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Montrose, Colorado, Estados Unidos, 9 de septiembre de 2008… Ansel Oliver/ANN

Michael Campbell tuvo que hacer una pausa y contenerse las lágrimas durante su sermón cuando comenzó a hablar acerca de su fallecido abuelo. Entonces, él notó en su teléfono celular un mensaje de texto alentador de parte de alguien en la audiencia: «Oro x ti».

Entonces llegó otro mensaje de aliento: «Getrdone», una referencia a la frase de marca registrada del cómico norteamericano Larry the Cable Guy.

Olvidémonos de pasar papeles con notas. En por lo menos unas pocas iglesias adventistas del séptimo día, enviar mensajes de texto es la forma de compartir durante el servicio de adoración. Y aunque algunos pastores ven el enviar mensajes de texto en la congregación como una distracción, otros están usando la herramienta tecnológica para su provecho.

En lugar de simplemente enviar mensajes a los miembros que no se presentan a la iglesia, unos pocos ministros lo usan para incorporar retroalimentación de la audiencia durante su sermón. Otros dicen que han enviado mensajes a un diácono disimuladamente para preparar la logística de un próximo segmento del culto. En las bancas, algunos feligreses envían mensajes a los amigos en el pasillo, o dan actualizaciones del sermón a un familiar en otra iglesia, a varios estados o regiones de distancia.

Algunos adventistas sienten que es irrespetuoso enviar mensajes de texto en la iglesia, mientras otros piensan que la iglesia necesita adaptarse a la tecnología.

Campbell, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Montrose, ubicada en Montrose, Colorado, usó mensajes de texto durante un sermón reciente acerca de Jesús visitando la casa del recolector de impuestos de baja estatura, Zaqueo. Él pidió a la audiencia que le enviaran por mensaje de texto cómo recibirían a Jesús en su propia casa.

Un chico de trece años de edad dijo que aunque su casa estaría sucia, estaría bien así, porque él le haría a Jesús un «root beer float [un refresco de soda con helado flotando encima], y nos pondríamos a conversar».

«Quería hacer algo creativo y diferente», dijo Campbell, de 30 años. Buscar retroalimentación es una forma de hacer que la predicación sea más relevante, una forma de atraer a los jóvenes adultos hacia la iglesia, dijo él.

«Mis miembros más adultos… dejan que otros lo hagan, porque quieren saber qué tienen para decir los jóvenes de nuestra iglesia», dijo él.

Campbell dijo que él no usa la técnica a menudo, por temor a exagerarse, mezclándola a menudo de una semana a la otra con otras herramientas modernas de predicación, tales como PowerPoint.

Otros ministros han incorporado los mensajes de texto en un servicio. Troy Fitzgerald, de 40 años, pastor de jóvenes en la iglesia de la Universidad de Walla Walla en College Place, Washington, dijo que él pidió a la congregación que sacaran sus teléfonos el sábado anterior al Día de las Madres, y «envíenle un mensaje de texto a mamá».

Pero a veces, los estudiantes incorporan los mensajes de texto en el servicio por su propia cuenta. Fitzgerald dijo que durante el servicio en la capilla él puede mirar hacia abajo desde el balcón y ver media docena de estudiantes enviando mensajes de texto durante el servicio.

Una de sus feligreses, Kaity Beck, de 18 años, dijo que ella no envía mensajes de texto en la iglesia, pero la mayoría de sus amigas lo hace. Las opiniones varían en relación con si ellos deberían hacerlo o no.

«Yo pienso que es un problema con muchos de nuestros jóvenes», dijo Nadeo Henry, de 56 años, un promotor inmobiliario y asistente de oficina medio tiempo en la Primera Iglesia Adventista del Séptimo Día de Denver. «Yo no pienso que ellos estén participando en la adoración—es como si yo me sentara ahí y leyese el periódico Wall Street Journal».

«Por lo menos no están durmiendo», dijo Walt Groff, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Sunset Oaks, en Rocklin, California. Mientras él está predicando, a veces puede ver a su hijo enviando mensajes de texto en la audiencia. La respuesta de su hijo es: «Es acerca del sermón».

«Por lo menos eso es lo que él me dice», dijo Groff.

«¿Cuándo fue que convertimos en una regla que ellos no deben enviar mensajes de texto durante el servicio de adoración?», pregunta Monte Sahlin, de 60 años, director de investigación y proyectos especiales para la iglesia adventista en Ohio. «Durante décadas, la gente ha leído el folleto de jóvenes o los anuncios del boletín, o se han pasado notas el uno al otro durante el servicio en la iglesia».

Algunos predicadores dicen que es su responsabilidad presentar un mensaje que sea relevante e interesante, mientras otros supuestamente han expresado categóricamente que es chocante la idea de enviar mensajes de texto en la iglesia, especialmente al pastor.

«¿Qué es lo que dicen ellos: ‘siga así, pastor, que estoy tratando de dormirme’?», dijo un empleado de la iglesia en Korea del Sur.

Aún así, algunos han dicho que los mensajes de texto llegaron para quedarse.

«También podríamos acostumbrarnos a la idea de que los miembros están enviándose mensajes de texto en la iglesia», dijo Kermit Netteburg, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Beltsville, ubicada en Beltsville, Maryland. «Ellos se están enviando mensajes de texto, sea que nosotros se los pidamos o no».

En el mes de julio, Netteburg, de 63 años, predicó un sermón sobre ideas para el matrimonio, algunas de las cuales vinieron de la audiencia durante el servicio. Más tarde el publicó las ideas que venían de la congregación, en un tablón de anuncios.

«Estoy tratando de traer participación a la predicación», dijo él.

Image by ANN. Megan Brauner/ANN

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