Frente a la Junta Ejecutiva de la Iglesia Adventista se lleva a cabo el conteo de votos. Imagen de Brent Hardinge/ANN

11 de octubre de 2016 | Silver Springs, Maryland, Estados Unidos | Andrew McChesney y Mark A. Kellner, Adventist Review/ANN

Los delegados al Concilio Anual aprobaron el martes un documento que detalla pasos sobre cómo tratar con las entidades de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que no suscriben los votos tomados por la iglesia mundial.

En un voto de 169-122, los miembros de la Junta Directiva de la Asociación General respaldaron un documento de tres páginas que aboga por un proceso paciente y de varios pasos de diálogo entre esas entidades y los reglamentos votados por la iglesia.

El proceso de un año de duración, que varios delegados describieron como de enfoque conciliador, anticipa múltiples consultas en diversos niveles de la estructura de la iglesia, cartas pastorales que hagan un llamado a cumplir con los votos tomados por la iglesia, y mucha oración. Si la cuestión se relaciona con las Creencias Fundamentales o los votos tomados o los reglamentos de la iglesia mundial y esto sigue sin resolverse, se pasará al siguiente paso de acción. El documento hace un llamado para que la Junta Administrativa de la Asociación General prepare un borrador de una propuesta sobre los cursos de acción a seguir, y lo envíe para su aprobación al Concilio Anual 2017.

“Trabajaremos con diligencia para que haya un buen diálogo y discusión”, dijo el presidente Ted N.C. Wilson después de la votación.

“El Señor no dejará que su iglesia tambalee”, dijo. “Esta iglesia seguirá avanzando con la misión”.

El voto del martes por la tarde puso fin a una discusión de casi tres horas del documento, que se titula “Unidad en la misión: Procedimientos para la reconciliación eclesiástica”, en el auditoria de la sede de la Iglesia Adventista en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. Un total de 315 delegados, en representación de 19,5 millones de miembros en más de doscientos países y territorios se han dado cita en Maryland para las sesiones anuales de la Junta Ejecutiva de la Asociación General, la más grande entidad que toma decisiones en la iglesia mundial después del Congreso de la Asociación General, que se lleva a cabo cada cinco años. Un total de 292 delegados participó de la votación.

Michael Ryan, asistente del presidente de la Asociación General y quien participó en la preparación del documento, explicó a los delegados al comienzo de la discusión del martes y una vez más durante esta que el documento “Unidad en la misión” no se refería a la ordenación de las mujeres. En su lugar, dijo, buscaba garantizar que todas las entidades de la iglesia siguieran los reglamentos de la iglesia mundial. Esto, a su vez, puede contribuir a conservar la unión de la iglesia y ayudarla a cumplir su misión de esparcir su evangelio al mundo, dijo Ryan.

“Lo que está ante ustedes es un documento que responde al llamado de que pasemos a un período de discusiones y que escuchemos las cuestiones que pueden presentarse en relación con el no complimiento de los reglamentos”, dijo Ryan. “Este documento no tiene que ver con la ordenación de las mujeres, [si bien] por cierto esa cuestión lo pondrá a prueba”.

El Congreso de la Asociación General 2015 rechazó una propuesta que habría permitido que algunas regiones de la iglesia ordenaran a las mujeres al ministerio pastoral. Algunos de los campos administrativos, sin embargo, han ordenado a las mujeres.

Los miembros de la junta oran antes de votar, durante el Concilio Anual de la Iglesia Adventista. Imagen de Brent Hardinge/ANN

Muchas de las cincuenta personas que se pararon para hablar se mostraron preocupados por el documento. De esos cincuenta, algunos eran “invitados”, que tienen voz pero no voto. Varios expresaron objeciones al alcance de las potenciales cuestiones que podrían tratarse, incluidas las variaciones comúnmente aceptadas respecto de los reglamentos eclesiástico-administrativos. Otros, que vieron la votación del martes como un seguimiento al voto tomado en el Congreso de la Asociación General, dijo que para ellos era una cuestión de conciencia, no de salvación. Varios dijeron que temían que el documento dividiera a la iglesia en lugar de unirla. Daniel Jackson, presidente de la División Norteamericana, dijo que ha hablado y orado con las entidades de su territorio, como lo expresa el documento, y que no veía de qué manera ese documento puede contribuir a la unidad de la iglesia. Dijo que la pregunta que en último término tienen que hacerse los delegados si aprobaban el documento es simple: “¿Ha esta decisión contribuido a la unidad de la iglesia?”

