Johannesburgo, Sudáfrica …Rajmund Dabrowski/ANN
El liderazgo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la región sub Sahara de África fue aconsejado y examinado para VIH el 2 de noviembre, según una declaración pública de que la pandemia del VIH/SIDA requiere atención práctica en la comunidad.
“Es bueno saber cuál es mi condición”, dijo Paul Ratsara, presidente de la región del Océano Índico y África del Sur (SID, por sus siglas en inglés). Diciendo que él quería hacer su parte para exterminar el VIH/SIDA, Ratsara fue seguido por su esposa, Dense, para una sesión voluntaria de consejería y evaluación, y fue uno de 54 líderes representando a 23 países en la región.
Una reunión de liderazgo de fin de año en Johannesburgo dedicó un día completo de su agenda de seis días para discutir maneras de enfrentar el problema del VIH/SIA, que afecta a casi cada familia en la región.
Los miembros del comité ejecutivo representan una comunidad de más de 3 millones de adventistas que adoran en 20.000 congregaciones. La División del Océano Índico y África del Sur es considerada una de las áreas de más rápido crecimiento de la iglesia a nivel global.
“En general, esta es una declaración de que, como líderes, estamos tomando seriamente esta situación”, dijo Ratsara. “Aunque estamos haciendo algún progreso en combatir la pandemia, como en Zimbabwe, por ejemplo, la situación es seria”.
“Bautizamos miles de personas, pero muchos de ellos llevan el virus, quizá un 20 por ciento”, dijo el Dr. Alex Llaguno, director de Ministerios de Salud para la iglesia en la región.
“La iglesia debe intensificar sus esfuerzos para darle la vuelta a la situación en una forma práctica”, dijo Llaguno.
En una decisión de enfrentar sistemáticamente los asuntos en los territorios de la SID, Rhoda Nthani, una profesional de salud pública, fue introducida como Coordinadora de VIH/SIDA tiempo completo para la región. Ella implementará un plan estratégico y políticas para trabajar con el liderazgo local e implementar lineamientos y programas ya establecidos en la región sub Sahara de África.
En 2001, la iglesia adventista mundial estableció un centro para el Ministerio Internacional Adventista para el SIDA, en Johannesburgo.
“Nuestro enfoque es reconocer y promover, y es un enfoque en el cual cada iglesia adventista se convierte en un centro de soporte para la comunidad”, dijo el director del centro, Oscar Giordano.
Giordano, con la ayuda de su esposa, la Dra. Eugenia Giordano, presentó un programa de entrenamiento que involucró a miembros del Comité Ejecutivo de la SID, y condujo a la adopción de una Declaración Adventista sobre el VIH/SIDA, por parte del grupo. La declaración incluye un compromiso para cada líder, de involucrarse en la prevención del VIH/SIDA, y “pronunciarse en contra de la estigmatización y discriminación de la gente que vive con SIDA y está afectada por esa enfermedad”.
Evaluando lo que la iglesia debe enfrentar, Tsepiso Sesionana, un sicoterapeuta profesional proveniente de Lesotho, expresó una preocupación de que muchos miembros de iglesia continúan recurriendo a la crítica cuando se confrontan con la situación difícil de una persona.
“Como iglesia estamos enfrentando un dilema”, dijo Sesioana. “¿A dónde va el pastor si es VIH positivo? El ministerio será afectado”.
“Hay silencio en la iglesia acerca del dilema del VIH/SIDA, y muchos están escondiéndose detrás de la ‘rectitud en la conducta’ y la moralidad. Esto debe ser enfrentado”, añadió él.
Asistiendo a las reuniones, Matthew Bediako, secretario de la iglesia mundial, concordó en que las actitudes en la iglesia deben experimentar un cambio.
“Es desafortunado que tendemos a ser muy criticones”, dijo Bediako. “Especialmente cuando se trata de VIH y SIDA, inmediatamente concluimos que la víctima ha sido infiel, y como consecuencia le condenamos. En la iglesia, en lugar de mostrar compasión y misericordia, los evitamos, ni siquiera queremos estar con ellos”.
Él se refirió a una declaración hecha por mujeres provenientes de Lesotho, quienes dijeron que ellas no podían volver a su iglesia buscando ayuda, porque a los miembros no les interesaba.
“Eso nos conmueve”, dijo Bediako. “[Así que,] ¿cuál es nuestra misión en esta tierra? Nuestra misión es tocar a la gente. Si Cristo estuviese aquí en la tierra como él tocaba a los leprosos en su época, yo creo que él hoy no sólo visitaría a las victimas de SIDA, las abrazaría, les daría la bienvenida en su presencia”.
Bediako apeló a la iglesia para “mostrar compasión, amar a nuestras hermanas y hermanos que son víctimas de esta enfermedad”.