Ted N.C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, introduce la discusión del documento “Unidad en la misión”, durante el Concilio Anual en la sede central de la iglesia en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. (Brent Hardinge / ANN)

8 de noviembre de 2016 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Iglesia Adventista Mundial

“Los reglamentos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día son decididos mediante un extenso proceso que incluye múltiples comisiones y consejos, y es la responsabilidad sagrada del presidente de la Asociación General y de todos los demás líderes de la iglesia en todas partes seguir, según el reglamento, lo que la iglesia mundial ha votado”, dijo Ted N. C. Wilson, presidente de la Asociación General.

Al citar ampliamente de la Constitución, los Estatutos y los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos de la Asociación General, Wilson efectuó esos comentarios en una respuesta detallada a una pregunta reciente enviada a su columna de Preguntas y Respuestas (véase www.facebook.com/PastorTedWilson/posts/1125011014221456:0).

Sus declaraciones se produjeron después de que los líderes de la iglesia mundial en el Concilio Anual 2016 votaron medidas para tratar con las entidades de la iglesia que no suscriban los votos tomados por la iglesia mundial. Las medidas han sido descritas por los líderes de la iglesia como de naturaleza pastoral y redentora.

La iglesia trabaja junta

Las medidas votadas llegaron a la sesión del Concilio Anual como una recomendación de parte de una gran mayoría de los directivos de la Asociación General y las divisiones de la iglesia mundial, lo que muestra que muchos de los principales líderes de la iglesia están firmemente a favor de que toda la iglesia trabaje unida.

La votación del 11 de octubre que tomó el Concilio Anual, el segundo órgano más importante de toma de decisiones de la iglesia, reconoció la autoridad de los votos tomados por el Congreso de la Asociación General, el órgano más importante de toma de decisiones que tiene la iglesia.

“Como presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, tengo el deber y la sagrada responsabilidad, como los tienen todos los demás directivos en cada nivel de las organizaciones a lo largo y a lo ancho de la iglesia, según se indica en los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos, de seguir lo que la iglesia mundial ha votado en sesión, sea que yo esté de acuerdo o no”, escribió Wilson en la columna de Preguntas y Respuestas publicada en su página de Facebook y blog. “Ir en contra de este voto sería ejercer una autoridad monárquica”.

Estos temas han adquirido prominencia desde que el último Congreso de la Asociación General, en 2015, rechazó una propuesta que habría permitido que las divisiones de la iglesia decidieran si permitir la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral. Algunas de las entidades de la iglesia, sin embargo, han ordenado a las mujeres, votado permitirlo, o tienen alguna anormalidad de reglamento sobre el tema.

Wilson explicó que los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos de la Asociación General no permiten que ninguna entidad de la iglesia ordene a las mujeres al ministerio pastoral.

“Aunque cada unión tiene el derecho de aprobar o desaprobar qué individuos, según los recomienden las asociaciones locales, serán ordenados, esa decisión tiene que ser llevada a cabo solo dentro del marco de los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos de la iglesia mundial”, dijo Wilson. “Asimismo, las uniones no son responsables de aprobar que los hombres sean ordenados al ministerio del evangelio a nivel de la división o la Asociación General. Cada una de esas organizaciones y sus instituciones, mediante sus respectivas juntas ejecutivas, está autorizada a aprobar ordenaciones. Por lo tanto, las uniones no son responsables de todos los aspectos de la ordenación”.

Cuestiones de autoridad

En su columna de Preguntas y Respuestas, Wilson estaba respondiendo a una pregunta de alguien que señaló que las uniones tenían la autoridad final sobre quién ordenar.

“¿Cómo es que cuando las uniones ejercen esa autoridad son rebeldes?”, escribió el individuo. “¿Ha decidido la Asociación General que sabe lo que es mejor? ¿No parece esto ser absolutamente un ejercicio de autoridad monárquica para promover la unidad?

La presidencia de la iglesia dijo que esta pregunta se asemeja a muchas otras similares recibidas en las últimas semanas. Las preguntas que buscan determinar si las uniones poseen la autoridad final sobre quién ordenar también han sido expresadas ampliamente en los medios sociales y otros lugares.

Wilson indicó que hay un concepto erróneo sobre las uniones y el alcance de sus funciones.

