Los estudiantes de Weimar (de izquierda a derecha) Isabella Brunkow, ciencias naturales; Uyen Moon Nguyen, educación cristiana; Monica Fukuda, ciencias naturales, ayudan a preparar un espacio para jardín. Imagen del Instituto Weimar

Usted jamás podría adivinarlo de tan solo mirarlo, pero Johnny An, un amable estudiante de enfermería en el Instituto Weimar, el año pasado fue echado del colegio. No fueron las bajas calificaciones o la mala conducta lo que forzó a este hijo único proveniente de Incheon, Corea del Sur, a abandonar el colegio. Fue exactamente lo opuesto: sus excepcionales capacidades de liderazgo y su compromiso con la verdad bíblica lo metieron en problemas.

Mientras asistía a la Escuela Cristiana Internacional en Corea, An era presidente del cuerpo estudiantil y líder del coro. También comenzó a estudiar la Biblia con un pastor en la iglesia adventista local, donde aprendió ideas apasionantes que no pudo guardarse para sí.

Johnny An fue bautizado hace poco en Moses’ Rock por el pastor Damon Snead. An está estudiando enfermería en el Instituto Weimar. Imagen del Instituto Weimar

“En el colegio, comencé a predicar el mensaje adventista, la profecía, el mensaje de salud y el sábado”, dijo An. “Compartía pensamientos devocionales, y los estudiantes regresaban a sus hogares y hablaban de lo que habían aprendido, que era bastante distinto de lo que creían sus familias. Por ello, el colegio recibía quejas de los padres.

Y después de recibir las quejas, se le pidió a An que dejara el colegio. Ansioso por hallar una institución donde pudiera ministrar y servir a otros libremente, An se matriculó en el Colegio Secundario Weimar en el estado de California, Estados Unidos, después de que una serie de milagros le abrió el camino. Weimar era exactamente lo que buscaba, por lo que An decidió quedarse para seguir estudiando el terciario y trabajar como asistente médico en la clínica del campus. El tiempo que pasó en la clínica le brindó oportunidades valiosas de establecer el tipo de conexiones significativas con los miembros de la comunidad, algo que a él le resulta natural.

“Tomaba los signos vitales de los pacientes y les preguntaba por su historia. Entonces oraba por ellos y les cantaba algo”, dijo An. “Ellos me preguntaban por qué lo hacía, y entonces les compartía algunas de mis creencias, y los invitaba a la iglesia”.

Una vez que me hice amigo de los pacientes, sentí deseos de satisfacer cualesquiera fueran sus necesidades.

“Al comienzo no daba ningún estudio bíblico. Les cocinaba, los acompañaba a hacer las compras, o solo me limitaba a escucharlos”, dijo An. “Muchas veces solo estaba allí con ellos, así como Cristo se relacionaba con la gente deseando hacerles bien. Solo pasaba tiempo con ellos para conocerlos. Entonces me hacían preguntas, y yo les compartía mi testimonio. Muchas veces estaban sufriendo o sufrían de depression, de manera que les hablaba de Cristo”.

Como resultado del ministerio de Ann, miembros de la comunidad han sido bautizados, y hay otros que están asistiendo con regularidad a la iglesia adventista en el campus.

Un nuevo enfoque para una antigua idea

An no está solo en su compromiso con el servicio en el Instituto Weimar. Fundado en 1978 como un programa de estilo de vida, Weimar ha tenido por mucho tiempo un espíritu de ministerio en el centro mismo de su obra. Con un colegio secundario, terciario y una clínica comunitaria en el lugar, Weimar tiene un impacto global, y la gente llega al campus desde diversos lugares del mundo para aprender cómo revertir y prevenir las enfermedades por medio de métodos naturales. Sin embargo, como lo demuestra el ministerio local de An, no hace cruzar el planeta para hallar oportunidades de ministrar.

Karl Rosaasen, del curso de preenfermería, y Chen Zhen Yew, de ciencias naturales, cortan leña que vecinos de Weimar usan para hacer fuego en invierno. Imagen del Instituto Weimar

“Estamos llegando al mundo pero, ¿qué decir de nuestra propia localidad? ¿Qué estamos haciendo allí donde estamos?, dijo Don Mackintosh, presidente del programa de bienestar global NEWSTART y pastor de la iglesia adventista en el campus. Para satisfacer sus propias necesidades comunitarias, Weimar está lanzando Todo el Campus Involucrado (TCI), una osada iniciativa orientada al servicio que comenzará en agosto de 2017.

“Queremos que nuestros estudiantes y personal vean una relación duradera con la comunidad. No queremos que nuestros médicos sean tan solos como médicos de la sala de emergencias”, dijo Mackintosh. “Queremos que vean que las personas se mejoran y vuelven a disfrutar de la vida, y queremos hacer ese camino junto a ellos”.

Todo el Campus Involucrado está inspirado en Todos los Miembros Involucrados, una iniciativa mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que anima a que cada iglesia —y cada miembro— participe de la obra comunitaria y misionera. Como parte de TCI, los estudiantes y el personal del colegio secundario y terciario de Weimar, como así también de su clínica, se comprometerán a brindar medio día de servicio por semana.

“Decidimos poner el momento de servicio justo en el medio de la semana, en el medio de todo lo que hacemos. Por ello, nos dedicaremos al servicio cada miércoles”, dijo Mackintosh.

Las posibilidades de servicio dentro de la iniciativa TCI son infinitas, según Mackintosh. “Todos pueden hallar algo que hacer. No hace falta ser una enfermera o un médico. Hallar una necesidad y dedicarse a satisfacerla es lo que llamados participación. De manera que el servicio puede ser cortar leña para un vecino, trabajar en un jardín o ayudar a una viuda”, expresó.

Mackintosh dijo que entonces están planeando vincular todas las cosas con este muy simple mensaje: “Somos cristianos adventistas del séptimo día, e hicimos esto simplemente porque estamos aquí para ayudar. Queremos ser como Jesús. Él anduvo haciendo el bien”.

Según Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista, el ministerio TCI de Weimar abre el camino a incontables bendiciones.

“Las implicaciones de que cada uno en el campus de Weimar participe de actividades misioneras extensivas realmente entusiasman, y auguran tremendas bendiciones del cielo cuando esta obra de evangelización se lleve a cabo en el campus, en la comunidad y en el mundo”, dijo Wilson. “Por la gracia de Dios, ojalá que Todo el Campus Involucrado llegue a ser un modelo para muchas otras instituciones en el mundo, en las que los jóvenes y el personal se sometan al poder del Espíritu Santo para seguir solo el método de Cristo, de manera de alcanzar a las personas y anunciar el pronto regreso de Cristo”.

El centro mismo de Todo el Campus Involucrado es compartir a Cristo mismo, dijo Mackintosh. “TCI es este ministerio de reconciliación de una manera práctica. Dios nos ayudó aun cuando éramos extranjeros y enemigos”, dijo. “Ahora podemos salir y ayudar a personas que no conocemos, aun cuando sean extranjeros y acaso también enemigos. Estamos aquí simplemente para decirles: ‘Todos somos integrantes de la raza humana, y los estamos ayudando porque Cristo nos ayudó a nosotros’”.

Traducción de Marcos Paseggi

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