Jamaica: Ministro de Seguridad Nacional pide que los jóvenes adventistas se unan para lograr cambios
Más de tres mil jóvenes de toda Jamaica se reunieron en el Centro Cívico Old Harbour de St. Catherine después de marchar el pasado 19 de abril de 2014 por las calles con carteles y pasacalles pidiendo un país libre de delitos. Imagen de Nigel Coke/DIA
23 de abril de 2014 – Old Harbour, St. Catherine, Jamaica…Nigel Coke/DIA
Peter Bunting, Ministro de Seguridad Nacional, se dirige a los miles de jóvenes adventistas el pasado 19 de abril de 2014 como finalización de un Camporee de Jóvenes en Old Harbour, St. Catherine, Jamaica. Imágenes de Nigel Coke/DIA
Peter Bunting, Ministro de Seguridad Nacional, hizo un llamado a los jóvenes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día para que sean agentes de esperanza y cambio, durante un impacto comunitario el pasado sábado 19 de abril de 2014 en Old Harbour, en la región de Jamaica Central.
Al hablar ante más de tres mil jóvenes en el Centro Cívico Old Harbour, después de marchar por las calles con mensajes en contra de la violencia, el ministro Bunting recordó a los jóvenes que la iglesia no solo se debería ocupar de ganar almas, sino también de luchar contra el delito. Al referirse a estadísticas que dan cuenta del número de iglesias y del elevado nivel de crímenes y violencia que hay en Jamaica, el ministro Bunting preguntó si algún pastor puede sentirse satisfecho dirigiendo una iglesia en una comunidad del país donde un número tan elevado de jóvenes ha sido asesinado, o acribillado, violado o atacado.
Bunting explicó que a lo largo de la historia de la isla y en cuestiones de justicia, las iglesias han tenido un papel preponderante a la hora de producir cambios tanto antes como después de la emancipación de la esclavitud. El cambio se produjo gracias a las muchas clases de Biblia y reuniones de oración llevadas a cabo en los hogares, los mercados y los parques, añadió Bunting.
«Cuando Nehemías quiso reconstruir la confianza del pueblo de Judá, debido a que los muros estaban destruidos, se propuso pedirle a la gente que comenzara con el muro frente a sus casas», dijo Bunting al citar el libro bíblico de Nehemías.
«Estoy convencido de que si cada uno y cada iglesia de Jamaica comienza con el muro de su propia casa dentro de la comunidad en la que les toca operar, y se dedican a la prevención de la violencia como una de las cuestiones o trabajos por medio de los cuales puede demostrar su fe, entonces creo que veremos que el país dará un vuelco para bien, y comenzaremos a ser testigos del progreso de la nación», fue el desafío de Bunting.
El cambio tiene que comenzar con cada uno
El pastor Everett Brown, presidente de la iglesia en Jamaica, desafía a los jóvenes adventistas para que sean moldeados e influidos por la Palabra de Dios, y que «no permitan que nos convirtamos en rehenes en las manos de la maldad para continuar con este ciclo de pecado y de violencia».
Uniéndose al ministro Bunting en su iniciativa «Unidos para el cambio», el pastor Everett Brown, presidente de la Iglesia Adventista en Jamaica, dijo a los jóvenes que para que ellos puedan participar de manera efectiva en el cambio, ese cambio tiene que comenzar en cada uno de ellos.
«Jóvenes: vuestro vocabulario, vuestras acciones tienen que ser moldeadas e influidas por la Palabra de Dios», dijo el pastor Brown. «Permitan que Cristo tome el control de vuestras mentes. No podemos permitir que lleguemos a ser rehenes en las manos de la maldad para continuar con este ciclo de pecado y de violencia».
El pastor Brown siguió diciendo que la Iglesia Adventista no tiene que buscar en el gobierno los recursos para comenzar a transformar y cambiar a Jamaica.
«Dios tiene poder para cambiar y transformar vidas, y ese cambio y transformación tiene que comenzar en vuestros corazones y mentes. Dios quiere usaros como instrumentos de cambio, como instrumentos de esperanza para la nación», fue el desafío de Brown.
El impacto de la Iglesia Adventista fue parte de un Camporee de Jóvenes, organizado por el departamento de Ministerios Jóvenes en el Campamento Verley, en la Aldea Spring, St. Catherine.
Traducción de Marcos Paseggi