9 de agosto de 2016 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Andrew McChesney, editor de noticias, Adventist Review
El otro día, el inventor Andrew DePaula se sentó en un avión junto a un joven de alrededor de 20 años.
El joven parecía más interesado en mirar por la ventanilla del avión que en hablar, hasta que DePaula sacó un trozo de papel del tamaño de una tarjeta de presentación.
DePaula le mostró a su compañero de asiento que el papel podía ser doblado para ser transformado en el primer y único USB de papel.
“¡Impresionante!”, exclamó el joven, arrebatando la tarjeta de la mano de DePaula. Cuando le dijo que podía quedársela, el joven sacó su billetera, que estaba atada a una cadena, y la guardó cuidadosamente.
“Voy a mostrársela a todos mis amigos”, dijo.
DePaula le acababa de entregar al joven un ejemplar de El conflicto de los siglos, escrito por Elena G. White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, sin siquiera mencionar la palabra religión.
“Jamás podría haberle dado el libro”, dijo De Paula al relatar el incidente a Adventista Review. “Jamás lo habría tomado. Pero estoy seguro de que se llevó esa tarjeta de USB a su casa y se la mostró a sus amigos. Quién sabe qué hará el Espíritu Santo con ello”.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día se está asociando con DePaula y su compañía intelliPaper, de Spokane, Washington, Estados Unidos, para producir una nueva generación de herramientas para compartir basadas en tarjetas de USB. Las tarjetas sin imágenes coloridas en ambos lados ya están disponibles desde 1 dólar en adelante con cinco títulos: La gran esperanza, una versión abreviada de El conflicto de los siglos; Pasos hacia Jesús, una versión moderna en inglés de El camino a Cristo; Atrévete a creer, una película sobre la creación desde la perspectiva de Moisés; “Héroes”, que incluye un vínculo con la aplicación del juego que lleva el mismo nombre; y “Dilo al mundo”, una película sobre la historia de la Iglesia Adventista que será estrenada en octubre próximo. La gran esperanza está también disponible en español, y se está trabajando en otras traducciones.
La sociedad entre la Asociación General e intelliPaper quedó demostrada en la sala de exposiciones de la convención anual de ASI que culminó el último fin de semana en Phoenix, Arizona, Estados Unidos.
Nancy Lamoreaux, la gerenta general de información de la Asociación General, celebró las tarjetas de USB de papel como el próximo paso para compartir la fe adventista.
“Hoy La gran esperanza y otros títulos están disponibles como tarjetas económicas de intelliPaper y son una manera increíblemente efectiva de colocar nuestro mensaje en las manos de las personas que de otra manera no se interesarían”, escribió en el número verano/otoño de la revista Inside de ASI que se distribuyó en la convención.
“Dios da las buenas ideas”
Al hablar en una entrevista en la sala de exposiciones de ASI, DePaula se rehusó a analizar su invento sin enfatizar en primer lugar que Dios se merece todo el crédito.
“Dios da las buenas ideas”, dijo, sosteniendo un USB de plástico normal en una mano y otro USB de papel en la otra. “En realidad, prefiero decir que fue su idea. Todo lo que hacemos proviene de Dios”.
El origen de la tarjeta de USB de papel se remonta a comienzos de la década de 2000, cuando DePaula trabajaba como director asociado del ministerio Bibleinfo.com en la Asociación de Columbia Superior de la Iglesia Adventista en Spokane. Buscando una manera económica de compartir su fe, empacó todo el sitio web Bibleinfo.com, la Biblia en cuatro idiomas y otra información en un mini CD cuadrado que se vendía a 1 dólar. Se distribuyeron más de 100 mil de estos mini cedés antes de que una disputa de patentes sin relación alguna con el trabajo de DePaula interrumpió repentinamente la producción de los discos.
DePaula comenzó entonces a buscar otra manera de compartir, y pensó que podia crear un USB por menos de 1 dólar. En 2008, fue a la Muestra de Consumidores de Electrónicos en Las Vegas para buscar una solución, pero se enteró de que no podía bajar el precio a menos de 3 dólares, lo que lo hacía demasiado costoso a la hora de regalarlo.