“Cuando se establecieron las uniones asociaciones, recibieron la responsabilidad de trabajar dentro de los reglamentos delineados por la iglesia adventista mundial, algo que en el presente los representantes de la iglesia mundial suelen llevar a cabo en el Concilio Anual y a veces en el Congreso de la Asociación General”, dijo Wilson. “Las uniones fueron establecidas para hacer que la misión fuera más local, dado que la Asociación General no podía cubrir el mundo con consejos directos para cada situación, pero las uniones no constituyen una ley propia”.

Los reglamentos son acuerdos

Wilson destacó que todas las entidades de la iglesia están sujetas a los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos de la Asociación General, y enfatizó que esos reglamentos no son equivalentes a la Biblia o los escritos de Elena G. White, una de las fundadoras de la denominación.

“Los reglamentos eclesiástico-administrativos son acuerdos que toman los líderes y los laicos de la iglesia de todo el mundo para determinar cómo operar como iglesia mundial para cumplir con la misión que Dios nos ha dado”, dijo. “Los principios fundacionales de los reglamentos están y deberían estar basados sobre las instrucciones de la Biblia y el espíritu de profecía”.

Los miembros de iglesia a menudo se refieren a la obra de White como el espíritu de profecía.

Wilson dijo que los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos no fueron escritos por una persona o un pequeño grupo de personas, sino que han sido desarrollados a lo largo del tiempo. Sus ítems han pasado por un proceso de análisis concienzudo y deliberado, y han involucrado a múltiples comisiones y consejos, expresó.

“¿Autoridad monárquica?”

Wilson compartió una extensa lista de fragmentos de la Constitución y de los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos para explicar cómo funciona la iglesia de manera interrelacionada, y para mostrar que los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos solo permiten que los hombres sean ordenados al ministerio del evangelio.

Wilson destacó que ese reglamento que solo autoriza a los hombres a ser ordenados al ministerio fue confirmado por el Congreso de la Asociación General en 1990, mientras que los Congresos de la Asociación General 1995 y 2015 decidieron que ningún otro nivel de la estructura de la iglesia tenía el derecho de determinar quién sería ordenado más allá de lo que había sido indicado en los Reglamentos Eclesiástico-Administrativos y confirmado en 1990.

“En relación con la pregunta de la ‘autoridad monárquica’”, respondió Wilson, “¿qué podría ser más ‘autoridad monárquica’ que deliberadamente ir en contra de lo que ha sido votado por la representación mundial de delegados de todo el mundo en un Congreso de la Asociación General? Este tema ha sido tratado de alguna manera en tres ocasiones en un Congreso de la Asociación General.

Un proceso redentor

El 11 de octubre, los delegados al Concilio Anual aprobaron un documento que establece un proceso redentor en dos fases para buscar que las entidades de la iglesia que no están cumpliendo con los reglamentos adopten la reconciliación y suscriban los votos tomados y los reglamentos de la iglesia mundial. La primera fase estipula múltiples consultas conciliatorias en diversos niveles de la estructura de la iglesia, cartas pastorales animando el cumplimiento con los reglamentos, y mucha oración. Si la cuestión sigue sin resolverse, el documento pide una segunda fase de acciones redentoras que la Comisión Administrativa de la Asociación General preparará y presentará al Concilio Anual 2017 para su aprobación e implementación.

Después de la votación, Wilson enfatizó que la reconciliación era el principal objetivo del documento. También hizo un llamado a la unidad, para que la iglesia pueda cumplir mejor su misión de esparcir el evangelio, dado que la misión de la iglesia es el propósito primordial de su existencia, y es vital en el tiempo del fin antes del regreso de Cristo. (Lea su declaración completa aquí:)

Wilson reiteró esos sentimientos en su columna de Preguntas y Respuestas.

“Asegurémonos de reconocer que la unidad última se encuentra en mirar sin cesar a Cristo, que es el Gran Unificador que se describe en la oración por la unidad de Juan 17”, expresó. “El Espíritu Santo nos mantendrá unidos y enfocados en nuestra proclamación final en estos últimos días de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14 y del cuarto ángel de Apocalipsis 18, mientras unidos ensalzamos a Cristo, su justicia y su pronta segunda venida”.

Traducción de Marcos Paseggi

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