En momentos en que una Colombia agotada por los conflictos hace frente a los desafíos de cultivar la paz después de décadas de conflicto con grupos rebeldes, un líder adventista ha recordado a los funcionarios del gobierno que los grupos religiosos minoritarios tienen una valiosa parte que cumplir.
“Un diálogo inclusive, uno que incorpore voces de todas partes de la sociedad colombiana, ayudará a fomentar una paz sólida y duradera”, dijo Ganoune Diop, director de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista mundial, durante una reunión el mes pasado con Guillermo Rivera Flórez, ministro del Interior de Colombia.
En el encuentro, que tuvo lugar el pasado 9 de noviembre en las oficinas del ministerio en Bogotá, la capital del país, Diop habló de “shalom”, la palabra hebrea para la paz. “Es una palabra que abarca la idea de ‘compleción’ y la inclusión de todas las partes”, dijo. “No puede haber shalom —una paz duradera y profunda— sin una amplia participación de parte de todos los sectores de la sociedad, lo que incluye también las voces de los grupos religiosos no mayoritarios”.
Desde fines de la década de 1950, Colombia ha pasado por una inestabilidad y violencia crecientes, dado que grupos de insurgentes de izquierda y organizaciones paramilitares de derecha han luchado contra el gobierno. El conflicto estuvo marcado por el amplio uso de la tortura, ejecuciones y toma de rehenes. Grupos rebeldes también se han dedicado al cultivo de la coca a gran escala y al tráfico de drogas como método para financiar sus actividades, lo que a su vez ha contribuido al surgimiento de poderosos narcotraficantes. Según estimaciones del Centro Nacional para la Memoria Histórica de Colombia, el conflicto ha desarraigado a más de cinco millones de colombianos de sus hogares, y ha provocado la muerte de más de 220 mil personas, la mayoría de ellos civiles.
Si bien el año pasado se alcanzó un histórico acuerdo de paz entre el gobierno y los grupos rebeldes, la tarea de sanar las heridas del pasado y construir una nueva sociedad ajena al conflicto es inmensa.
Más del ochenta por ciento de la población colombiana se identifica como católica romana, que, hasta 1991, era la religión oficial del Estado. Aunque la constitución del país protege la libertad religiosa o de creencias, Diop dice que los miembros de las iglesias minoritarias de Colombia a veces aún encuentran difícil hacerse oír en el discurso público general. “Esas denominaciones, incluida la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Colombia, están deseosas de mostrarse como socias productivas para forjar una sociedad más estable, inclusiva y pacífica”, dijo.
Diop se reunió con el ministro del Interior Rivera como parte de una delegación de líderes cristianos que estuvieron en Colombia para un encuentro de la Asociación de Secretarios de las Comuniones Cristianas Mundiales (CS/CWC). La CS/CWCW es un encuentro informal de líderes de diversas comuniones cristianas que se reúne en una ubicación diferente cada año para tener conversaciones bilaterales y multilaterales que disipen los prejuicios y las hostilidades, y para compartir preocupaciones, información y noticias sobre sus respectivas denominaciones. Diop ha sido secretario de la CS/CWC desde 2014, y la Iglesia Adventista mundial ha estado representada en estos encuentros anuales desde hace unos cincuenta años.
Traducción de Marcos Paseggi