Sintiéndose desanimado, DePaula comenzó a juguetear con la identificación de la muestra dentro de la habitación del hotel de Las Vegas, cuando notó que dentro de ella había un pequeño bulto. Desarmó entonces su identificación y halló un dispositivo de rastreo de radio RFID que permitía que la muestra rastreara sus movimientos.
“En ese momento, se me ocurrió”, dijo DePaula. “Es como que Dios me tiró la idea… de que si ellos podían hacer eso con un chip y una antena, ¿por qué no podría hacer un USB de papel?”
A DePaula le llevó tres años desarrollar un prototipo que funcionara, que debutó en 2011 en la convención de ASI en Sacramento, California, Estados Unidos. Pasaron tres años más antes de que pudiera desarrollar un proceso de fabricación.
“No hay nada como eso en el mercado”, dijo. “Inventamos en efecto la tecnología de circuitos en papel”.
Cómo funcionan las tarjetas adventistas
La tarjeta de USB, que tiene tanto aplicaciones ministeriales como comerciales, contiene un pequeño chip de silicio que puede almacenar libros, estudios bíblicos, enlaces a la web, y sitios web. Las tarjetas que son producidas para la Iglesia Adventista contienen menos de 1 megabyte de memoria y son de solo lectura, pero otras versiones fabricadas por intelliPaper sirven para escribir en ellas y contienen más memoria.
La compañía de DePaula, que es dueña de 15 patentes, también fabrica las tarjetas con tecnología inalámbrica, lo que permite la comunicación con los teléfonos inteligentes y otros dispositivos.
Las tarjetas adventistas para compartir se encuentran disponibles en paquetes de diez en el sitio web Adventist.cards. Una undécima tarjeta del paquete permite que el comprador register las tarjetas y cargue una fotografía y un mensaje personal para los que las reciben.
Cuando el que la recibe inserta la tarjeta en un puerto de USB, aparecen la fotografía y el mensaje, junto con una invitación a conectarse con en línea con el que les regaló la tarjeta.
Pero eso no es todo.
“Detrás de escena, la tarjeta registra que ha sido conectada y dónde ha sido conectada”, dijo John R. Beckett, director de la Secretaría de Programación Informática Global e Internet de la Asociación General, quien está trabajando en conexión estrecha con DePaula en el proyecto. “Así es que cuando uno está compartiendo las tarjetas, recibe algo de información y sabe si valió la pena compartirla porque la gente se conecta y mira la tarjeta”.
Aunque DePaula está trabajando a escala pequeña con compañías tales como FedEx, la Sociedad Química de los Estados Unidos, y Malwarebytes, dijo que su prioridad es hallar aplicaciones para el ministerio.
“El ministerio es la sangre en mis venas”, dijo DePaula, quien creció como hijo de misioneros en África Occidental. “Esto no solo podría facilitar el ministerio sino también puede ser bueno para financiar también el ministerio”.
DePaula dijo que está ansioso para que la Iglesia Adventista use mucho esa tecnología.
“No hay nada como esto para testificar a la gente”, dijo. “Puedo dar estas tarjetas a gente que jamás tomaría un libro o un folleto, principalmente gracias al factor curiosidad”.
DePaula dijo que disfruta de distribuir las tarjetas, y siempre tiene algunas disponibles en el bolsillo y un USB común en el otro. Toda vez que ve la oportunidad, le pregunta al extraño: “¿Ha visto usted alguna vez un USB de papel?” Al escuchar el inevitable “No”, saca una tarjeta, el USB común, y le dice: “Observe”. Entonces dobla la tarjeta, la sostiene junto al USB común, y explica: “Estos son idénticos”.
El resultado suele ser una mezcla de sorpresa, curiosidad y entusiasmo, dijo.
Durante una visita reciente a un centro comercial, él y un amigo distruyeron trece tarjetas de USB con El conflicto de los siglos en menos de una hora.
“Jamás he visto estas clases de reacciones de parte de la gente”, dijo DePaula. “Regalamos trece tarjetas porque en varias interacciones la persona estaba tan entusiasmada que llamaron a otros y también terminamos dándoles tarjetas”.
Traducción de Marcos Paseggi