June 20, 2006 Londres, Reino Unido …. [John Surridge/ANN Staff]John Arthur, un pastor adventista que se retiró recientemente luego de 45 años de servicio denominacional entre los que se destacan 11 años como director ejecutivo de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), ha recibido el honor más grande por servicio público, la Orden del Imperio Británico. Éste no es el primer honor nacional que ha recibido Arthur. En 1994, el Dr. Sali Berisha, que por entonces era presidente de Albania, le otorgó a Arthur el mayor galardón civil del país, la Orden de la Madre Teresa, en reconocimiento por sus servicios humanitarios. Arthur figuró como receptor de este galardón británico, conocido como el OBE, en la Lista de Honor del Natalicio de la Reina, que es preparado por el gobierno nacional del Primer Ministro Tony Blair. Según el sitio web oficial de la monarquía británica, el Rey Jorge V estableció la Orden en 1918. Hoy es «la orden de caballería de la democracia británica. El único criterio para este galardón es el servicio de valor, y la Orden es utilizada en el presente para una amplia gama de actividades útiles». Por cierto que la vida de John Arthur puede ser descrita como plena de actividades útiles. Después de cuatro años como presidente de la Iglesia Adventista en el Reino Unido, se hizo cargo de ADRA para la región Transeuropea, con sede en St. Albans, Inglaterra. Durante estos años fue responsable de coordinar tareas de millones de dólares de ayuda humanitaria, transporte de suministros de emergencia y el inicio de numerosos proyectos de desarrollo en toda Europa, el Medio Oriente, y el Noreste del África. No contento con permanecer detrás de un escritorio, Arthur realizó numerosas visitas a los países donde se enviaban los fondos de ADRA. Frecuentemente, su vida estuvo en riesgo cuando, con varios voluntarios dispuestos del área, entregó grandes ayudas a Albania, Bosnia, Croacia y Serbia, durante el pico de la guerra civil de los Balcanes. Cuando la ciudad de Sarajevo, capital de Bosnia, fue aislada del mundo exterior durante tres años, ADRA fue una de las principales agencias de distribución de alimentos, indumentaria, medicinas y artículos médicos a miles de personas desesperadas. La agencia estuvo a cargo inclusive de la oficina de correos durante el período más oscuro del conflicto. Dos de los 103 voluntarios fueron muertos en acción. Arthur también se mostró activo en publicitar y promover la labor de ADRA en su lugar de origen. Muchos niños escolares recuerdan como Arthur, acompañado por Bill Hamilton, periodista de la BBC, visitó sus escuelas y solicitó ayuda, en especial para los niños de Albania. En ese momento, la tasa de mortalidad infantil de ese país era más de cuatro veces más alta que la del resto de Europa, y muchos infantes morían a los seis meses con un peso menor al que tenían al nacer. Emocionados por el sufrimiento de estas víctimas inocentes de la guerra varias escuelas se unieron y recolectaron suficientes fondos para adquirir respiradores para cada uno de los hospitales de maternidad. El trabajo de Arthur en ADRA también lo ha llevado a Afganistán, Pakistán, Cachemira y Sudán. Fue en este último país que escapó de milagro cuando un grupo tribal atacó con ametralladoras el vehículo donde viajaba. Uno de los mayores defensores de Arthur ha sido Bill Hamilton, que lo conoció durante un informe que preparaba para la BBC acerca de las deplorables condiciones de Albania a comienzos de los años noventa. «He acompañado a John a decenas de escuelas en toda Gran Bretaña para crear conciencia respecto de las necesidades de las personas sin privilegios y derechos. Qué emocionante fue ver a niñitos de sólo cuatro años ocuparse de actividades de recolección de fondos para ayudar a otros niños menos afortunados. Una escuela de High Wycombe recolectó 16.000 libras esterlinas (aproximadamente 30.000 dólares) para adquirir respiradores que en forma directa salvaron muchas vidas». «He visto a John apelar a la subcomisión de la Unión Europea en Bruselas en defensa de los necesitados, y negociar con los primeros ministros en relación con acuerdos de cooperación, y haciendo de enlace con los líderes de otras agencias para asegurarse de que la ayuda estuviera bien coordinada». Al oír las noticias acerca de su galardón, Arthur dijo: «Es la más grande de las sorpresas, y es en realidad un tributo al maravilloso equipo internacional con el que he tenido el privilegio de trabajar. Sus sacrificios incesables en las circunstancias más desesperadas tienen que ser vistos para ser creídos». Arthur está escribiendo una memoria acerca de sus viajes a 106 países del mundo.Todos los derechos reservados (c) 2006 Adventist News Network.

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