4 de noviembre de 2014 | Julio C. Muñoz, División Norteamericana/AR

Daniel R. Jackson, presidente de la División Norteamericana, presenta su informe anual en el Concilio de Fin de Año de la Iglesia Adventista en Norteamérica. Imagen de Dan Weber/NAD

Los líderes de la División Norteamericana han dado los primeros pasos para trasladar la sede regional desde el edificio de la Asociación General en Silver Spring (Maryland, Estados Unidos), a otra ubicación en el área de Washington D.C.

Después de una tarde de animado debate, la Junta Directiva del territorio tomó dos votos respecto de la reubicación potencial de la sede central: aceptar una recomendación de parte del Consejo de la División Norteamericana y de los directivos de la uniones y de la división, o NADOUP, de que la sede central sea trasladada a otro lugar dentro del área de Washington, y que la división proceda con el proceso de reubicación.

Un informe presentado por Tom Evans, el tesorero de la división, comparó los gastos de traslado y la recuperación de los costos si la sede central se trasladara a Dallas, Denver, Atlanta, o si permaneciera en la zona de Washington. El informe, preparado por JLL, una firma consultora que se especializa en propiedades inmuebles corporativas, e incluye traslados corporativos, permitió que el NADOUP determinara que permanecer en la zona de Washington podría ser la medida más prudente.

Además de los datos financieros, Daniel R. Jackson, el presidente de la división, enumeró diez consideraciones no financieras que motivaron la decisión del NADOUP. Entre ellas se menciona el acceso a individuos, aeropuertos e iglesias calificadas, así como instituciones educativas para los empleados y sus familias. La primera razón no financiera dada fue la autodeterminación.

«La Iglesia Adventista de Norteamérica tiene la necesidad de tener su mensaje y estrategias particulares que sean relevantes para la obra en su territorio», dijo Jackson a los líderes de la iglesia de los Estados Unidos, Canadá, Bermuda y Micronesia. «Aunque el movimiento adventista comenzó en Norteamérica, somos una de las divisiones más jóvenes de la iglesia, y es tiempo de que crezcamos y dejemos la casa de nuestros padres».

Los asistentes oran durante las reuniones de la División Norteamericana el lunes 3 de noviembre pasado. Imagen de Dan Weber/NAD

El mes pasado, durante el Concilio Anual, los miembros de la Junta Directiva de la Asociación General aprobaron una recomendación de la tesorería de la Asociación General de apoyar la solicitud de la División Norteamericana de analizar la idea de trasladar su sede fuera del edificio de la Asociación General. Si la división escogía trasladarse, la Asociación General les daría tres millones de dólares para ayudarlos con la transición.

«Esto jamás debería ser tratado como una iniciativa para sacarlos del edificio. Todo lo contrario», dijo Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista mundial, a los delegados al Concilio Anual después de la votación.

Robert E. Lemon, el tesorero de la Asociación General, dijo que la división podía permanecer en el edificio si así lo deseaba, pero que la Asociación General también apoyaba plenamente la iniciativa que tenían de trasladarse y definir aún más su propia identidad.

«Esta medida no representa un distanciamiento de la misión o el propósito que comparten con la Asociación General», dijo Lemon. «La División Norteamericana siempre ha sido y sigue siendo la columna vertebral de apoyo, tanto financiero como misionológico, de la obra mundial de la iglesia».

No se han establecido plazos para el posible traslado.

Traducción de Marcos Paseggi

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