24 de junio 2010, Atlanta, Georgia, Estados Unidos…Arin Gencer/ANN
Un enredo de voces llena los skyboxes (cajas colgantes) que guindan sobre el piso del Georgia Dome, cuando un orador después de otro toma el escenario durante la 59 sesión de la iglesia adventista del séptimo día a nivel mundial.
Ruso, vietnamés, rumano, japonés. Estos son solo unos pocos de los más de una docena de idiomas disponibles para la persona que busca algo fuera del inglés, el idioma oficial de negocios de la iglesia.
En la denominación protestante global que es la iglesia adventista, los más de 150 intérpretes simultáneos en la sesión son cruciales para asegurar de que los delegados y visitantes estén entiendan lo mismo.
Aunque varios de los intérpretes de este año han usado sus habilidades en sus iglesias locales y asociaciones antes, trabajar para la Sesión es una nueva oportunidad que muchos dijeron, sencillamente, no podían fallar.
«Estas personas son, en realidad muy eficientes», dijo Odette Ferreira, coordinadora de interpretación para un grupo mayormente compuesto de voluntarios. «Este tipo de trabajo, en verdad, fríe tu cerebro».
Los hombres y mujeres que hacen ese trabajo – que fríe el cerebro – vestidos con sus auriculares, pasarán los próximos días pensando rápido al esforzarse en no sólo seguir cada orador u oradora, pero incluso anticipar su elocución siguientes.
«Uno no sabe qué viene. No conozco el trasfondo del orador u oradora o su léxico», dijo Toki Kawakami, un novato intérprete japonés y estudiante en Hartland College en Virginia. «Tenemos que ‘leer' en lo que van a decir y, tal vez, corregir, más adelante, si lo que se dijo estaba equivocado… Es emocionante».
En verdad, dijo Rolf Poehler, que viajó a la Sesión desde Hannover, Alemania, el reto de interpretar es un drenaje en sí mismo. El trabajo requiere un nivel de concentración particular, dijo Poehlerd, agregando que él debe ajustar la receptividad de sus tres compañeros intérpretes – que todos hablan idiomas diferentes – que comparten el cubículo, siguen los debates de los delegados y entienden las reglas del orden en las reuniones.
«Sencillamente, me gusta», dijo él.
En general, se espera que los intérpretes trabajen una hora a la vez, dijo Ferreira, asumiendo que hay suficientes de ellos disponibles para cubrir un idioma en particular. Aunque casi cualquiera está listo para traducir en los servicios de adoración, agregó ella, «nadie quiere traducir el Reporte de la Tesorería», ya que los números presentan algún reto en otros idiomas.
En inglés, por ejemplo, la palabra para «97» tiene cuatro sílabas. En francés, sin embargo, se traduce como «80 más 10 más 7″, dijo Ferreira. Es pura locura, todos esos números grandes».
Las palabras ofrecen otro tipo de reto, dijo el traductor rumano, Laurentiu Nistor, cuando los traductores tratan de expresar las expresiones idiomáticas a una audiencia internacional.
«Usted espera entender las cosas que se dicen entre líneas», dijo Nistor. » Uno no está sencillamente recitando después del orador… Uno está asimilando lo que se dice, y entonces lo dice en sus propios pensamientos, que es básicamente como participar en el discurso. Es agotador — pero también [estimulante]. »
A pesar de esos obstáculos, los intérpretes dicen que sienten la importancia de su papel, y que la toman en serio. «Es un privilegio para mí», dijo David Barrozo, que organiza los traductores portugueses. «Creo que la mayoría de la gente que está allá abajo no habla inglés, así que este trabajo — este servicio — es muy importante para la iglesia».
Sin la traducción, mientras que los delegados en el piso del Dome pueden ver los gestos y las emociones de la gente en el escenario, «no pueden entender una palabra de lo que se trata todo alrededor», dijo Oleg Voronyuk, coordinador ruso. «Entonces entramos con la palabra interpretación, y eso en conjunto hace sentido».