Jiří Moskala, decano del Seminario Teológico Adventista de la Universidad Andrews, halló eco en varios delegados al expresar su incomodidad porque las Creencias Fundamentales y los votos tomados y los reglamentos de la Iglesia Adventista mundial parecen recibir un nivel similar en el documento. Moskala hizo un llamado a llevar a cabo un estudio teológico de la manera en que los reglamentos se relacionan con las creencias doctrinales fundamentales de la iglesia.

Algunos delegados dijeron que sentían que el documento había sido apresurado para su votación, y que se necesitaba estudiarlo más.

“Necesitamos más tiempo con este document”, dijo Dave Weigley, president de la Unión Asociación de Columbia, en la División Norteamericana.

El borrador de una versión inicial del documento fue preparado por Ryan, junto con los presidentes de las divisiones el verano pasado. El 3 de octubre se comenzó a trabajar con el documento ya revisado.

Un momento de distensión se produjo cuando Tom Lemon, uno de los vicepresidentes de la Iglesia Adventista mundial, quien presidió la sesión, anunció que el siguiente delegado que hablaría era Guillermo Miller. La audiencia se rio al saber que el presidente de la Asociación de Potomac comparte el mismo nombre que el predicador fundador del movimiento adventista.

Sumándose al momento jocoso, Miller respondió: “Espero entonces que esto no sea un Gran Chasco”.

Los delegados que apoyaron el documento dijeron que los puntos que presentaron los demás delegados no tenían que ver con el tema y, en cierto punto, pidieron que el presidente de la sesión efectuara una clarificación. Ellos consideraron que la cuestión es solo determinar si las entidades de la iglesia mundial necesitan acatar las decisiones votadas en un Congreso de la Asociación General.

“No tengo el derecho de apartarme de los votos tomados por la iglesia mundial”, dijo Kathryn Proffitt, una delegada laica.

Proffitt dijo que más allá de lo que ella pensara, tenía que dejar de lado su opinión para adaptarse a lo que se votó en el Congreso de la Asociación General.

Guillermo Biaggi, uno de los vicepresidentes de la iglesia mundial, reiteró que una decisión votada en el Congreso de la Asociación General posee autoridad mundial.

“Tenemos que respetar ese voto”, dijo, en referencia al voto en el Congreso de la Asociación General 2015.

Biaggi añadió que el documento en discusión el martes apoya la misión, “por más que algunos pueden pensar diferente”.

En una sala llena de diversos puntos de vista sobre el documento, la misión fue un punto en el que todos parecieron estar de acuerdo. Los delegados hablaron con pasión sobre su deseo de que todos los líderes y miembros de iglesia estén en el campo, esparciendo el evangelio.

“Todos nosotros aquí amamos a la iglesia”, dijo José Cortés, presidente de la Asociación de Nueva Jersey, y el último delegado que habló poco antes de las 18.00.

Cortés recordó lo que le decía su abuela cuando se convirtió en pastor: “Tú perteneces a la iglesia, y la iglesia pertenece a Cristo”.

Cortés apeló a los delegados a que hagan suyas esas palabras.

Después de más de dos horas de comentarios de los delegados, Lemon hizo un llamado para que los delegados votaran en boletas de papel. Un grupo de ujieres junto las boletas y las llevó al frente del auditorio, donde G. T. Ng, secretario ejecutivo de la iglesia y otros miembros de su equipo las contaron. Lemon dijo en una entrevista después de la votación que apreciaba el decoro mostrado, y que creía que se había entendido bien el tema.

“El trabajo real recién ha comenzado”, dijo.

Usted puede leer todo el documento (en inglés) aquí: “Unity in Mission: Procedures in Church Reconciliation”

Traducción de Marcos Paseggi

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