9 de octubre de 2016 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Andrew McChesney, editor de noticias, Adventist Review
G.T. Ng, secretario ejecutivo de la Iglesia Adventista mundial, hizo un llamado para que cada adventista ayude a nutrir de manera activa a los nuevos miembros de iglesia para contener una pérdida en la que uno de cada dos miembros bautizados tarde o temprano deja la iglesia.
Ng, quien presentó su informe anual el domingo ante los líderes de la iglesia en la sesión del Concilio Anual, dijo que las reuniones de evangelización y los bautismos son claves en el cumplimiento que tiene que hacer la iglesia de la Gran Comisión de Cristo en Mateo 28:19-20 de hacer discípulos de todas las personas.
Sin embargo, dijo él, nutrir a los miembros es igualmente de importante.
“El bautismo y la nutrición van de la mano”, dijo Ng a un auditorio atestado en la sede de la iglesia en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. “El bautismo sin nutrición es incompleto, y la nutrición sin bautismo es irresponsable”.
Las pérdidas de miembros han crecido en los últimos quince años. En 2000, 43 de cada 100 nuevos miembros bautizados terminaban dejando la iglesia, dijo, citando datos de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la iglesia mundial. Las últimas cifras indican que 49 de cada 100 nuevos miembros tarde o temprano dejan la iglesia.
“Ese índice de 49 por ciento de apostasía es alarmante, y es una sangría de los recursos humanos y financieros de la iglesia”, dijo Ng en una declaración por correo electrónico enviada a la Adventist Review. “¿Qué sucede con un ejército con el 49 por ciento de deserción entre sus soldados? ¿Qué sucede a una institución educativa cuando el 49 por ciento de sus estudiantes abandona las clases? ¿Qué sucede en una fábrica cuando el 49 por ciento de los empleados decide desertar?”
Lo que es peor, dijo, los miembros que se van a veces son olvidados.
“Parte del problema con la pérdida de miembro es la pérdida de memoria”, dijo Ng. “Hemos olvidado nuestra responsabilidad y rendición de cuentas colectivas con los nuevos bebés en Cristo. Después del bautismo, los dejamos para que se las arreglen solos. Pero el bautismo es solo el comienzo de su caminar cristiano. El próximo paso es el discipulado, el objetivo de la Gran Comisión”.
La Iglesia Adventista tendría de entre 28,5 a 30 millones de miembros en la actualidad si ninguno hubiera abandonado la iglesia en los últimos cincuenta años, según estimaciones que brindó Ng de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones. La feligresía de la iglesia suma actualmente 19,5 millones de personas.
Ng reconoció que la cuestión de la pérdida de miembros no era nueva y que ha sido analizada en repetidas ocasiones por los líderes de la iglesia. Es un desafío que también ha dejado perplejos a otras denominaciones religiosas.
Ng enfatizó el valor de cada nuevo miembro de iglesia a la vista de Dios al citar cuatro pasajes de los escritos de Elena G. White, una de las fundadoras de la denominación, entre ellos el que dice: “Una sola de esas almas salvada tiene más valor que mundos enteros. El oro y las riquezas terrenales no pueden compararse con la salvación de una sola alma desvalida” (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 449).
Ng dijo que el remedio para la pérdida de miembros es nutrir a los miembros, en especial a los nuevos miembros desde el momento en que son bautizados hasta que comienzan a dar fruto. Ng presentó un plan de siete puntos para retener a los miembros:
Ng dijo a los líderes de la iglesia sentados en el auditorio que sus cargos no los hacen las personas más importantes de la iglesia. Esa designación, dijo, pertenece a los miembros comunes. Dijo que el miembro común a veces no es apreciado, a menudo no utilizado lo suficiente, pero que es el valor más grande que tiene la iglesia. Se necesita al miembro común para que nutra espiritualmente a los nuevos miembros y alcance a los que han dejado la iglesia, dijo.
“Necesitamos que cada miembro de iglesia participe de la prevención, para ayudar a contener la hemorragia de nuevos creyentes”, dijo Ng en una declaración por correo electrónico. “Necesitamos la Participación Total de los Miembros para ser mentores de estos nuevos hermanos y hermanas, rodeándolos de amistad y protegiéndolos de todo lo que busca dañar la fe que acaban de hallar”.
Y añadió: “Estos creyentes recién nacidos, que son infinitamente preciosos a los ojos del cielo, han sido confiados a nuestro cuidado. Son las personas más importantes. Ellas son la iglesia”.
Traducción de Marcos Paseggi