18 de julio de 2013 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…Red de Noticias Adventistas

La Prisión Civil de Lomé está atestada. Hace mucho calor. Está al aire libre, como un bazar lleno de gente, pero sin tiendas. Los prisioneros duermen en grupos de ochenta por celda, lado a lado. Cada vez que se mueven durante la noche, se tocan y golpean con otros reclusos. Si pagan cierta cantidad de dinero, pueden dormir en una celda con solo 26 reclusos más.

De vez en cuando, el pastor António Monteiro tiene el lujo e dormir en un colchón.

«No sé si hay muchas personas que podrían pasar siquiera un día allí», dice John Graz, el director del departamento de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista mundial, y quien ha visitado a Monteiro en la prisión.

«Está atestado y es un lugar sucio; la higiene es prácticamente inexistente», dice Graz. «No quiero ni imaginar lo que deben ser los baños del lugar».

En mayo, el blog «Movimiento de los Ciudadanos por la Verdad» publicó fotografías después de lluvias torrenciales que mostraron la prisión inundada. Los prisioneros tenían que caminar con el agua hasta los tobillos.

Este ha sido el hogar de Monteiro por casi quinientos días. Él y otros adventistas, Bruno Amah, Beteynam Raphael Kpiki Sama y Kpatcha Simliya han vivido en este lugar mientras aguardan que les fijen la fecha del juicio o que sean liberados.

En prisión, el pastor António Monteiro (izquierda), participa de una ceremonia de lavado de pies, que es una tradición que forma parte de la Cena del Señor, y es uno de los sacramentos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Monteiro ha estado detenido en la prisión en Lomé (Togo) durante casi quinientos días sin ir a juicio.

Monteiro cree que llegará el día cuando esta terrible situación llegue a su fin, «en los tiempos de Dios», dice. Por ahora, dice que le preocupa la salud de los prisioneros, dado que hay mil reclusos en una instalación hecha para albergar a seiscientos.

Un editorial del pasado 18 de junio en el periódico local La Symphonie expresó: «Si creemos la información sobre la continua degradación de la salud de esos prisioneros, existe el fuerte temor de que, uno a uno, vayan muriendo».

Las esposas de Monteiro y Amah los visitan una vez al día para llevarles alimentos. Tienen que pagar dos dólares cada vez que van a la prisión. Los miembros adventistas del país han estado orando junto con la iglesia mundial pidiendo la liberación de estos hombres, pero no pueden hacer mucho más que eso.

La obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día comenzó en Togo en 1956, gracias al colportor (vendedor de libros) adventsita Georges Vaysse, según la Enciclopedia Adventista. En 1964, un misionero de Costa de Marfil fue enviado a trabajar con el naciente grupo de creyentes adventistas.

Hoy día hay casi seis mil adventistas en una población de alrededor de 7,1 millones de personas. Alrededor del treinta por ciento de la población es cristiana, un veinte por ciento musulmana, y alrededor del cincuenta por ciento tiene creencias basadas en las religiones tradicionales africanas. Muchas de ellas incluyen a los animistas y a los que practican el vudú, que a menudo incluye la utilización de partes de animales y de sangre como parte de sus ceremonias.

Monteiro está en prisión acusado de homicidio y conspiración para operar una red de tráfico de sangre. Los diplomáticos, embajadores y líderes de la Iglesia Adventista no pueden entender cómo la policía y los funcionarios del gobierno pueden haber confundido a los adventistas con los grupos que usan sangre como parte de sus ceremonias religiosas.

«Estas prácticas son desconocidas en nuestra iglesia», dijo Guy Roger, presidente de la Unión Misión del Sahel y jefe de Monteiro.

Los líderes de la iglesia dicen que en Togo hay una falta de conocimiento sobre la Iglesia Adventista y sus prácticas.

Según un informe policial del pasado 22 de marzo de 2012, el comisario jefe Gaté N’Zonou preguntó a Monteiro por qué su acusador, que posee una historia documentada de inestabilidad mental, dijo que en las ceremonias adventistas se usaba sangre.

«El señor Simliya es un adventista, así como usted, y él ha confirmado que en su iglesia, la sangre tiene el secreto de dar riquezas y grandezas a la gente. ¿Qué puede decir al respecto?, preguntó N’Zonou a Monteiro.

«No sé nada sobre ello, dado que nuestra iglesia está fundamentada en la Biblia», dijo Monteiro.

John Graz, el director de relaciones públicas de la denominación, afirmó que es una acusación «estrafalaria». Para él, esto enseña la lección de que la Iglesia Adventista tiene que enfatizar la tarea de sus relaciones públicas y con los medios en todo el mundo.

En algunas partes del mundo, la Iglesia Adventista es pequeña en número de miembros, y es incorrectamente denominada una secta, dijo Graz. «Desafortunadamente, en muchos lugares no se ha hecho demasiado para cambiar esa percepción. Por lo tanto, las prioridades de los líderes de la iglesia tienen que ajustarse a esto».

«Tenemos una responsabilidad», siguió diciendo Graz. Esa es una de las lecciones que se desprende de esto: necesitamos apuntalar nuestros esfuerzos de relaciones públicas y de comunicación en todo el mundo. Necesitamos conocer a líderes de los gobiernos y de otras religiones, y necesitamos una presencia periódica en los medios. Mantenerse aislados jamás ha sido una buena estrategia para las minorías».

En efecto, algunos líderes de la iglesia sienten que el gobierno de Togo ha escogido gente para acusarla arbitrariamente de los asesinatos de varias jóvenes en mayo de 2011.

Gibert Wari, presidente de la División de África Centro Occidental de la Iglesia Adventista, fue citado en un informe de ANN del pasado 27 de septiembre de 2012, cuando expresó: «Al comienzo pudimos ver que el gobierno creyó que estaban tratando con una pequeña iglesia periférica, pero  ahora, con este nievel de apoyo y movilización, pueden ver que la Iglesia Adventista es una iglesia mundial».

Los funcionarios de Cabo Verde, el país de origen de Monteiro, hace poco publicaron en línea sus planes de seguir llevando a cabo esfuerzos diplomáticos para garantizar la liberación de Monteiro. Jorge Carlos Fonseca, el presidente de Cabo Verde, está enviando un embajador a Togo con el propósito específico de seguir el caso, según se detalla en un anuncio del pasado 9 de julio de 2013.

El próximo 27 de julio, la iglesia mundial llevará a cabo una vez más un día de oración para pedir la liberación de Monteiro. Decenas de miles de congregaciones están planeando participar en una muestra de apoyo al cumplirse el 500° día desde su detención.

Sin embargo, más allá de cómo resulte la situación, los líderes adventistas de Togo dicen que los meimbros están deseosos de seguir sirviendo a la comunidad, patrocinando eventos como mentores de los jóvenes y ayudando a los necesitados por medio de la obra asistencial.

«Queremos la reconciliación con el gobierno de Togo después de que Monteiro sea liberado de la prisión», dijo Roger. «Pero por ahora, solo queremos que sea liberado».

—si desea más información, visite el sitio pray4togo.com.

Traducción de Marcos Paseggi

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