5 de junio, 2007 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos… [Taashi Rowe]
El dinero, la infidelidad emocional y la falta de comunicación dieron por terminado el matrimonio de 15 años de una mujer sudafricana.
La mujer, que pidió que no se utilizara su nombre, dice que quería resolver los problemas pero que su esposo se mostró inflexible.
Si bien no hay estadísticas acerca de los adventistas que se divorcian, Willie Oliver, director de ministerios de familia de la Iglesia Adventista en Norteamérica, estima que uno de cada cuatro matrimonios adventistas termina en divorcio. Y dice que intuye que la cifra podía ser aún mayor.
Dado que la Iglesia Adventista enfatiza el matrimonio, Oliver dice que la iglesia es responsable de ayudar los matrimonios mediante programas y seminarios de aconsejamiento.
Oliver dice que si bien el divorcio a veces es inevitable, es posible prevenirlo. Y menciona las conferencias que él y su esposa Elaine ofrecen a las parejas y también para preparar a los pastores para que den el seminario en sus iglesias. El seminario, denominado «A partir de este día», otorga herramientas a las parejas para que puedan mejorar sus matrimonios.
Si bien la conferencia es de particular ayuda a los que tienen serios problemas maritales, Oliver dice que también es buena para los que no están pasando por situaciones difíciles. Para algunos matrimonios, explica, es como una puesta a punto del automóvil.
«Uno no espera hasta que el automóvil se rompe para llevarlo al taller».
Oliver dice que la conferencia «A partir de este día» trata de algunos de los mismos temas que la mujer mencionada al comienzo halló en su propio matrimonio. Los adventistas no se encuentran inmunes a los problemas maritales, dice.
«Los matrimonios adventistas son parte de la sociedad y el vivir en esta sociedad los hace vulnerables a los mismos problemas que tienen los demás».
Aunque podría parecer obvio, Oliver dice que una manera de proteger el matrimonio es estar comprometido. Otra manera es comprender que el matrimonio es algo difícil.
«En el matrimonio, hay dos seres humanos diferentes, ambos imperfectos y que cuentan con nociones de perfección que podrían ser problemáticas», dice Oliver. Necesitan ser realistas y saber que surgirán problemas y que tendrán que saber cómo manejar las diferencias».
Es por eso que las habilidades comunicativas que se enseñan en la conferencia se tornan cruciales. «Muchos vienen con idea de divorciarse pero cambian de parecer porque reciben herramientas y se sienten capacitados de hacer algo para salvar su matrimonio», dice.
Si bien seminarios como éste no siempre están disponibles en muchas partes del mundo, Oliver anima a las iglesias a llevar a cabo sus propios seminarios de enriquecimiento, y menciona un DVD del programa que las iglesias podrían utilizar para llevar a cabo sus propios seminarios.
La mujer de Sudáfrica dice que un programa como este los podría haber ayudado, cuando en su lugar, ambos se guardaron sus luchas personales para sí.
«No sentimos una conexión real con los pastores, ancianos o líderes de iglesia como para involucrarlos en nuestros asuntos privados. Cuando nos abrumaban los sentimientos de culpa, a menudo la iglesia era el último lugar donde nos hubiera gustado estar. Dios estaba allí, pero era más fácil ver a los críticos», dice.
En algunos países el divorcio no es tan aceptable culturalmente. Marianne Aune, directora de ministerios de familia de la región eclesiástica de Medio Oriente, dice que las mujeres divorciadas a menudo quedan sin casa e ingresos, ya que el sistema de beneficios sociales no las acepta.
«Es probable que existan entonces esposas infelices que prefieren soportar su situación antes que arriesgarse a la soledad, el rechazo y la pobreza».
Octofien N. Sumendap, director de ministerios de familia de la región eclesiástica de Asia-Pacífico Sur brinda otro ejemplo: «En una de las tribus, los maridos nunca se divorcian por razones culturales. Cuando alguien se divorcia de su esposa, nadie quiere casarse con sus hijos».
Raisa Ostrovskaya, directora de ministerios de familia de la iglesia en la región Euroasiática ha visto una fuerte correlación entre la consejería premarital y los índices de divorcio.
Ostrovskaya dice que en Kiev, Ucrania, el último año «hubo 50 parejas que fueron a ver a un especialista para pedir ayuda. Alrededor de la mitad de esas parejas estaba cerca del divorcio. Después de las consultas, sólo cuatro parejas decidieron divorciarse. Pero el resto cambió de parecer».
Oliver está de acuerdo en que la consejería premarital es esencial porque «una pareja que no lo haga ya es demasiado».
El matrimonio Oliver coordina un promedio de cuatro conferencias al año. El próximo seminario se llevará a cabo en Denver, Colorado. Si desea más información, visite el sitio web www.adventistfamilyministries.com
Derechos reservados (R) 2007 por Adventist News Network