4 de febrero de 2016 | Georgetown, San Vicente | DIA
La Iglesia Adventista de las islas caribeñas de San Vicente y las Granadinas sigue sacudida después del trágico accidente que se cobró la vida de una miembro de iglesia, y en el que otros siete sufrieron heridas el pasado 30 de enero de 2016.
Marylin Henry, de 62 años, falleció después de que el vehículo en el que viajaba perdió el control y volcó en Argyle, cerca de donde se construye el aeropuerto internacional, informó el pastor Dermoth Baptiste, presidente de la Iglesia Adventista en San Vicente y las Granadinas. Los otros siete pasajeros, incluido el conductor, fueron llevados para ser atendidos en el Hospital General. Cinco de ellos recibieron el alta ese mismo día, mientras que los dos restantes sufrieron lesiones en la cabeza, aunque su condición es estable.
El grupo se dirigía a un encuentro de adoración y alabanza de toda la isla para disfrutar un día de comunión y celebración de los principales logros de evangelización alcanzados en 2015 y para presentar los planes y proyectos para el nuevo año de las cuarenta iglesias adventistas de la isla.
“La noticias del accidente fue casi inmediata”, dijo Baptiste. “Compartimos las noticias con los presentes, y tuvimos momentos de oración por los parientes de la fallecida y los supervivientes del siniestro”.
El pastor Baptiste visitó el hogar de Marilyn Henry y expresó sus condolencias a la familia. “La hermana Henry era conocido por el celo que tenía por su fe. Le gustaba invitar a las gente a las campañas de evangelización, y le gustaba asistir a las convenciones”. A Henry la sobreviven cinco hijos.
“Todos pertenecemos a una familia de la iglesia muy unida, solícita y compasiva, y cuando una persona pierde la vida, en especial en circunstancias trágicas, todos sentimos el dolor y sufrimos juntos, mientras miramos a Jesús que comprende bien todo lo relacionado con la muerte”, dijo Baptiste.
Durante un culto especial el pasado 31 de enero, la congregación a la que asistía Henry en Georgetown, cuatro supervivientes del accidente, incluido el conductor, compartieron su epxeriencia y alabaron a Dios por protegerlos e intervenir en sus vidas. Baptiste los animó, y alentó a toda la congregación para que «se enfoquen en el plan que Dios tiene para sus vidas, y no en el dolor que sienten, porque en el plan de Dios hay sanidad, consuelo y esperanza».
Se han hecho arreglos para que las familias afectadas reciban servicios de consejería.
La Misión de San Vicente y las Granadinas supervisa una feligresía de más de quince mil miembros en cuarenta iglesias y congregaciones.
Traducción de Marcos Paseggi