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7 de noviembre, 2006 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…. [Taashi Rowe/ANN]

Se espera que la asistencia a la iglesia produzca crecimiento espiritual, no físico. Pero ese no es siempre el caso entre los feligreses de los Estados Unidos, dice el Dr. Ken Ferraro, un investigador de la Purdue University.

Según las noticias de la Universidad Purdue (Purdue University News), Ferraro, un profesor de sociología que ha estudiado la relación entre la religión y el peso corporal desde comienzos de los años 90, analizó las prácticas religiosas y el índice de masa corporal de más de 2.500 personas desde 1986 a 1994. Ferraro halló que los que son religiosos tienen mayor probabilidad de ser obesos que la población general. Los resultados del estudio aparecieron en el número de junio de la revista del estudio científico de la religión ( Journal for the Scientific Study of Religión).

Si bien el estudio señaló a los bautistas como uno de las religiones con feligreses de mayor peso corporal, los líderes de salud de la Iglesia Adventista dicen que los adventistas no están exentos de esto.

El Estudio de Salud Adventista, que se originó en la década de 1970, halló que los adventistas son uno de los grupos más saludables y de mayor expectativa de vida. ¿Pero cuál es la medición actual?

Como no existen estudios actuales que se ocupen específicamente de la obesidad en la feligresía adventista mundial, nadie sabe en realidad la respuesta. Sin embargo, muchos líderes de la iglesia concuerdan en que los adventistas saludables cada vez más se están asemejando a la población en general. Una investigación hecha en 2001 mostró que el 53 por ciento de los adventistas que viven en Australia y Nueva Zelanda tienen sobrepeso.

Los adventistas de los países de la región eclesiástica de Asia Pacífico Norte no parecen tener todavía un problema de obesidad, algo que los líderes de la iglesia relacionan con el estilo de vida.

«El estilo de vida en nuestra región no tiende a contribuir con la obesidad de manera frecuente», dice Glenn Mitchell, director de comunicaciones de la iglesia en la región. «En primer lugar, cuando los miembros de iglesia se reúnen comen sus platos tradicionales, que por lo general no tienen muchas calorías. En segundo lugar, muchas personas de la región todavía caminan bastante para ir de un lugar a otro».

Está claro que pertenecer a una iglesia de por sí no produce obesidad. Pero los líderes adventistas están de acuerdo en que muchas de las tradiciones valoradas por los feligreses pueden contribuir con el aumento de peso. Ferraro explica que muchas actividades religiosas se relacionan con una alimentación altamente calórica que a menudo se sirve en los desayunos de estudios bíblicos y almuerzos de camaradería. A eso hay que sumarle la naturaleza sedentaria de la mayor parte de los programas religiosos, como estar sentado medio día, las reuniones de oración, los estudios bíblicos y los programas del sábado por la tarde, lo que contribuye a aumentar de peso.

El Dr. Allan Handysides, director de ministerios de salud de la Iglesia Adventista mundial, habla de la responsabilidad individual.

«La iglesia está compuesta de miembros individuales», dice. «¿Cómo puede hacer algo la iglesia corporativa en relación con los hábitos alimentarios de la gente?»

Ferraro, sin embargo, dice que las iglesias deben hacer algo al respecto pronto, y explica: «Si los líderes y organizaciones religiosas rechazan el tema, contribuirán a una epidemia que costará millones de dólares al sistema de salud y reducirá la calidad de vida de muchos feligreses».

El programa «Fun, Fit, and Free», desarrollado por un adventista en la ciudad de Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, muestra que las iglesias pueden hacer algo al respecto. Desde 2001, Gwen Foster, directora de salud y estado físico de la ciudad de Filadelfia ha estado implementando programas en lo que una vez fue la «ciudad más obesa» de los Estados Unidos. Desde que Foster –que ha transmitido principios adventistas de salud en varios programas de la ciudad– ha estado trabajando con la ciudad, Filadelfia ha abandonado ese eslogan. Ahora se encuentra en el puesto 23 de entre las 25 ciudades más obesas del país, lo que representa un marcado descenso.

Foster ha llevado las charlas de salud, los programas de ejercicio y las clases de cocina a las oficinas, los hogares, y ahora a las iglesias, ya que cree que como las iglesias tienden a influir sobre los estilos de vida de sus miembros, son el mejor lugar para abogar por una salud mejor.

Richard Willis, director de ministerios de salud de la Iglesia Adventista en Gran Bretaña, dice que el énfasis en la salud de los adventistas se está tornando simplemente retórica.

«Hablamos acerca de la salud pero esto no es una realidad a menudo», dice Willis, y agrega que la tendencia a la obesidad en la Iglesia Adventista es «muy indicativa del estilo de vida en general. Creo que el punto es que la iglesia no ayuda cuando podría hacerlo».

Jonathan Duffy, director de ministerios de salud de la Iglesia Adventista en el Pacífico Sur se muestra de acuerdo, y explica: «La salud fue por mucho tiempo una prueba de religiosidad. Uno era buen adventista porque no hacía esto o aquello, pero ahora uno es un adventista maduro cuando ya no está atado a las 'obras' y uno lo muestra haciendo lo que antes no hacía. Por ejemplo, los adventistas no comían carne o bebían alcohol. De manera que, ¿cómo seguir enfatizando la relación entre la salud y el bienestar espiritual, la teología de la salud?

No existen, por supuesto, respuestas fáciles, pero Handysides dice: «Necesitamos que las personas reconozcan el valor y la belleza de la vida. Si sólo reconocemos el don que Dios nos ha dado, quizá valoraríamos más la vida y nos cuidaríamos mejor».

Handysides agrega que a menudo se piensa que el sábado es un día para sentarse y no hacer nada. «El Señor hizo buenas obras en sábado. Caminó reuniéndose con la gente y sanando a los enfermos».

Willis cree que el guardar el sábado de manera equilibrada debería incluir la actividad física en alguna forma de testificación o en una caminata en el parque o en el campo. «Aún mejor», añade, «los adventistas deberían tener gimnasios en las iglesias. ¡Las familias que juegan juntas, permanecen juntas!

Image by ANN. Red de Noticias Adventistas

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