El auditorio en le Secretaría de las Naciones Unidas, en Nueva York, en donde se llevó a cabo el Cuarto Simposio Anual sobre el Papel de la Religión y de las Organizaciones de Base Religiosa en los Asuntos Internacionales, el 22 de enero. La Iglesia Adventista del Séptimo Día copatrocinó el evento. Imagen cortesía de la Asociación Internacional de Libertad Religiosa

26 de enero de 2018 | Nueva York, Estados Unidos |

Inmigrantes y refugiados no son “problemas para ser resueltos”, sino personas vulnerables que deben ser tratadas con respeto y compasión, dijeron los participantes esta semana en un simposio en las Naciones Unidas, copatrocinado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Este evento, celebrado el 22 de enero del presente en la Secretaría de las Naciones Unidas, en Nueva York, Estados Unidos, fue el Cuarto Simposio Anual sobre el Papel de la Religión y de las Organizaciones de Base Religiosa en los Asuntos Internacionales, el cual reunió a aproximadamente 250 representantes de la comunidad de las Naciones Unidas, grupos religiosos y organizaciones no gubernamentales.

“Los refugiados e inmigrantes no son los ‘otros’, ellos son ‘nosotros’”, dijo la subsecretaria general de la ONU, Sra. Amina J. Mohammed, en su discurso de apertura ante el grupo de asistentes. “Ellos son parte del pasado y presente de la historia de la familia global”. Instó a los dirigentes religiosos y a las organizaciones de base religiosa a aportar a través de su voz moral y experiencia en favor de atención y cuidados hacia estas personas vulnerables, y añadió que los grupos religiosos están en la muy única posición de enfocar su atención en la gente, en vez de en la política. “Ustedes reafirman incansablemente los derechos humanos y dignidad de los inmigrantes y refugiados, independientemente de los intereses y agendas nacionales”, dijo la subsecretaria Mohammed.

Las estadísticas sobre inmigrantes y refugiados son realmente impactantes. De acuerdo con la ONU, el mundo está actualmente experimentando una gran movilidad sin precedente en la historia de la humanidad, de personas que abandonan sus países por razones de conflicto, pobreza y muchos otros desafíos. Se estima que el año pasado, 65.6 millones de personas fueron desplazadas de sus hogares. De entre ellas, una vasta cantidad —casi un 50 por ciento de las mismas— eran niños y personas jóvenes.

El director de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista, Ganoune Diop, fue uno de los principales organizadores del simposio, el cual les dijo a los presentes que la intención de este evento era ir un tanto más allá de “simplemente palabras”.

“No solamente deseamos hacer una diferencia en la base misma, en el nivel local, sino que deseamos ayudar a cambiar la narrativa acerca de inmigrantes y refugiados”, dijo el director Diop.

Dijo que la Iglesia Adventista continúa dedicada a ayudar a aliviar el sufrimiento de las personas desplazadas y habló también acerca del “portafolio de servicio” de la Iglesia Adventista, incluyendo su enfoque en los cuidados de salud, su red mundial educativa y la obra global humanitaria desempeñada por la Agencia de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) de esta iglesia.

La refugiada Sana Mustafa ofreció una apasionada presentación, acerca de un tema cuyos ecos resonaron en otras presentaciones de oradores durante el día: el peligro de “deshumanizar” a los refugiados e inmigrantes. Sana Mustafa fue separada de su familia, quien huyó de la guerra en Siria y descubrió por experiencia personal cuán desorientadora e impersonal puede ser la experiencia de un refugiado.

“Por favor, traten a los refugiados como individuos, no como ‘complicaciones’ o ‘asuntos sociales’, dijo. Hizo notar también que las noticias e informes en el mundo occidental raramente cuentan las historias desde el punto de vista individual de los inmigrantes y refugiados, sino más bien, tienden a enfocar su atención en los desafíos sociales que los recién llegados posan para una determinada comunidad.

Dijo que los grupos de base religiosa pueden jugar un papel clave en cuanto a combatir el prejuicio y la discriminación, educando a los ciudadanos de los países anfitriones acerca del trauma soportado por las personas desplazadas y ayudando a la gente a abrir su corazón para dar la bienvenida a tales inmigrantes y refugiados.

