Kevin Santucci con algunos de sus amigos y excolegas rastafaris. Imagen de Kevin Santucci

May 2, 2017 | Bermuda, | Marcos Paseggi, corresponsal principal, Adventist Review

Kevin Santucci es un hombre multifacético.

Es capellán oficial del Servicio Penitenciario. Exitoso horticultor comunitario. Líder cívico. Locutor de radio, evangelista y conferenciante. Cada uno de esos títulos de alguna manera parece definir lo que es, aunque no plenamente. Santucci es la fuerza motivadora detrás del “Ministerio en el Mercado”, un multifacético conjunto de programas más o menos conectados entre sí que buscan marcar un impacto positivo en las comunidades de la nación caribeña de Bermuda.

“Si [los pastores e instructores bíblicos] son los únicos que hacen lo que la iglesia les paga para que hagan, entonces el ministerio no existe”, dijo Santucci en una entrevista con Adventist Review. “Pero, ¿qué tipo de ministerio practicó Jesús, que hizo que las personas corrieran hacia él?”, preguntó antes de contestarse él mismo: “¡Un ministerio en el mercado!”

Como lo explicó Santucci, el ministerio en el mercado es un término usado en círculos cristianos para referirse al evangelismo y a otras actividades cristianas que apuntan al ámbito secular, a diferencia de los hogares, las iglesias o salones específicos para esos fines. “Implica ayudar a la comunidad de maneras prácticas que puedan llevar a las personas a exclamar: ‘¿Qué puedo hacer para ser salvo?’, expresó.

Un recorrido apasionante

Santucci muestra a Jeanne Atherden, ministra de Salud y la Ancianidad de Bermuda algunas de sus plantas en crecimiento, en terrenos de la Biblioteca de la Juventud en Hamilton, Bermuda. Imagen de Kevin Santucci

Ha sido un recorrido de vida apasionante para este adventista de 55 años que vive en Hamilton, la capital de Bermuda. Hace más de 35 años, Santucci tomó los votos rastafaris como nazareo, prometiendo no cortarse el cabello durante mucho tiempo. No mucho después de eso, sin embargo, Cristo lo llamó para que adoptara una clase diferente de compromiso. Una noche allá por 1983, Santucci tuvo un sueño, en el que escuchó que Jesús le decía: “Córtate las trenzas y sígueme”. Decidido a ser fiel a la voz que escuchaba, comenzó a estudiar la Biblia, y un año después fue bautizado en la Iglesia Adventista.

“¿Quién habría pensado que un simple rastafari […] escucharía la voz del Señor, se cortaría las trenzas, y se convertiría en una vasija de Cristo para todas las personas?”, dijo al recordar su pasado.

Santucci es el primer capellán designado oficialmente en Hamilton, y el primero en la historia de Bermuda que forma parte de la Junta Penitenciaria Internacional. Por su participación continua en favor de la sociedad de Bermuda, en 2013 recibió el Certificado y Distintivo de Honor de la Reina.

Horticultura altruista

A pesar de sus muchos logros en diversos ámbitos, sin embargo, acaso no exista un lugar donde Santucci se sienta más cómodo que en su huerta de verduras. Sus habilidades para la horticultura, que fueron descritas hace poco en el periódico Royal Gazette de Bermuda, se convirtieron en motivo de conversación en el barrio después de que hace tres años, Santucci plantara un aguacate en su vecindario para beneficiar a la comunidad local.

“Les dije a los vecinos: ‘Es para ustedes’”, dijo Santucci, quien jamás vende sino que regala las verduras de su huerta. “‘Llévense lo que les guste comer’”.

Santucci se apresura a señalar los múltiples beneficios de trabajar la tierra.

“Cuando uno está en la huerta, recibe luz del sol, hace ejercicio y disfruta de tranquilidad”, dijo Santucci según el periódico. “El estrés de la vida desaparece rápidamente”. Santucci, que comenzó a hacer huerta de niño para ayudar a su padre, dijo que jamás visita el gimnasio. “Todo mi ejercicio físico lo hago en la huerta”, contó.

Hace poco, Santucci coordinó un taller de horticultura en Sociedad con el Ministerio de Salud y Ancianidad de Bermuda. El curso gratuito, que duró cinco semanas y fue llamado “Cultive, Coma y Ahorre”, capacitó a más de sesenta personas respecto de los principios básicos de horticultura, en terrenos de la Biblioteca de la Juventud en Hamilton. Al finalizar el programa que, debido a la demanda popular será repetido en agosto próximo, los estudiantes participaron de una ceremonia de graduación, con la presencia de la nutricionista en salud pública Mellonie Furbert, y Jeanne Atherden, ministra de Salud y Ancianidad de Bermuda.

La huerta de verduras de Kevin Santucci que formó parte del curso gratuito de horticultura “Cultive, Coma y Ahorre”, que él ofreció hace poco en Hamilton, Bermuda. Imagen de Kevin Santucci.

“Quiero agradecer al capellán Santucci por orientar y alentar a los más de sesenta participantes, que ahora pueden comenzar a hacer huerta aun en un pequeño espacio, donde pueden hacerla progresar”, dijo “[La horticultura] es buena para cada parte de nosotros”.

Atherden le recordó a su audiencia que en Bermuda, donde 3 de cada 4 personas tienen sobrepeso u obesidad, la actividad física y la buena nutrición son sumamente importantes. “Espero que todos se pongan a sembrar […], y que disfruten de verduras y frutas frescas, sanas y económicas”, dijo. “Y cómo dice el capellán Santucci: ‘Si les sobra, ¡compartan!’”

Un ministerio integral

Aun cuando no use el término, el ministerio de Santucci encarna los principios centrales de Todos los Miembros Involucrados, una iniciativa de la iglesia mundial que busca que cada miembro de iglesia participe de la misión. “En este mundo de tantas necesidades, hay algo que todos pueden hacer”, dijo. “Cada individuo […] es un agente dotado de capacidades de las cuales tiene que rendir cuentas a Dios”.

Nuestro objetivo en la vida, dijo Santucci, debería ser hallar “un lugar donde servir a otra persona mediante el poder del Espíritu Santo”.

Los cristianos, cree Santucci, deberían apuntar a la restauración de todo el ser. “Muchas veces, la iglesia ha asignado la restauración física de las personas a las profesiones de salud, el ámbito mental a los educadores, y el espiritual a los pastores”, dijo. “Es un arreglo sumamente conveniente, pero no bíblico, porque una persona no puede ser dividida”.

Es la razón por la que, al pensar en ministrar a la comunidad, Santucci encuentra desconcertantes, por decirlo de algún modo, las actitudes de algunos cristianos. “En lugar de correr hacia ese ministerio, muchos cristianos salen corriendo de él”, dijo. “En lo que a mí respecta, me hace feliz ministrar a las personas allí donde se encuentran”.

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