Tamás Ócsai, a la derecha, presidente de la Unión Asociación de Hungría; firmando el documento con János Cserbik, líder de la Comunidad KERAK. Imagen por TED

1 de mayo de 2015 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos |Andrew McChesney, editor de noticias, Adventist Review

La Iglesia Adventista del Séptimo Día en Hungría y un grupo de centenares de separatistas ex adventistas han acordado poner a un lado sus pasadas querellas y esforzarse en subsanar 40 años de división entre ambos.

La iglesia en Hungría se dividió en 1975 en medio de una protesta por parte de jóvenes pastores y otros miembros por causa de la colaboración de los dirigentes locales con el Concilio de Iglesias Libres, un organismo formado para representar los intereses comunes de las pequeñas denominaciones protestantes que más tarde llegaron a convertirse en instrumentos del régimen comunista.

Tamás Ócsai, presidente de la Unión Asociación de Hungría, firmó un documento titulado “Declaración conjunta sobre resolución respecto al pasado y edificación de un futuro en común”, con János Cserbik, dirigente de KERAK, como se conoce al grupo separatista, en una ceremonia a finales de la semana pasada.

“Me siento muy complacido de que esta ruptura y distanciamiento de 40 años está llegando a su fin para la mayoría de las personas”, dijo Benjamin D. Schoun, un vicepresidente general de la Iglesia Adventista mundial, quien jugó un papel clave en traer a las dos partes a una reconciliación.

“Es un testimonio del uso de los métodos bíblicos para la reconciliación y de la buena disposición de ambas partes para acercarse una a la otra”, dijo el vicepresidente Schoun a la Adventist Review el viernes. “Hay todavía muchos detalles que deben negociarse y debemos continuar orando en favor de esta iniciativa”.
La Iglesia Adventista en Hungría cuenta con más de 4,629 miembros que adoran en 104 templos, mientras que KERAK tiene de 1,500 a 1,800 miembros, dijeron dirigentes locales el viernes. Los dirigentes de la iglesia calculan que alrededor de unos 600 miembros habrán de regresar este verano, mientras que unos 400 no tienen intenciones de regresar y el resto están abiertos a la idea.
Un Largo Camino Hacia la Reconciliación
El largamente esperado documento de reconciliación se considera como un primer paso hacia la reunificación de las dos partes. Al llegar a este acuerdo, la Iglesia Adventista reconoce que expulsó al grupo disidente de 518 creyentes, mayormente sin mérito alguno en 1975.

“Después de mucha agitación, que conmovió a la iglesia hasta sus cimientos, el grupo fue expulsado de la fraternidad de la iglesia, mayormente sin una válida razón bíblica”, dijo en una declaración la División Transeuropea de la Iglesia Adventista, que incluye la región de Hungría.
Los creyentes que quedaron fuera de la fraternidad de la iglesia adventista se organizaron inicialmente a sí mismos como una iglesia clandestina en lo que era entonces un país del bloque soviético, pero más tarde ese grupo surgió con el nombre oficial KERAK, equivalente a Comunidad Cristiana Adventista.

KERAK y la Iglesia Adventista comenzaron a apartarse la una de la otra cada vez más, tanto espiritual como cultural y estructuralmente a través de los años, en un proceso que se aceleró después del colapso del régimen comunista 1989. Los dirigentes adventistas en todos los niveles de la iglesia buscaron reunir en una sola a la iglesia húngara y varios pastores y aun congregaciones enteras se unieron de nuevo a la Iglesia Adventista.

Los dirigentes adventistas pidieron disculpas cuatro veces, entre 1989 y 1995, pero algunos miembros de KERAK no estaban listos para aceptarlos y otros no tenían conocimiento de ellos, dijeron el viernes los dirigentes de iglesias locales.

Las discusiones en pro de la unificación parecían no ir a ninguna parte y las conversaciones serias concluyeron alrededor del año 2000.

