha ayudado a iniciar y financiar muchos pequeños negocios. Hasta ahora ellos han establecido fuentes de trabajo en ocho países. Más recientemente, ellos han establecido programas en Lesotho, Uganda y Kenya.
“Hacemos una combinación de educación y conocimiento con una solución práctica para la pobreza”, dice el Dr. Óscar Giordano. “Nuestra estrategia es ir a una nación y preguntarles cuáles son sus ideas y cómo podemos ayudar”.
Muchos piensan que la lucha contra el VIH/SIDA necesita millones de dólares pero… Hay muchas ideas de acción que son maravillosas y simples, y constituyen una fuente de empleo”, dice el Dr. Óscar Giordano.
Algunas de estas fuentes de ingresos han marcado una diferencia, como en Lesotho, donde AAIM proveyó fondos para comenzar un jardín para quienes viven con VIH/SIDA. Ellos pueden conseguir algunos ingresos trabajando con pollos, con cabras y cultivando vegetales.
En Lesotho, AAIM ha iniciado muchos proyectos de costura, donde las mujeres aprenden a coser, lo cual en consecuencia les permite tener una fuente de ingresos. También han desarrollado proyectos de agricultura, incluso utilizando irrigación apropiada para jardines de vegetales.
En Kenya, donde de acuerdo con las Naciones Unidas tres personas mueren de SIDA cada cinco minutos, aprender a coser, comenzar una panadería y proveer bicicletas permite que hombres y mujeres entreguen y vendan productos de panadería asados.
“AAIM está muy orientado hacia la comunidad. Esto está abriendo las puertas de nuestras iglesias y dándoles la bienvenida a las personas que tienen este problema”, dice el Dr. Óscar Giordano. “Necesitamos estar abiertos a todo, con una actitud sin prejuicios, con grandes cantidades de amor y compasión, y hacer lo que Jesús hubiese hecho en nuestro lugar”.
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