12 de octubre de 2016 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos| Mark A. Kellner, editor de fondo, en línea, Adventist Review
Seis meses después de perder a su esposa, después de 40 años de matrimonio, el presentador de televisión y pastor adventista, Mike Tucker, está tratando simplemente de vivir un día a la vez.
“Pienso en ella cada mañana y cada noche y durante todo el día”, dijo Tucker, de 64 años, acerca de su esposa, Gayle Tucker. “Sí, es duro, y sin embargo, se debe seguir adelante en la vida, haciendo las cosas que uno piensa que son correctas y viviendo la vida que se supone que viva”.
El matrimonio Tucker, quienes crearon el popular seminario “Mad About Marriage” (Entusiasta del matrimonio) y presentador corresponsable del programa “Faith For Today” (Fe para Hoy), el más antiguo programa religioso de televisión transmitido continuamente en los Estados Unidos, recibió reconocimiento a través de una presea por su labor en favor de las familias, en la sesión de negocios del Concilio Anual de la Iglesia Adventista, el 11 de octubre del presente. Mike Tucker aceptó la medalla Arthur y Maud Spaulding, la más alta condecoración presentada por el departamento de Ministerio de la Familia de la iglesia adventista mundial, de parte de sus directores, Willie y Elaine Oliver.
Willie Oliver dijo que Mike y Gayle Tucker “representan lo mejor dentro del ministerio en favor de las familias en la Iglesia Adventista del Séptimo Día”.
No se suponía que el ministerio de la pareja incluyera la defunción de Gayle el 10 de abril, después del diagnóstico de cáncer pancreático que se había extendido hasta el hígado. Ni ella ni su esposo se enojaron al conocer los resultados, dijo Mike Tucker.
“Le pregunté a Gayle, antes de que muriera si estaba enojada al respecto”, dijo M. Tucker en una entrevista. “Y ella dijo: ‘No. he gozado de 60 años de salud inmejorable y algunas personas nunca tienen ni un día así. He disfrutado de 40 años de un maravilloso matrimonio. Algunas personas nunca llegan a experimentar eso. He vivido 40 años de ministerio que han sido satisfactorios y emocionantes. He tenido hijos y nietos y muchos otros familiars. ¿Podría estar enojada porque duré solamente 60 años y no 80? Eso sería muy malagradecido de parte mía’. Así que murió sin enojo de su parte”.
Y añadió: “Yo sabía que ella respondería de ese modo. No tenía duda al respecto. Pero lo que me sorprendió es que yo no experimentara enojo y que era así como yo ya había pensado desde antes de su respuesta. Eso me hizo saber que Dios realmente hizo mi teología vivida en la práctica, la misma que mi teología predicada por mí. Y le doy gloria a Dios por ello”.
Dijo además que la experiencia de perder a su amada esposa y el hecho de ser una persona pública que aparece en la televisión en todo el mundo, ha creado algunas oportunidades de aprendizaje.
“Me estoy encontrando con toda clase de personas que experimentan gran sufrimiento por sus pérdidas, y que no se sienten libres de expresar su dolor porque la sociedad y aun a veces nuestra religión, enseñan a la gente que el dolerse en forma activa por tales circunstancias es una señal de debilidad y hasta una señal de falta de fe”, dijo. “Me han dicho que yo les he dado la libertad y el permiso para llorar su pérdida. Si una figura pública como tiendo a ser, está dispuesto a expresar su dolor y sufrimiento, se dan cuenta entonces de que está bien y no es pecado el llorar una pérdida tal”.
Mike Tucker reveló también una experiencia personal durante el tiempo que representó los días finales de su esposa. Ella había dictado cartas a sus hijos, a su yerno y a sus nietos. Entonces le dijo a su esposo que tenía ahora que escribirle una carta a él también.
“Le dije: ´¿Qué me vas a decir que no me hayas dicho cada día durante 40 años?’”, indicó M Tucker.
Resulta que Gayle tenía dos importantes mensajes para él. El primero era muy sencillo: “No remordimientos”.
“Ella sabía que mi tendencia sería recordar los errores que había cometido en mi matrimonio, porque todo el mundo los comete, y recriminarme a mí mismo”, dijo. “Pero dijo ella: “No nos arrepentimos. Hemos tenido una maravillosa vida juntos. No nos arrepentimos absolutamente de ello. Disfrutamos de un maravilloso matrimonio, de un tiempo maravilloso, fuimos mejores amigos uno para el otro, así que no hay nada de que arrepentirse”.
“La segunda cosa que dijo fue la siguiente: ‘Vive nuestra vida’”. “Y nuestra vida ha sido ha sido una vida de fe, familia y ministerio. Lo que somos es lo que hemos hecho. Ella sabía que iba a ser difícil seguir adelante. Pero me dijo: ‘simplemente vive nuestra vida’. Hemos establecido una vida, una vida digna de ser vivida, sé fiel a lo que hemos establecido y vive esa vida’. Y pienso que fueron muy sabios los comentarios que me dirigió. Eso es lo que he estado tratando de hace