En el 2011, una nueva generación de dirigentes de KERAK inició una serie de conversaciones con los dirigentes de la unión y las asociaciones. Después de escuchar que el grupo estaba interesado en regresar a la Iglesia Adventista, el presidente de la iglesia mundial, Pastor Ted N.C. Wilson, le pidió al vicepresidente Schoun que estudiara la situación. Se hicieron arreglos para que el vicepresidente Schoun y el asistente del presidente de la División Transeuropea, Raafat Kamal, se sentaran a la mesa de negociaciones con KERAK y los dirigentes de la iglesia en Hungría.

“La primera reunión fue mayormente para escuchar y conocer exactamente los factores”, dijo el vicepresidente Schoun.

El vicepresidente viajó a Hungría varias veces más con el presidente Raafat Kamal, actual presidente de la división, así como con el ex presidente de la misma, Bertil Wiklander. En cada ocasión se reunió con los dirigentes locales y más tarde organizó reuniones públicas.

“Pedí disculpas por aquello en que la iglesia cometió errores y tuvimos largas sesiones de preguntas y respuestas con los miembros de KERAK”, dijo el vicepresidente Schoun. “Se comenzó a recuperar la confianza y cada visita ayudó a mover los grupos en dirección del uno al otro”.

El vicepresidente Schoun, quien estaba de viaje en Nigeria esta semana, no estuvo presente cuando se finalizó y emitió el documento de reconciliación.

“Mi propósito era establecer una relación entre los dirigentes de ambas partes”, dijo. “Cuando eso quedó establecido, fueron entonces capaces de llevar adelante la planificación por sí mismos”.

Un Punto Decisivo en Hungría
El acuerdo del 23 de abril señala un importante punto decisivo en la vida de la iglesia en Hungría, dijo la División Transeuropea.

“El documento señala los imperativos bíblicos en cuanto a unidad y perdón y contiene además disculpas mutuas”, dijo. “Ambas partes se comprometieron a sí mismas a edificar juntas un futuro a fin de poder cumplir con la misión que Dios le ha confiado a su iglesia”.

Los dirigentes de la iglesia advirtieron sobre el hecho de que restan todavía desafíos en cuanto a la formación de una sólida unidad espiritual y emocional, después de 40 años de malos entendidos y enemistades.

“Pero tenemos la esperanza de que Dios, quien ‘estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no atribuyendo a los hombres sus pecados’, nos va a guiar en este proceso como lo hemos estado viendo obrar hasta ahora”, dice la declaración de la división, citando textualmente 2 Corintios 5:19.

Raafat Kamal, el presidente de la división, dijo que tenía grandes esperanzas en torno a la iglesia en Hungría.

“Alabo a Dios por su gracia al traer a ambas comunidades al pie de la cruz en donde el perdón, la sanidad y el amor cristianos han tomado posesión de la mente y el corazón”, añadió.

“Durante los dos años pasados, he sido personalmente testigo de primera mano, de genuinas expresiones de reconciliación tanto entre los miembros como entre los dirigentes”, dijo. “Cristo viene muy pronto, y él está uniendo a nuestros creyentes adventistas en Hungría para que sean de un solo parecer al enfocar su atención en la misión de ser la sal y la luz de este mundo”.

Tamás Ócsai, right, president of the Hungarian Union Conference, signing the document with János Cserbik, leader of the KERAK Community. Image by TED

May 1, 2015 | Silver Spring, Maryland, United States |Andrew McChesney, news editor, Adventist Review

The Seventh-day Adventist Church in Hungary and a breakaway group of hundreds of former Adventists has agreed to put aside past grievances and work toward healing a 40-year schism.

The Hungarian church split in 1975 amid a protest by young pastors and other members over local church leaders’ collaboration with the Council of Free Churches, a body formed to represent the common interests of small Protestant denominations that later become a tool of the communist state.

Tamás Ócsai, president of the Hungarian Union Conference, signed a document titled “Joint Declaration on Settling the Past and Building a Common Future” with János Cserbik, leader of KERAK, as the splinter group is known, at a ceremony late last week.

