Raúl Esperante analiza la contribución de los huesos fosilizados de ballena a una comprensión bíblica del diluvio, durante la Conferencia de Fe y Ciencia en St. George, Utah, Estados Unidos, en julio. [Imagen de Pieter Damsteegt, División Norteamericana]

“Mis investigaciones sobre las ballenas fosilizadas y los sedimentos no prueban el diluvio del Génesis”, dijo Raúl Esperante, investigador principal del Instituto de Investigaciones en Geociencia, “pero lo apoyan.” Esperante, un profesor y paleontólogo adventista, se dirigió a cientos de profesores, docentes de ciencias de nivel secundario y directores ministeriales de la Iglesia Adventista, durante la Conferencia de Fe y Ciencia de la División Norteamericana en St. George, Utah, Estados Unidos, el mes pasado.

Esperante, que sazonó su presentación con historias de su vida profesional y sólidos datos de investigaciones, compartió algunos de sus resultados de años de analizar huesos de ballenas fosilizadas en España, Perú y otros países. Sus conclusiones, publicadas en revistas científicas de primer nivel, están basadas en observaciones que aplican los mismos métodos y técnicas que usan los geólogos convencionales. Esperante, sin embargo, los usa para responder y desafiar la perspectiva predominante que defiende largas cronologías para explicar todas las cosas, desde los fósiles desenterrados hasta las rocas sedimentarias.

Raúl Esperante, izquierda, durante una de sus expediciones para desenterrar y estudiar huesos de ballenas fosilizadas en Perú. [Imagen de la Adventist Review]

“Las evidencias indican que la muerte [de las ballenas fosilizadas] tiene que haber sido masiva, catastrófica y repetitiva por un tiempo”, dijo Esperante. “La muerte acumulativa a lo largo de un extenso período mostraría un cuadro muy diferente”.

Cronologías largas y ballenas fosilizadas

Respecto de las ballenas fosilizadas, el principal obstáculo para los evolucionistas tan adeptos a las cronologías largas es la abundancia de especímenes, su presencia en más de un estrato geológico, y un grado similar de preservación entre sí.

“Siguiendo los métodos y técnicas [de los geólogos naturalistas], un esqueleto de ballena sepultado en estratos de ceniza volcánica de un total de cuarenta centímetros habría demandado 1242 años hasta ser cubierto por completo”, dijo Esperante. “Esto no guarda relación con el impresionante estado de preservación de los huesos”.

Como manera de corroborar sus observaciones, Esperante ha fotografiado sistemáticamente cadáveres de ballenas modernas bajo el agua, mostrando que por lo general se descomponen en cuestión de pocos meses a pocos años. “Aun antes de ello, muestran evidencias de bioerosión y degradación”, dijo. “¿Cómo explicar que algunas de las ballenas fosilizadas aún tienen las barbas [su órgano para filtrar los alimentos] pegadas al cuerpo, cuando en una ballena moderna muerta suelen desprenderse en cuestión de semanas, sino de días?”

La única explicación plausible, dijo Esperante, es que, en el pasado, algunos sucesos se produjeron de manera muy diferente al presente. Es algo que va en contra de las presuposiciones evolucionistas uniformistas, que creen que el presente es clave para entender el pasado. “Siguiendo sus presuposiciones, llegamos a conclusions que contradicen las largas eras predichas por sus teorías”, dijo.

La ventaja creacionista

Esperante cree que los científicos creacionistas tienen la ventaja de estar dispuestos a hacerse otras preguntas y considerar diferentes hipótesis, algo que les permite ver y hallar elementos que otros no ven.

“La mayoría de los científicos evolucionistas solo se mueven dentro de estrictos parámetros y presuposiciones naturalistas, lo que los torna incapaces de considerar explicaciones alternativas”, dijo. “Los creacionistas, por otro lado, han aprendido a considerar ambos lados de la cuestión, lo que les ayudad a hacer contribuciones significativas a las discusiones e investigaciones en curso”.

Como sólido científico que es, Esperante advirtió que no se deben sacar conclusiones instantáneas al analizar las ballenas fosilizadas, con tal de apoyar el relato bíblico del diluvio.

“En el mejor de los casos, [las ballenas fosilizadas] muestran que no son necesarias largas eras para explicar la presencia de sedimentos en algunas cuencas”, expresó. “[Los sedimentos y ballenas fosilizadas] pueden haber sido depositados durante o después del diluvio, pero necesitamos más evidencias para confirmarlo”.

Esperante concluyó recordando a los participantes en la conferencia cuál es el papel de la ciencia para los que confían en la Biblia.

“Las investigaciones científicas jamás remplazarán la fe en el registro bíblico, pero ciertamente pueden fortalecerla”, expresó.

 

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