10 de enero, 2007 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos …[Taashi Rowe/Ann]
Hasta hace apenas poco tiempo, definir la idea de misión en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, era relativamente simple. El trabajo «real» de misión involucraba a miembros de iglesia de países occidentales que se movían a través del mundo para vivir entre grupos de nativos por largos períodos de tiempo, con la esperanza de compartir el evangelio y eventualmente bautizar la gente dentro de la iglesia adventista. Hoy, literalmente, hay cientos de maneras de involucrarse en el trabajo de misión en la iglesia adventista, independiente de ese concepto tradicional del trabajo con diversas culturas.
¿Qué es misión adventista? Depende de a quién se le pregunta. Algunos dicen que misión es ser voluntario en su comunidad local. Otros dicen que misión es un grupo de jóvenes empleando 10 días para construir una iglesia en otra parte del mundo, arriesgando la vida para compartir las nuevas de Cristo con vecinos en áreas fuertemente no cristianas, u ofrecer una pericia de mucha demanda tal como medicina a comunidades donde el proselitismo público es ilegal. Otros aún piensan que misión es trabajar por una institución adventista, una escuela o hospital, por ejemplo, en otra parte del mundo.
Bruce Bauer, un profesor de misiología en la Universidad Andrews, en Berrien Springs, Michigan, dice, «La iglesia adventista está batallando actualmente (con) qué es lo que significa misión». Actualmente hay unos 1,000 misioneros enviados por la sede de la iglesia, alrededor de la mitad de lo que fue antes. Y un análisis minucioso de ese número revela que muchos de esos misioneros son, de hecho, empleados institucionales que no están directamente involucrados en el trabajo de avanzada, o predicando el evangelio a personas que nunca antes lo han oído.
Bauer, quien ha pasado años en el campo misionero tradicional, está preocupado por la cantidad de misioneros que están «trabajando por aquellos que ya son adventistas».
Cuando nuestros primeros líderes de la iglesia reclutaban misioneros, ellos salían como pioneros, como plantadores de iglesias para empezar la obra en algunos países. Iban por largos períodos de tiempo, aprendían el idioma y la cultura y pensaban que iban por el resto de sus vidas. Al llegar las décadas de 1940 y 1950, el trabajo misionero llegó a institucionalizarse más», explica Bauer.
Sin embargo, trabajar por instituciones adventistas todavía es msión, insiste Cheryl Doss, un anterior misionero y director asociado para el Instituto de Misión Mundial en la Universidad Andrews.
«Sí, tenemos la tendencia de concentrar el trabajo de los misioneros en áreas donde hemos tenido éxito», dice Doss, «pero eso no lo convierte a uno en un obrero que no es de avanzada. Nosotros vivíamos en una estación misionera que tenía una escuela de capacitación ministerial. Durante los 10 años que estuvimos allí, siete nuevas iglesias surgieron. Ya habían 250,000 miembros en ese pequeño país, así que, no era algo como un trabajo de pioneros, pero era… una parte importante del trabajo de misión el cual necesita continuar».
En 2005, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ideó una nueva forma de articular su misión. Los líderes de la iglesia hicieron planes para Dílo al Mundo –una consigna que encarna la misión de la iglesia para llevar tantas personas como sea posible a Jesús. La declaración Dilo al Mundo reta a «cinco millones de adventistas del séptimo día de alcanzar, al menos, una persona para Jesús y traerlos a la compañía con la familia de Dios para el 2010». Hablarle al mundo sobre Jesús significaría salirse de los métodos tradicionales.
Una manera tradicional de decirle al mundo ha sido implementada ya por medio de Misión Global, la cual fue creada en 1990 para ayudar a establecer iglesias en áreas donde no había adventistas. El papel de Misión Global es «llegar hasta los no alcanzados con esperanza». Operan mayormente en áreas del mundo que la iglesia llama la ventana 10/40, un término usado para describir un rectángulo geográfico que se extiende desde Africa Occidental, a través del Medio Oriente, hasta el Asia. Desde que Misión Global apareció en escena, ha habido algún crecimiento de la iglesia adventista en esas áreas.
Jon Dybdahl, anterior presidente de la Universidad de Walla Walla y un antiguo misionero, dijo que Misión Global, «totalmente cambia radicalmente la estrategia de misión de la iglesia. En vez de enfatizar la cantidad de personas que llevamos a la pila bautismal, nos centramos en cuántas iglesias podemos iniciar en lugares donde no hay adventistas».
Aunque colmados con elogios por Misión Global, Lester Merklin, director del Instituto de Misión Mundial, se preocupa, no obstante, respecto a su impacto sobre la labor de la misión entre culturas. «Sospecho… que ha dejado una impresión en el mundo occidental que en todas partes del mundo hay nativos que pueden llevar a cabo la misión si les damos un poco de estipendio. La misión es una responsabilidad de la iglesia mundial. No tenemos ningún contacto musulmán en la ventana 10/40 que puede ir y hacer el trabajo de la misión. Requeriría esfuerzo de intercambio cultural».
