Beirut, Líbano, 7 de agosto de 2007 … [Personal de ANN]
La sede de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el Medio Oriente se está trasladando desde la nación isleña mediterránea de Chipre, de vuelta a su sede original en Beirut, Líbano.
Los equipos y muebles de la oficina fueron embarcados el 26 de julio a una nueva instalación en Sabtieth Hill, Beirut, y se espera que las operaciones en la nueva ubicación se inicien el 1º de septiembre.
«Este cambio aumentará la credibilidad de la iglesia entre las personas a las que servimos», dijo Kjell Aune, presidente para la Iglesia Adventista en la región del Medio Oriente. «Nuestro personal entenderá mejor la cultura, la manera de pensar, las costumbres, las tensiones y los asuntos de nuestra población».
La sede de la iglesia en la región estaba «funcionalmente paralizada» en medio de la violencia durante la Guerra Civil del Líbano, desde 1975 hasta 1990, dijo el vocero de la iglesia, Alex Elmadjian.
Los dirigentes de la iglesia fueron forzados a evacuar en 1984 y trasladó la sede local a la ciudad de Nicosia, Chipre.
A pesar de la relativa seguridad de su ubicación en Chipre, los líderes de la iglesia pronto se preocuparon porque el aislamiento geopolítico desde el Medio Oriente interferiría con la capacidad de la iglesia para ministrar a los ciudadanos de la región, incluyendo los casi 15.400 adventistas que viven allí.
Aunque los líderes de la iglesia aprobaron el traslado de regreso a El Líbano en 2005, el plan fue retrasado después que explotaron las tensiones entre las fuerzas militares Israelíes y Jezbolá, en julio de 2006.
Dada la volatilidad de la región, algunos han cuestionado el traslado actual de la iglesia. Diversos asesinatos políticos recientes, puntos muertos en lo gubernamental, y choques continuos con los denominados militantes de Al-Qaeda, han exacerbado tales preocupaciones, dijo Elmadjan.
Mientras la situación política en El Líbano permanece «impredecible», muchas personas en la región –excepto algunos extremistas—están «cansados de la guerra», dijo Aune. Él sospecha que las riñas actuales recordarán a los libaneses su guerra civil y así evitarán otro conflicto a gran escala.
«Nadie puede garantizar el futuro de El Líbano o de cualquier otra nación en la región… Sin embargo, algunos de nosotros creemos que el personal de oficina tiene que estar preparado para vivir lado a lado con la gente del Líbano», dijo Aune.
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