“I am very pleased that this 40-year rift is coming to an end for most of the people,” said Benjamin D. Schoun, a general vice president of the Adventist world church, who played a key role in bringing the two sides toward reconciliation.

“It is a testimony to the use of biblical methods for reconciliation and the willingness on the part of both sides to step out toward each other,” Schoun told the Adventist Review on Friday. “They still have many details to work out, and we should continue to pray for this initiative.”

The Adventist Church in Hungary has 4,629 members worshiping in 104 churches, while KERAK has 1,500 to 1,800 members, local church leaders said Friday. Church leaders anticipate that around 600 members will return this summer, while 400 do not intend to come back and the rest are open to the idea.

Long Road to Reconciliation
The long-waited reconciliation document is seen as a first step toward reuniting the two sides. In reaching the agreement, the Adventist Church acknowledged that it had expelled the dissenting group of 518 believers largely without merit in 1975.

“After much turmoil, which rocked the church to the core, the group was disfellowshipped, mostly without a valid biblical reason,” the Adventist Church’s Trans-European Division, which includes Hungary, said in a statement.

The disfellowshipped believers initially organized themselves as an underground church in what was then a Soviet Bloc country, but the group later emerged as the official denomination KERAK, or Christian Adventist Community.

KERAK and the Adventist Church began to drift apart in spirituality, culture and organization structure over the years, a process that accelerated after the collapse of the communist regime in 1989. Adventist leaders from all levels of the church sought to reunite the Hungarian church, and several pastors and even congregations rejoined the Adventist Church.

Adventist leaders apologized four times between 1989 and 1995, but some KERAK members were not ready to accept them and others were unaware of them, local church leaders said Friday.

The unification discussions seemed to go nowhere, and serious talks ceased around 2000.

In 2011, a new generation of KERAK leaders initiated a series of talks with union and conference leadership. Upon hearing that the group might be interested in returning, Adventist world church president Ted N.C. Wilson asked Schoun to look into the situation. Arrangements were made for Schoun and the assistant to the president of the Trans-European Division, Raafat Kamal, to visit with KERAK and church leaders in Hungary.

“The first meeting was largely a listening and fact-finding event,” Schoun said.

Schoun traveled to Hungary several more times with Kamal, who is now the division president, as well as with former division president Bertil Wiklander. Each time he met with the local leaders, and he later organized public meetings.

“I apologized where the church had made mistakes, and we had long question-and-answer sessions with the KERAK people,” Schoun said. “Trust began to build, and each visit helped to move the groups toward each other.”

Schoun, who was traveling in Nigeria this week, was not present when the reconciliation document was finalized and released.

“I sought to establish a relationship between the leaders on both sides,” he said. “When that was established, they were able carry on the planning on their own.”

A Turning Point in Hungary
The April 23 agreement signals a significant turning point in the life of the Hungarian church, the Trans-European Division said.

“The document lists the biblical imperatives about unity and forgiving and it also contains mutual apologies,” it said. “Both sides commit themselves to build a future together in order to fulfill the mission God entrusted to His church.”

Church leaders cautioned that challenges remain in building a strong spiritual and emotional unity after 40 years of misunderstanding and enmity.

“But we have a hope, that God, who ‘in Christ was reconciling the world to Himself, not counting people’s trespasses against them,’ will lead this process as we have seen Him working up until now,” the division statement said, citing 2 Corinthians 5:19.

Kamal, the division president, said he has big hopes for the Hungarian church.

“I praise God for His grace in bringing both communities to the foot of the cross where Christ-like forgiveness, healing, and love have taken over minds and hearts,” Kamal said.

“Over the past two years I personally witnessed first-hand genuine expressions of reconciliation by members and leaders alike,” he said. “Christ is coming soon, and He is uniting our Adventist believers in Hungary to be of one mind in focusing on the mission to be the salt and light.”

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