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September 23, 2016 | Montego Bay, Jamaica | Nigel Coke/IAD

Carol Palmer, secretaria permanente del Ministerio de Justicia de Jamaica, habla ante una gran delegación, durante una convención de «EnditNow», en Montego Bay, Jamaica, el 27 de agosto de 2016. Imágenes de Nigel Coke.

Carol Palmer, secretaria permanente del Ministerio de Justicia de Jamaica quiere ver que más jamaiquinos, en especial los de la comunidad religiosa, participen más refiriéndose a los casos de violencia y denunciando la delincuencia.

Palmer habló ante cientos de adoradores en la Convención de Moral y Normas de las Mujeres y Niñas “Enditnow” de la Iglesia Adventista, llevada a cabo en el Centro de Conferencias de Jamaica Occidental en Montego Bay, el 27 de agosto de 2016.

“Por demasiado tiempo en este país, hemos permanecido quietos y permitido que los delicuentes tomen el control”, dijo la señora Palmer, que es miembro de la Iglesia Adventista de Jamaica. “¿Cuándo vamos a elevarnos y recuperar nuestra sociedad de manos de los malos?”

Palmer dijo que no alcanza con ir a la iglesia los sábados, domingos, miércoles, viernes o cualquier día de adoración, y entonces volver a casa y “trabar la reja, y pensar que estamos seguros”. “Se puede tirar abajo esa reja; se puede desactivar el sistema de seguridad. Estamos viviendo con un falso sentido de seguridad”.

“Al romper el silencio, es posible detener la violencia; es algo que creo con todo el corazón. Es por ello que estoy llevando adelante esta lucha mientras el gobierno me lo permita”, dijo Palmer.

La secretaria, cuyo principal foco de atención se encuentra en la trata de personas, dijo a los congregados que la trata de personas es la esclavitud moderna, y es la tercera más grande industria criminal en el mundo, detrás de las armas ilegales y el tráfico de armas.

Durante la convención, las mujeres oran en grupos de dos, pidiendo la protección de las mujeres y los niños contra la violencia y el abuso.

Asimismo, el Índice Mundial de Esclavitud estima que hay 45,8 millones de personas en algún tipo de esclavitud moderna. En Jamaica, se estima que hay aproximadamente 5800 personas en algún tipo de esclavitud, lo que representa aproximadamente el 0,2 por ciento de la población.

 

“Señoras y señores, si ustedes conocieran a una de las víctimas de la trata de personas, creo que sería difícil que no sintieran compasión”, expresó Palmer. “Necesitamos abrir el corazón para ayudar a los que han sufrido cualquier tipo de abuso, porque más allá de que sea perpetrado contra las mujeres, los hombres, los niños o las niñas, es algo malo. No se queden callados ante esto. ¡Pongamos fin a esta epidemia ahora!”

Palmer agregó asimismo que el papel de la iglesia en la lucha contra la trata de personas es educar, permitir que se hable y discuta el tema.

La secretaria agregó que la trata de personas no solo se lleva a cabo bajo el disfraz del tráfico de drogas y la prostitución. Palmer instó a los padres para que cuiden de sus hijos y supervisen sus actividades en los medios sociales.

El programa de la tarde brindó una visión más profunda sobre la trata de personas con estudios de caso, para que los asistentes comprendieron plenamente los peligros de ese tráfico.

La doctora Loraine Vernall, directora de ministerios de la mujer, la familia, los niños y los adolescentes de la Iglesia Adventista en Jamaica, en su presentación durante la Convención de «Enditnow».

“No sabía que en Jamaica también hay trata de personas”, dijo Sherille Gooden, de Salt Spring, Saint James. “Ni siquiera entendía que algunos de los casos compartidos eran en realidad casos de trata de personas. Las presentaciones me lo dejaron muy en claro, y ahora entiendo a qué se refiere y haré mi parte para detenerla”.

Por su parte, Lorraine Vernal, director de ministerios del niño y adolescente, así como directora de ministerios de familia y mujeres de la Iglesia Adventista de Jamaica y principal coordinadora del programa, dijo que el evento cumplió con los objetivos establecidos de sensibilizar a los feligreses sobre “la importancia de no solo ser miembros, sino de ver las realidades de las atrocidades, en particular en lo que se refieren a la trata de personas aquí mismo en nuestra sociedad. Ahora podemos mirar cómo ayudar a los demás, al marcar una diferencia en nuestras comunidades”.

Traducción de Marcos Paseggi

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