Miami, Florida, United States - 23 nov 2017
23 de noviembre de 2017 | Miami, Florida, Estados Unidos | Libna Stevens/DIA
Dos meses después de que el Huracán María parara a todo Puerto Rico, partes de la isla aún están sin energía eléctrica y agua corriente, cientos de edificios y hogares siguen esperando ser reparados, y la Iglesia Adventista del Séptimo Día continúa distribuyendo alimentos y brindando otros servicios asistenciales.
“Esta tormenta realmente nos golpeó fuerte”, dijo el pastor Luis Rivera, tesorero de la Iglesia Adventista en Puerto Rico. El pastor Rivera viajó a Miami la semana pasado para presenta un informe ante los principales líderes de la División Interamericana y de Maranatha Volunteers International sobre los daños a la propiedad que dejó María.
“Estamos acostumbrados a compartir nuestros recursos con las islas vecinas y, para cuando Irma pasó por algunas de esas islas, habíamos compartido tanto que el [huracán] María llegó y nos sacudió y nos halló menos preparados”, dijo Rivera.
Aun así, en medio de la falta de agua, alimentos e inconvenientes, los líderes y los miembros de iglesia hicieron todo lo que saben hacer, ayudando a otros con lo que tenían y dedicando tiempo para limpiar los escombros y ayudar a los ancianos.
Hasta el momento, el 41 por ciento de la isla no tiene energía eléctrica, solo el 17 por ciento de la población tiene acceso a agua corriente, y muchos no tienen acceso a gasolina, informó Rivera.
Para fines de noviembre, con la ayuda de ADRA Internacional, ADRA Interamérica y miembros de iglesia voluntarios coordinados por ADRA Puerto Rico, unas 50 mil personas han recibido cajas de alimentos. Además de las organizaciones de ADRA, el ministerio “Prints of Hope” y otros patrocinadores ayudarán a reparar 200 techos residenciales en las próximas semanas. Asimismo, en los próximos meses se reconstruirán nuevos hogares para cuatro familias que no califican para recibir asistencia de la Agencia de Administración Federal de Emergencias.
Las propiedades de la iglesia
Los informes preliminares confirman que 16 iglesias sufrieron daños severos, y que otras se vieron afectadas a escala menor. “Muchos miembros comenzaron a trabajar tan pronto como lo permitieron las circunstancias”, dijo Rivera.
Cinco de las escuelas adventistas de Puerto Rico necesitan reparaciones de importancia, dijo Rivera. Esas escuelas se encuentran en Arecibo, Caguas, Maunabo, Vega Baja y la isla de Vieques.
Una iglesia nueva en Loiza, donde el pueblo tiene el mayor índice de pobreza, tendrá que ser demolida y reconstruida completamente para que funcione como iglesia y centro de influencia, dijo Rivera. Los líderes de Maranatha analizarán la construcción allí en Loiza para determinar si es posible reconstruirla pronto.
En lo que respecta a las propiedades de la iglesia, Rivera dijo que la cobertura del seguro comenzará en las próximas semanas, de manera que las iglesias y escuelas podrán comenzar las reparaciones.
Entretanto, los cultos continuarán en las iglesias o fuera de las propiedades.
“Durante este tiempo, los miembros han estado sirviendo los alimentos que tienen a los vecinos en los alrededores de las iglesias, de manera que las iglesias siguen mostrando el amor de Jesús en medio de los momentos difíciles”, dijo Rivera.
El hospital adventista
El Hospital Bella Vista de la Iglesia Adventista ha logrado seguir operando sin interrupciones y sigue brindando servicios a la comunidad en la región occidental de la isla. “El Hospital Bella Vista está estable, y el flujo de pacientes se desarrolla con normalidad”, dijo Rivera, quien también es el administrador interino del hospital.
El personal del hospital ha estado ofreciendo clínicas gratuitas en diversas comunidades, además de distribuir agua, platos de comida, y de llegar a hogares difíciles de alcanzar en las montañas cercanas, dijo Rivera.
Los miembros de iglesia han estado ocupados ayudando a otros aun cuando aún ellos mismos no tiene agua o electricidad, dijo Rivera, que estuvo sin energía eléctrica y agua corriente en su hogar durante casi dos meses. “Sabemos que muchos de nuestros miembros han perdido el trabajo, y que muchos han abandonado la isla desde el paso de María”, dijo Rivera.
Rivera se refirió a estadísticas oficiales que muestran que más de 100 mil personas están sin trabajo desde la tormenta, y que más de 100 mil han abandonado la isla. “Se estima que en los próximos meses unas 300 mil personas dejarán la isla”.
El exilio también se está sintiendo en las congregaciones, dijo Rivera. “Creemos que desde el 20 de septiembre se han ido unos mil miembros, y tememos que muchos más se irán pronto”. Para fines de junio, la iglesia tenía 33 mil miembros. Aún no se tienen los números de miembros después de la tormenta.
La iglesia teme que la feligresía disminuirá a menos de 32 mil, en momentos en que, como resultado de la crisis económica que ha sufrido Puerto Rico en los últimos seis años, unos cinco mil miembros ya habían dejado la isla.
“Este año estoy ejerciendo la fe”, dijo Rivera. “Los miembros de iglesia en Puerto Rico son muy fieles, pero si no ingresan recursos, no pueden diezmar”.
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Traducción de Marcos Paseggi