28 de marzo, 2008 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos… Elizabeth Lechleitner/ANN

No confinen la espiritualidad a los bancos de la iglesia, dijo en el día de ayer Jan Paulsen, presidente de la Iglesia Adventista mundial, a un grupo de líderes de la iglesia durante declaraciones que buscan una mayor participación de los adventistas en sus comunidades ya que — a pesar de recientes ligeras mejoras en ese aspecto — aún muestran índices bajos en el ministerio más allá del púlpito, según los directivos de la iglesia.

La conducta de los feligreses en la comunidad es «una confirmación o una negación de nuestra fe», dijo Paulsen, añadiendo que «el silencio puede ser tan dañino como pronunciar las palabras equivocadas».

Al dirigirse a los miembros del Concilio de Evangelismo y Testificación reunidos en la sede central de la iglesia cerca de Washington D.C. para una de las dos reuniones administrativas del año, Paulsen dijo que la fe adventista no debería existir solamente en los libros o en los archivos de la iglesia.

«La fe que tenemos no es mejor explicada por académicos o teólogos. Nuestra fe encuentra su expresión más convincente en las palabras y acciones diarias de los cristianos en sus comunidades», dijo Paulsen.

Durante sus comentarios, Paulsen se refirió a una pregunta clave: «¿Quiénes son, al fin y al cabo, los adventistas?», pregunta que se le formulara durante una entrevista reciente con el canal Bloomberg. Paulsen dijo que los adventistas tienen que suplir esa brecha de conocimiento haciendo «que los vean y oigan. … Queremos que la gente nos conozca», dijo.

«Hay momentos cuando uno debe dar un paso atrás y considerar cómo nos ven otros que no comparten nuestra fe,» dijo Paulsen. ¿Qué quieren que los demás vean?», preguntó, y presentó varias características que los adventistas harían bien en adoptar, entre ellas, la compasión, la tolerancia, el respeto y la generosidad.

«¿Estoy hablando de cosas que constituyen el centro del adventismo? — preguntó. Espero que así sea». Cuando los miembros de la comunidad se encuentran con los adventistas, las actitudes y la conducta de los feligreses deberían ilustrar esas cualidades, dijo Paulsen.

«Probablemente, más del 99 por ciento» de las personas que se encuentran con los adventistas no han sido invitados a asistir a la iglesia o consideran que esas reuniones son «una pérdida de tiempo. … Estas personas no estudian Daniel y Apocalipsis. Puede que no conozcan siquiera los valores cristianos esenciales. Tenemos que preguntarnos: ¿Qué quiero que sepan de mi iglesia?»

Los adventistas deberían ser conocidos como «luchadores de la libertad», dijo Paulsen, «no del tipo violento, sino de los que trabajan no solo por las personas que comparten nuestro punto de vista, sino por todos, más allá de sus creencias». Paulsen mencionó los esfuerzos de la iglesia por promover la libertad religiosa en el mundo y añadió: «Quiero que la gente piense que los adventistas son los mayores defensores de la libertad; de la libertad de pensamiento, de la libertad de tener convicciones y de la libertad de comunicarlas».

De las convicciones defendidas por los adventistas, Paulsen dijo que el compromiso de la iglesia con la educación y la vida saludable son dos maneras en que los adventistas pueden influenciar el ámbito público al ofrecer algo relevante en lugar de divisivo.

Durante las discusiones que siguieron a los comentarios de Paulsen, otros líderes de la iglesia realizaron observaciones similares. «En el pasado, ha habido momentos que la gente solo nos veía cuando les pedíamos dinero o procurábamos convertirlos,» dijo Gary Krause, director de la Secretaría de Misión Adventista de la iglesia. Creo que siempre deberíamos tener la ambición de llevar las personas a Jesús, pero a menos que la gente vea que nos preocupamos por ellos aun si nunca deciden llegar a ser adventistas, jamás vamos a ser vistos como una iglesia preocupada por los demás».

Allan Handysides, director del departamento de Ministerios de Salud, dijo que los feligreses deben mantenerse alejados de una «cultura de la negatividad» que lleva a una «religión amarga» en lugar de conducir a un «ministerio de curación».

«La gente está más preocupada con lo que somos que con lo que decimos que somos,» añadió Handysides al referirse a la función de la salud en la obra misionera de la iglesia. El evangelismo solo permite que vean lo que queremos que vean. Pero la testificación, nos guste o no, les permite ver quiénes somos en realidad».

La gente debería ver a los adventistas como pacificadores, pero no como personas que evitan defender los derechos de otros,» dijo Paulsen, y destacó la falta de respuesta de la iglesia durante el genocidio de Ruanda. El silencio ante la presencia del mal es complicidad con lo que está mal. Hablemos desde el púlpito y mostremos con nuestras acciones que nos oponemos a todo lo que produzca odio o incite a la violencia».

Paulsen instó entonces a los líderes de la iglesia en particular a «evitar que la iglesia sea manchada» con siquiera «el aroma de la política partidaria». Los adventistas tienen que ser «un pueblo íntegro» en un tiempo cuando «la corrupción de todo tipo domina los titulares de los medios».

«Quiero que los adventistas sean conocidos como un pueblo honesto que enseña y practica la moralidad, personas que tienen las normas éticas más elevadas, personas que hablan contra la codicia y contra las actitudes egoístas que tanto dañan a la sociedad», dijo.

– Red de Noticias Adventista ANN

Image by ANN. [Fotografía de archivo, ANN]

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