19 de marzo 2009, Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…Elizabeth Lechleitner/ANN

Los bancos pueden colapsar y los propietarios de casas pueden finiquitar sus hipotecas, pero Richard Stevenson, adventista del séptimo día y propietario de un pequeño negocio, dice que está orando más que llenándose de pánico estos días.

«He pasado por tiempos más difíciles que estos», dice el aparentemente imperturbable veterano maquinista de su carrera de 25 años en Machine Technólogy, Inc. con sede en el norte de Alabama, donde él y seis empleados fabrican repuestos para el gobierno.

Forzado a recurrir al desempleo y a adaptarse a atenuantes contratos en los últimos meses, Stevenson admite que la recesión mundial está afectando su negocio. Pero dice que el volumen de su negocio, lo predecible de las altas y bajas en su fe, son suficientes para convencerle de que, aún cuando no sostiene márgenes ideales de ganancia, ganará lo suficiente para vivir.

Hay una esperanzada y similar actitud entre muchos otros adventistas dueños de negocios. Llamarlo «cauteloso optimismo» podría ser una expresión – muchos se preocupan que todo el efecto de la recesión no se ha disparado hacia ellos. Pero algunos informan que se están, más bien, beneficiando al cerrarse grandes compañías.

Al cerrarse talleres de reparación de autos en el área de Sacramento, California, Steve Sattelmayer informa que el negocio está «estable» en el taller que abrió su papá en 1961. Los bancos se han vuelto más estrictos y el otorgamiento de crédito ha tenido una inesperada y firme influencia sobre el negocio de Sttelmayers. «La gente está arreglando los carros que tienen, porque no pueden obtener préstamos para comprar nuevos».

Arreglándoselas con menos, con frecuencia significa también, menos empleados. Como muchos otros propietarios de pequeños negocios, cuando salen empleados, en vez de emplear, Sattelmayer y su personal ponen más horas de trabajo para conseguir que se hagan las cosas.»

Aun con recortes, muchos adventistas propietarios de negocios están batallando a medida que la economía se descarrila, pero su fe permanece sólida, dicen ellos.

Muchos negocios tradicionales estables, aun en el campo medico, no están inmunes al descalabro en las finanzas. Kyong Duk Jeon, propietario de una clínica dental en Corea, ha experimentado un decrecimiento de 40 por ciento en el negocio. «Los pacientes solamente vienen para tratamientos de emergencia», dice él. El farmacéutico coreano Sun Ji Kim reporta una aguda reducción similar en ventas de medicamentos que no requieren prescripción. Ambos propietarios de negocios han prescrito recortes en gastos generales y congelación de empleo.

«Escucho las noticias y no veo que las cosas estén mejorando», dice Scott Alvord, propietario de un salón café. «Estoy preocupado, pero sé que el Señor controla al fin de cuentas». Scott y su esposa Karen son propietarios de A Dash of Panache, un salón de café y té que abrieron en el centro de Roseville, California en 2005. «Aún no tenemos ganancias», dice Alvord, agregando que el patrimonio neto de su residencia está financiando del todo su negocio. Nuestros bolsillos, antes profundos, están casi vacíos».

Debido a que la mayoría de los restaurantes con frecuencia consiguen el 50% de sus ingresos el viernes por la noche y el sábado -horas en que los adventistas han decidido no abrir sus negocios -Alvord dice que ser un propietario adventista de un restaurante, es difícil, con o sin recesión.

Con la esperanza de mantener una clientela buena en las horas de servicio -almuerzo y cena -él niveló los precios en el negocio hace dos años. Cuando dos salones de té similares en el área cerraron el año pasado, los Alvords obtuvieron algún residual de negocio, pero «la gente en general está saliendo menos a comer fuera estos días», dice él, agregando que muchos restaurantes en el área están, o bromeando sobre una clientela base en declive, o cerrando.

Para atar los cabos, él mantiene un segundo negocio desarrollando sitios Web y software particulares. «Eso es lo que con toda probabilidad estoy haciendo entre la media noche y tres de la mañana», dice él.

El antes inversionista bancario con sede en Florida, Devon Hines, también bracea entre dos negocios para mantenerse a flote. Hines lanzó Pulse Service Solutions en el 2001, pero dice que las compañías están difícilmente clamando por servicios de consultoría por el actual clima económico. «No están preguntando, ‘¿Cómo puedo presentar más atractivamente mi producto?' O, ‘¿cómo puedo expandir?' Sólo piensan en sobrevivir»

Ofrecer servicios relevantes a una recesión, tales como reorganizar y optimizar recursos, le ha ayudado a adaptarse a las necesidades de propietarios de negocios tensionados, pero Hines dice que él está más optimista respecto al futuro de su segundo negocio, Dah Music Linx, el cual conecta músicos y artistas con organizadores de eventos y asistentes a conciertos.

Es más probable que la gente vire hacia su lado espiritual en tiempos difíciles, observó Hines. Lo que eso significa es que, aun el cliente más cauteloso con las finanzas, «gasta, de vez en cuando, $10 para ir a un concierto que lo inspire», dice Hines. «Es casi un medicamento para la depresión y la tensión acerca de la economía».

Sin embargo, Jacob John, propietario de un despacho musical en India, dice que la demanda por álbumes musicales de parte de tiendas de discos ha caído porque menos personas están comprando música. Pero aún con un negocio en el que las actividades han cesado y las futuras son prevenidas, John dice que cree que Dios «nunca falla», un pensamiento que el encuentra fortalecedor de la fe.

Danielle Tyler-Pires, agente de hipotecas de la temporada está de acuerdo que una vigorosa base espiritual puede asegurar un negocio durante una conmoción financiera. «Tengo clientes que van a venir para pedirme que ore por ellos solamente», dice ella. Estas consultas no están confinadas a la oficina de Lighthouse Financial, Inc., la firma de hipotecas de la cual ella es propietaria en el sur de California. Tyler-Pires pasó su última víspera de Navidad en la sala de su casa con un cliente. «Empleamos cuatro horas orando y tratando de descifrar de qué podían deshacerse».

El énfasis de Tyler-Pires' sobre construir relaciones con sus clientes ha vigorizado los referidos, pero solo una base de rigidez con la clientela no se traduce en ganancia, dice ella. Los gastos generales bajos ayudan a mantener manejables los costos, pero Tyler-Pires todavía está preocupada a cerca de su negocio. «¿Cómo brego con el asunto? Cada día debo depender más del Señor».

Audrey Balderstone, presidente de Adventist-laymen's Services and Industries [ASI] (servicios e industrias de laicos adventistas) en el Reino Unido, dice que «un agudo descenso» en su compañía de topografía y jardinería, aunque con problemas, es también una oportunidad para confiar en Dios. El jamás nos ha fallado», dice ella.

En Jamaica, Marston Thomas, vicepresidente regional de ASI dice que la recesión está agobiando a los negocios de adventistas con algunos viendo una merma del 50 por ciento en meses recientes.

Hace poco, algo como 200 propietarios de negocios adventistas asistieron a seminarios organizados por ASI en Jamaica del este, donde la banca local y personas de negocio ofrecieron ideas de cómo sobrevivir a la tormenta económica, dijo Thomas. Para darle seguimiento, él ha organizado un grupo que investigará los trabajos a prueba de recesión para miembros de la iglesia que están considerando iniciar negocios.

«Con la ayuda de Dios, esperamos que estas medidas no saquen adelante».

Image by ANN. Cortesía de la familia Alvord

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