Loma Linda, California, Estados Unidos….[Mark A. Kellner/ANN]
Asuntos éticos que rodean tales decisiones de poner fin a la vida como «suicidio médicamente auxiliado», recientemente defendido en el Estado de Oregón por la Corte Suprema de Estados Unidos, puede ser desconcertante para miembros de la iglesia adventista del séptimo día y para médicos, pero también revela valores básicos, dijo un biomoralista en la Universidad de Loma Linda y su Centro Médico.
«Es un asunto social abarcante y tenemos que pesarlo. Pero nuestro esfuerzo como personas de fe es evaluar de una manera que sea consistente con lo que creemos que es la dirección de Dios. Algunas veces, eso nos coloca en una posición difícil», dijo Mark Carr, un catedrático auxiliar de religión en LLU quien también es director del centro para «Christian Bioethics» (bioética cristiana).
Carr expresó que era importante hacer diferencia entre suicidio, eutanasia y el cuidado paliativo, este último visto con frecuencia en hospitales y facilidades para enfermos deshauciados.
«Todas las formas de suicidio son fundamentalmente diferentes en que el sucidio es un acto en el que la persona se involucra contra simisma», dijo Carr a ANN en una entrevista.
«En todas las formas de eutanasia, alguien diferente al paciente actúa sobre éste», añadió él. «Generalmente, en bioética, usted encuentra diferencias muy drásticas y prontas entre todas las formas de eutanasia y todas las formas de suicidio». El asunto del llamado suicidio médicamente asistido podría estar aumentando para los profesionales en medicina en el futuro.
Señalando que siete estados en los Estados Unidos están deliberando sobre legislación para el suicidio médicamente asistido, dijo Carr, el asunto no va a desaparecer muy pronto: «No vamos a evitar este asunto; va a estar con nosotros por mucho tiempo».
La Universidad de Loma Linda, un centro de enseñanza médica de alto nivel, con reputación mundial por cirugías innovadoras que mejoran las oportunidades para la vida, también ha estado contemplando los asuntos relacionados con poner fin a la vida. El 2 de marzo, el doctor Ben Carson, médico y cirujano de renombre por su trabajo en neurocirugía pediátrica, dictará una cátedra al respecto como parte de la Serie de Cátedras Jack Provensha de la escuela, una serie de 10 semanas de duración auspiciada por el Center for Christian Bioethics (centro para bioética cristiana). Las cátedras Provensha han presentado este año un campo diverso de perspectivas sobre el asunto de poner fin de la vida por oradores cristianos y judíos.
El cuidado paliativo, orientado a aliviar el malestar y el dolor, es diferente, dijo Carr.
«El cuidado paliativo es un contexto, del todo diferente, en que en éste, el equipo del cuidado de la salud ha decidido con la familia, con el paciente, que no tiene sentido luchar con la enfermedad por más tiempo. No tiene sentido ya suministrar tratamientos agresivos para reversar las cosas. Es futil, no va a mejorar», explicó él.´
Mientras muchos se sentirían cómodos con el uso del cuidado paliativo, pedirle a un médico ayudar en un suicidio proveyendo suficientes recetas de medicamentos para uso del paciente, presenta un aspecto ético a profesionales adventistas de la salud.
«Los médicos desean ejemplificar la compasión de Jesucristo. Desean hacer lo mejor que puedan para extender el ministerio de curación de Cristo», explicó Carr. «Y llegar al ocaso de la vida, y trabajar con el paciente quien ha dicho, ‘Yo sé que usted podría no estar de acuerdo conmigo, pero quiero usar esta ley y ser capaz de ejercer ese control, y yo he luchado con mi sentido de la dirección de Dios aquí y la familia está de acuerdo conmigo–ellos sienten como si aun Dios está abierto a ello’, es muy difícil para un médico adventista, preocupado con estas cosas, venir y decir, ‘¿Sabes qué? He trabajado contigo por 25, 30 años, yo sencillamente no puedo dar estos últimos pasos contigo'».
Carr dijo que si ambas partes se entienden mutuamente, tal impase podría ser aceptado.
«Pero esa es una lucha para el médico, y tengo la esperanza de que ustedes puedan sentir que esto va a continuar siendo una lucha», dijo Carr. «Los adventistas del séptimo día, es decir la iglesia, tenemos una declaración sobre el cuidado del fayeciente; usted puede verla en nuestra página de Internet. Y en esa declaración dice que los adventistas no participamos del suicidio médicamente asistido. Pero usted sabe, una vez más, somos muy Protestantes, y cuando la oficina central (la sede mundial) de nuestra iglesia dice esto…eso no significa, necesariamente, que cada adventista del séptimo día va a cumplir con esto o no va a cumplir, sólo porque la Asociación General (la sede de la iglesia mundial) lo dice.
Añadió él, «Pienso que la iglesia puede proveer declaraciones muy bien redactadas que pueden guiar el pensar de la gente. Pero más allá de eso, nuestra iglesia no dicta a sus miembros qué deben creer o no creer, o qué deben hacer o no hacer».
Según Nikolaus Satelmajer, secretario asociado ministerial para la iglesia mundial y editor de la revista «Ministry» (Ministerio), se debe dar un gran énfasis al cuidado paliativo, el cual ofrece a los pacientes una forma de aliviar el sufrimiento en el ocaso de la vida.
«El peligro mayor es, ¿podemos confiar en los seres humanos –quienes han evidenciado ampliamente que pueden hacer malas decisiones –para decidir sobre la terminación de la vida?» preguntó él.
Satelmajer, quien ha aconsejado a los miembros en las iglesias que ha pastoreado, señaló que, «las emociones pueden cambiar», y que un paciente que siente que el suicidio ayudado podría ser bueno en un determinado momento, podría luego dar marcha atrás a su decisión, aun si su condición no mejora.
Al dar opciones para el cuidado paliativo y a facilidades para pacientes deshausiados, Satelmajer dijo que los pastores pueden ayudar a los pacientes a estar al tanto de que hay ayuda disponible diferente al suicidio asistido.
Al ver el fin de la vida, el doctor Allan Handysides, médico y director de Ministerios de la Salud de la iglesia mundial adventista dijo que es importante tener una perspectiva sobre la fuente de la vida misma.
«La vida no nos pertenece. La vida pertenece a Dios y es un don a nosotros. Eticamente no debería ser nuestra la decisión de poner fin a nuestra propia vida ni a a la de nadie», dijo Handysides a ANN en una entrevista. Por lo tanto, tecnicamente, no me gustaría implicarme en ello, pero puedo entender a otros al querer controlar el tiempo y la forma de su muerte».
Pero, a la vez que se reconoce la conciencia libre de la persona en una sociedad diversa, Handysides dijo que los médicos adventistas e instituciones no deberían promover o facilitar el suicidio asistido.
«Mi recomendación a las institucines adventistas es que no se impliquen en esto del todo», dijo él. «No que se asocien a rangos y le hagan la vida difícil a la gente, pero a la vez, hay un elemento que considero una conducta no cristiana en el sentido de que no podemos quitar la vida».
Handysides agregó, «Nuestra misión es salvar la vida, promover la salud y hacer todo a nuestro alcance para extender la vida, o permitir a una persona morir cómodamente y con dignidad, pero no tomar medidas para ponerle fin a la vida».
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