16 de abril de 2015 | Falmouth Gardens, Trelawny, Jamaica | Dyhann Buddoo-Fletcher/Adventist Review
Pasarse más de treinta años sin cortarse el cabello no descalificó a un jamaiquino de 66 años para que diera el paso del bautismo.
A pesar de ello, su decisión de salir disparado de una reunión de evangelización y buscar una peluquería el domingo por la noche convenció al pastor de que el hombre estaba dispuesto a sacrificarlo todo por Cristo.
George Johnson, un rastafari que había tomado el voto nazareo de no cortarse el cabello, expresó ante una atónita audiencia en una tienda de campaña adventista en el norte de Jamaica que en el pasado, había creído que el exemperador de Etiopía era divino y había hecho planes de mudarse al África.
Ahora, sin embargo, su lealtad era hacia el Dios Creador y dijo que anhelaba ir al cielo.
«Aun si tuviera que cortarle la mano para aceptar a Jesucristo como mi Señor y Salvador, lo haría», dijo Johnson ya afeitado y con el cabello corto al momento de su bautismo.
Con la voz quebrada por la emoción, añadió: «Nadie me forzó a bautizarme. Ninguna mujer me sedujo. Escucho que dicen que Haile Selassie es Dios, pero mi Dios creó los cielos y la tierra».
Como resultado del testimonio de Johnson, varias personas decidieron aceptar a Cristo y ser bautizadas durante la campaña de evangelización de cuatro semanas bajo el lema «Prepárate para encontrarte con tu Dios» que se llevó a cabo el mes pasado. Un total de quince personas fueron bautizadas.
Johnson pidió ser bautizado después de decidir que su búsqueda durante décadas de una iglesia que enseñara la verdad de la Biblia había llegado a su fin en la tienda de reuniones. Había vivido más de tres décadas como un devoto rastafari, parte de un movimiento religioso que surgió en los barrios más pobres de Jamaica en las décadas de 1920 y 1930.
Los rastafari están unidos por el orgullo de su herencia africana y la creencia en la divinidad del fallecido emperador etíope Haile Selassie I. Su estilo de vida suele incluir el cabello con rastas, el ritual de usar marihuana, la abstención de beber alcohol y el vegetarianismo.
¿Las rastas o Jesús?
Johnson dijo que había visitado muchas iglesias antes de asistir a reuniones de evangelización en la ciudad de Falmouth Gardens.
«Durante sesenta años he estado en oscuridad», dijo. «Cuando fui a la campaña, escuché predicar al evangelista. Mis ojos fueron abiertos. Las buenas nuevas llenaron mi corazón. Encontré mi iglesia, ¡y no pienso dejarla!
El camino hacia el bautismo no fue fácil. Johnson decidió dar su corazón a Jesús al comienzo de la segunda semana de reuniones. El pastor local Carlington Hylton, sin embargo, no estaba seguro de que el hombre estuviera listo. Los dos dialogaron antes de que comenzara la reunión de evangelización el domingo por la noche.
«Fui a la tienda temprano, a eso de las 18.30, para conocer bien a los candidatos que habían traído los instructores bíblicos», dijo Hylton. «Me mostraron a George, que estaba sentado en los primeros asientos de la tienda, aguardando su bautismo. Le pregunté al instructor bíblico si habían hablado con él de sus cabellos, y me contestó que no».
Hylton habló con Johnson sobre sus creencias religiosas.
«Le pregunté si era rastafari o si sus trenzas eran tan solo parte de su estilo», dijo el pastor. «Él me dijo que era rastafari y que esperaba regresar a África, de donde eran sus antepasados. Dijo que había tomado el voto de los nazareos, y que su cabello era su pacto, que no debía ser cortado».
Hylton cuenta que se dio cuenta de que Johnson necesitaba más tiempo. Le aseguró a Johnson que no se le estaba negando el bautismo, e hizo los arreglos para reunirse con él al día siguiente para seguir estudiando la Biblia.
«¿Who Is This Man?”
Sin embargo, esa misma noche, después de escuchar la predicación del evangelista Livingston Burgess, Johnson desapareció, para reaparecer en la fila de candidatos al bautismo.
«¿Quién es este hombre?», preguntó Clavour Tucker, un pastor local que acababa de tomar el voto bautismal a los candidatos.
“No lo reconocí; nadie lo hizo», dijo Tucker. «Por ello, le pedí al pastor Burgess que se fijara quién era. ¡Para nuestra sorpresa, nos dijeron que era George! Se había ido a cortar el cabello, se había afeitado, y estaba listo para el bautismo».
Dijo que en entusiasmo creció entre los presentes cuando todos se dieron cuenta lo que había pasado, y muchos comenzaron a aplaudir de alegría.
«No podíamos creer lo que había sucedido», dijo Tucker. «Verán ustedes, a esa hora de la noche, la mayoría de las peluquerías están cerradas. Pero George encontró alguien que le cortó sus rastas justo a tiempo para que pudiera ser bautizado».
Hylton dijo que quedó tan asombrado que sus reparos quedaron a un lado.
«No había nada que pudiera hacer. El hombre quería tanto a Jesús que fue y se cortó las rastas. «Esa acción fue para mí una declaración pública de que George acaso no sabía demasiado, pero sí sabía que Dios lo quería. Y no pude negarle el bautismo».
Johnson dijo en una entrevista esta semana que no se lamenta haber renunciado a sus cabellos largos.
«Cuando escuché el sermón de ese domingo de noche, reflexioné que durante todos esos años había estado en oscuridad», dijo. «No podía esperar otro día. Quería ser bautizado allí mismo. Después de escuchar las buenas nuevas de la Biblia, me di cuenta de que necesitaba a Jesús en ese momento. Es por eso que me corté el cabello».
Traducción de Marcos Paseggi