Aunque hay un descenso visible en misioneros «profesionales» a largo plazo, también ha habido un surgimiento de personas que se ofrecen para trabajo de misión a corto plazo. Personas como Tom Slikikers, a quien la mayoría de las personas no consideraría como misionero. Pero el vicepresidente de S2 Yachts, una compañia de botes con base en Holland, Michigan, jugó una parte importante en la construcción de un monumento de larga duración para Cristo. Con el grupo de misión a corto plazo, Maranatha Volunteers International, Slikkers y su compañía, aplicaron su pericia en la construcción de botes para establecer una iglesia flotante en las alturas del Lago Titicaca en Perú.
Aunque muchos líderes de la iglesia están de acuerdo que su impacto es significativo, los misioneros a corto plazo son otra causa de preocupación para algunos en la iglesia. Tradicionalistas como Bauer, Lester Merklin y otros se preocupan que los misioneros a corto plazo no tienen la capacitación para ser efectivos en otras culturas.
Agrega que los misioneros a largo plazo tienden a pensar de lo que ellos hacen como resultado del «llamado» de Dios en la vida de uno para una gente y lugar en particular. Uno tiene que tener un sentido de que uno está donde Dios quiere que uno esté en ese tiempo y lugar».
Por otra parte, Vernon Parmenter, secretario asociado en la sede de la iglesia, dice que los trabajadores misioneros a corto plazo son una gran ayuda para la iglesia. Él dice que debido a que la iglesia no tiene presupuesto para pagar tantos misioneros como quisiera, han llegado a depender de los misioneros a corto plazo. Por medio del centro de voluntarios que dirige Parmenter, cientos de personas salen para realizar trabajo de misioneros desde dos meses hasta dos años. Dice que mucho de lo que hacen estos voluntarios, predicando y dando estudios bíblicos, se consideraría obra de avanzada de la misión.
Baur dice que no cree en misioneros instantáneos. «Yo tengo dificultad para entender el tipo de personas que son bautizados después de tres semanas sin ninguna buena comprensión de la cultura».
La preocupación de Bauers ha sido expresada por líderes de la iglesia. Vez tras vez, las estadísticas de la iglesia han probado que junto con un enorme influjo de nuevos miembros bautizados en la iglesia después de una campaña evangelística de tres semanas, viene una cuantiosa apostasía meses mas tarde.
Pero la misión a largo plazo no tiene que ser marcada como a corto plazo, dice Scott Griswold, quien dirige el Centro de Estudios Budistas Adventista en Asia. Dice que «misión a corto plazo puede tomar mucho tiempo de los obreros a largo plazo, pero realmente puede inspirar a aquellos que van».
Él comparte la preocupación de Bauers de que la contextualización apropiada del mensaje del evangelio es donde los misioneros a corto plazo tienden a faltar: «Cuando se trata de misión a corto plazo, hay piedras de tropiezo por razón de sus propias perspectivas y creencias. Debemos tratar de entender lo que los nativos creen y entonces presentar la verdad del Señor en formas que ellos puedan entender. Esto no es cambiar el mensaje de Dios sino cambiar la forma como es oído. Sin embargo, la contextualización no es tan importante como depender del Espíritu Santo que es capaz de vencer cualquier barrera, especialmente por medio de su increíble amor divino».
Griswold, quien ha sido misionero por 10 años, aconseja, «Los misioneros a corto plazo deberían escuchar cuidadosamente al campo para ver que es lo que realmente se necesita, en vez de permitir que su agenda empuje lo que sucede. Una asociación cuidadosa a largo plazo con los que frecuentemente van a trabajar a corto plazo a un lugar podría ser de más ayuda».
Kyle Fiess, vicepresidente de mercadeo para Maranatha Volunteers International está de acuerdo que cambiar los corazones y mentes de las personas para la eternidad no sucede en 15 noches en una campaña. Él explica que Maranatha trabaja mayormente en áreas donde ya hay una iglesia adventista preparando a la gente para el bautismo.
«Estamos definitivamente dedicados a la oportunidad para las personas ser misioneros. A través de estas experiencias a corto plazo esperamos influir en la vida de las personas y cambiar la forma en que piensan de la misión», dice Fiess.
Cuando se le pregunta sobre el futuro de la obra en las misiones en la iglesia adventista, Dybdahl expresa una preocupación que muchas «personas en la iglesia, en verdad, conocen muy poco de la iglesia internacional y su misión, historia de la misión y estrategias de ésta».
Bauer está de acuerdo, diciendo que esto se debe a que muchas iglesias adventistas le dan la impresión a los miembros de que no resta nada por hacer. Podemos sentarnos en nuestras mesedoras y esperar a que Cristo venga». Sugiere Bauer que la iglesia redireccione más de sus recursos para las áreas no alcanzadas.
Doss expresó, «Nos espera un largo camino por recorrer. Hay mucha gente que no ha escuchado de Jesús en una forma que para ellos tenga sentido. Tenemos que encontrar personas que tengan voluntad para escuchar y aprender y vivir con ellos. Nota movimientos en esa dirección. Espero y oro que capturemos el momento y encontremos formas que podamos capacitar a la gente para responder al llamado de Dios».
«Participación en la misión es una parte crucial de la experiencia cristiana», dice Gary Krause, director de la Oficina de Misión Adventista en la sede de la iglesia mundial adventista. El suma la necesidad de la iglesia de hacer misión refiriéndose a Mateo 28:19: «Jesús no sugirió o pidió –él nos ordenó ir a todo el mundo. Somos una iglesia mundial con una misión mundial».
Haga clic aquí para leer la declaración de misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
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