1 de julio, 2010 – Atlanta, Georgia, Estados Unidos…Elizabeth Lechieitner/ANN

El máximo liderazgo de la Iglesia Adventista del Séptimo votó esta mañana aclarar aún más la definición de matrimonio expresada en el Manual de la Iglesia de la organización mundial.

El voto, que agrega la frase «entre un varón y una hembra» a una declaración que previamente decía, «El matrimonio, así instituido por Dios, es una relación monógama, heterosexual», se dio durante deliberaciones continuadas esta semana de 95 cambios propuestos al Manual.

La definición aprobada hoy está a tono con el cambio original propuesto por el Comité del Manual de Iglesia, pero su aprobación no se dio fácilmente o rápido. Durante la hora y media de deliberación, los delegados hicieron frente a una cantidad de mociones, enmiendas, enmiendas a enmiendas anteriores y aún a una enmienda para reconsiderar.

«Ustedes comprenden que nos hemos llevado a nosotros mismos a lo profundo de la jungla, y ahora tratamos encontrar una salida», dijo Pardon Mwansa, vicepresidente de la iglesia a nivel mundial, cuando la confusión y la frustración se acumularon en la sala.

Era claro que una abrumadora mayoría de delegados favorecía la nueva redacción, pero algunos delegados expresaron preocupaciones que eso distanciara a los homosexuales de la iglesia adventista y podría dejar sin protección a los niños de los matrimonios forzados.

Jeroen Tuinstra, un representante de la región Transeuropea de la iglesia propuso la primera enmienda, sugiriendo la siguiente redacción: «El matrimonio es una relación monógama, de amor, de mutuo consentimiento entre dos adultos». Explicó que el texto vigente podría ser interpretado para permitir matrimonios forzados.

«Aún más, creo que nuestra iglesia es una de naturaleza abierta, no cerrada… una iglesia generosa, no condenadora», agregó Tuinstra, diciendo que la redacción aislaría aún más a los homosexuales y lesbianas de la iglesia.

Su proposición no fue acogida favorablemente en la sala. Reno Paotonu, del Pacífico Sur, dijo que estaba «estupefacto» de oír tal declaración de un miembro de la delegación.

Por las limitaciones del tiempo, Mwansa y otros moderadores establecieron que la deliberación sobre la enmienda fuera de 10 minutos, con un minuto para cada comentario.

Los delegados de las regiones de la iglesia de Norteamérica, del Océano Índico Sudafricano y África Central del Oeste, todos expresaron vigorosa oposición a la enmienda.

«Podemos ser afables y todavía mantener nuestras normas de lo correcto y lo errado que Dios ha establecido», dijo un delegado de Norteamérica, agregando que su hermano es homosexual.

Passmore N. Mulambo, de la región del Océano Índico Sudafricano asintió, «Al practicar el amor, la consideración y la generalidad, no necesitamos perder de vista nuestra orientación teológica», dijo él.

El colega de Mulambo, Tinto Ngulube, fue más allá, apelando para que el Manual incluya una «declaración clara condenando la homosexualidad de la manera que condenamos el adulterio».
Switta Stevens, de África Central del Este, dijo que llamar el pecado «con nombre y apellido» es una forma de «proclamar la gracia de Jesús».

A medida que los delegados expresaban sus censuras al matrimonio homosexual, algunos señalaron que parte de la enmienda propuesta por Tuinstra fue eclipsada.

«Creo que estamos olvidando la parte que busca proteger contra el matrimonio de los niños», dijo Brigit Phillipsen, de África Central del Este. «Esto no debería perderse en la discusión».

Poco después, Stephen Logan de la región Transeuropea hizo la moción de la enmienda de Phillpsen, proponiendo la siguiente fraseología: «El matrimonio, así instituido por Dios, es una relación de consentimiento, adulta, heterosexual entre un varón y una hembra».

Varios delegados dijeron que, aunque estaban de acuerdo con la intención de la enmienda, les preocupaba que, por cuanto la definición de adulto varía según la región, la iglesia puede estarse abriendo a sí misma a la legislación, en vez de sencillamente orientar, comportamiento.

La enmienda, sin embargo, pasó unánimemente. Cuando los delegados decidieron aceptar el capítulo completo del Manual que contenía la definición de «matrimonio», el abogado general de la iglesia, Karnik Doukmetzian, le informó a los delegados que habían creado un acertijo: al proponer la enmienda, pusieron a la iglesia en una posición legalmente difícil, pero aceptar el capítulo les bloquearía echar atrás la decisión.

Un delegado sugirió referir el capítulo completo de nuevo al Comité del Manual de Iglesia, pero Mwansa les recordó que, debido a las limitaciones del tiempo – la Sesión termina esta semana – la iglesia estaría atollada con el lenguaje antiguo por otros cinco años. Esa definición utiliza solo «monógamo y heterosexual» para describir el matrimonio.

Para remediar la situación, los delegados votaron reconsiderar la enmienda que incluía la frase «adulto consenso». Con su rechazo, los delegados pudieron, entonces, votar sobre la fraseología original propuesta por el Comité del Manual de Iglesia.

Una amplia mayoría de los delegados levantaron sus tarjetas de votar amarillas.

«Gracias, está votado. ¡Fue un exitazo!

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