La Agencia Internacional de Desarrollo y Recursos Asistenciales copatrocinó también el simposio de este año. El presidente de ADRA, Jonathan Duffy, les dijo a los asistentes que los grupos de base religiosa eran muy frecuentemente, valiosos socios locales de las organizaciones que trabajan en favor de inmigrantes y refugiados.

“La fe juega un papel muy importante en la vida de muchas personas; por lo tanto, en tiempos de aflicción y problemas, las personas son atraídas hacia ella”, dijo el presidente Duffy. Citó entonces el caso ocurrido a mediados del 2016, cuando hasta un total de 5,000 personas se refugiaron a la vez en unas instalaciones adventistas en Sudán del Sur, mientras la violencia civil reinaba en la región. ADRA se esforzó por proveer alimentos, agua pura y cuidados de emergencia médica a los hombres, mujeres y niños que se amontonaron en tales instalaciones.

El simposio de esta semana se llevó a cabo ante el trasfondo de las continuas deliberaciones en la ONU acerca de la difícil situación de los inmigrantes y refugiados. Marca la cuarta ocasión en que la Iglesia Adventista ha ayudado a reunir a los grupos de base religiosa con representantes de la comunidad internacional en la ONU, para discutir asuntos globales significativos. Los simposios previos han enfocado su atención en tópicos tales como búsqueda del mantenimiento de la paz y el extremismo religioso.

Azza Karam, consejera sénior de Cultura y Desarrollo Social del Fondo de Población de las Naciones Unidas y socia clave en la organización del simposio, tuvo a su cargo el último de los discursos. Azza Karam subrayó algunos de los temas que habían surgido durante el día y dijo que había quedado muy claro que las organizaciones de base religiosa tienen diversos y esenciales papeles a desempeñar al tratar con inmigrantes y refugiados. Añadió que la serie de simposios presentados durante los pasados cuatro años, habían provocado una “jornada de comunicación y colaboración” muy única entre grupos religiosos, organizaciones no gubernamentales y la comunidad internacional.

Al hablar después del evento, el director Diop dijo que la serie de simposios en la ONU ha provisto una oportunidad sin precedentes para que los adventistas contribuyan dentro del discurso público en una forma significativa y añadió que ya han comenzado los planes para el quinto evento que habrá de celebrarse en el mes de enero del año próximo.

“Como adventistas, ofrecemos perspectivas fundadas sobre valores bíblicos y moldeadas por nuestra convicción de que cada ser humano ha sido dotado por el Creador, de valor y dignidad infinitos”, dijo el director Diop.

Entre los muchos presentadores de alto nivel en el simposio de esta semana, figuraron Adama Dieng, el consejero especial del Secretario General de la ONU para la Prevención del Genocidio; el Profesor Afe Adogame, de Maxwell M. Upson profesor de Cristianismo y Estudios Religiosos de la Escuela de Divinidades Princeton; el Rev. Dr. Liberato C. Bautista, secretario general asistente para naciones Unidas y Asuntos Internacionales de la Iglesia Metodista Unida; Rudelmar Bueno de Faria, secretario general de la coalición religiosa humanitaria ACT Alliance; Jason Cone, director ejecutivo de Médicos sin Fronteras en los Estados Unidos; Dr. Elizabeta Kitanovic, secretaria ejecutiva de Derechos Humanos de la Conferencia de Iglesias Europeas en Bruselas; y Martin Mauthe-Kater, consejero para asuntos de Migración y Desarrollo Sustentable en la Delegación de la Unión Europea ante las Naciones Unidas.

Entre los otros copatrocinadores del simposio, se encuentran la Alianza ACT, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Oficina de Prevención de Genocidio y Responsabilidad de Proteger, de las Naciones Unidas, y el Cuerpo Especial de la Inter Agencia para la Colaboración con Organizaciones de Base Religiosa, de las Naciones Unidas.

Traducción – Gloria A Castrejón

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