10 de octubre de 2016 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Mark A. Kellner, editor de contenido en línea, Adventist Review
En el mundo, aunque no del mundo, la Iglesia Adventista del Séptimo Día enfrenta las mismas condiciones económicas que confronta cualquier otra empresa global.
El tesorero de la iglesia mundial, Juan Prestol-Puesán, informó el 10 de octubre a los delegados al Concilio Anual, que la continua alza del dólar estadounidense frente a ocho divisas globales, significa que “pasará algún tiempo antes de que los ingresos, liquidez y capital operativo de la iglesia retornen a los niveles en que se encontraban antes de sufrir una baja en el 2015”.
Las divisas que han perdido valor ante el dólar estadounidense incluyen el dólar canadiense, el real brasileño, el peso mexicano, el euro, el dólar australiano, el rand africano, el won coreano y la libra esterlina británica.
La reducción en las tasas de cambio de divisas significa que las monedas que entran a los Estados Unidos rinden muy pocos dólares, lo cual ejerce gran impacto en la cantidad disponible para el presupuesto mundial. Tanto el tesorero, como el presidente, Ted N.C. Wilson delinearon los desafíos financieros que enfrentan las oficinas mundiales, en una reunión especial con empleados, en septiembre de 2016.
“El impacto de estas devaluaciones en un futuro inmediato, permanecerá entre nosotros mientras el valor de esas monedas se mantenga más debajo de lo que estaban”, dijo a los delegados el tesorero Prestol-Puesán. “se espera que la solidez del dólar estadounidense no dure más de dos o tres años”, añadió. “Si esta expectativa resulta falsa, deberán hacerse cambios significativos en el presupuesto”.
Un resultado inmediato es que la Comisión de Planificación Estratégica y de Presupuesto ha recomendado la suspensión de los planes de añadir un uno por ciento, por año, al fondo de capital operativo, manteniéndolo a un 45 por ciento del porcentaje hasta el 2020. En esa fecha, la moratoria será revisada por el Concilio Anual de ese año.
“Estamos haciendo todo lo que podemos para administrar los fondos dentro de los recursos con los que contamos, y sin tener que oprimir el botón de alarma”, dijo el tesorero Prestol-Puesán. “Nuestro presupuesto para el 2017 está ya balanceado, pero necesita la bendición del Señor”, añadió.
Desafió también a los miembros del liderazgo mundial de la iglesia, a reconocer que es el sacrificio de los 19.5 millones de miembros adventistas del séptimo día alrededor del globo, quienes proporcionan los fondos monetarios para la misión del movimiento adventista.
“Cuando estos miembros devuelven sus diezmos y dan sus ofrendas, están dando de hecho una parte de su propia vida”, dijo. “Dirigentes, recordemos siempre que cuando ellos dan, es el final de su mayordomía y el principio de la nuestra”.
Traducido por Gloria A. Castrejón