2 de agosto de 2018 | Cairo, Egipto | Andrew McChesney, Misión Adventista
El plan parecía perfecto. Transformar un envejecido edificio de iglesia adventista del séptimo día, situado en el corazón mismo de la capital de Egipto, en un vibrante centro comunitario.
Pero las compañías constructoras desecharon la idea de remodelar completamente la Iglesia Central de El Cairo.
“No hay ningún modo en que puedan ustedes obtener un permiso”, dijo el ingeniero al mando de una compañía de construcción.
Los dirigentes de la iglesia oraron y decidieron seguir adelante por fe. Se pusieron en contacto con otra compañía constructora e inquirieron acerca del proceso para obtener un permiso de renovación de este edificio.
“Es verdad que es muy difícil”, les respondió uno de los principales ingenieros, “pero pensamos que podríamos obtener el permiso de entre uno a tres meses”.
Un mes más tarde, el ingeniero en cuestión les llamó para anunciarles que estaba listo el permiso de renovación del edificio.
Akram Khan, tesorero de la Iglesia Adventista en la Misión Egipto-Sudán, dijo que estaba asombrado por ese progreso tan rápido.
“¡Un mes!” dijo en una entrevista. “Esa fue la primera señal de que Dios deseaba que hiciéramos algo con el edificio”.
Otros milagros más ocurrieron en rápida sucesión, dijeron los dirigentes de la iglesia. La Iglesia Central sufrió una completa remodelación en el transcurso de un año y, el edificio, llamado ahora Centro Cultural Ramsés, abrió sus puertas el 31 de julio de 2018.
El presidente de la Iglesia Adventista mundial, volvió a dedicar el edificio de cuatro pisos a la gloria de Dios e instó a los miembros de la iglesia a recordar que una parte clave de la misión de la iglesia es ayudar a las personas en las grandes ciudades.
“Cairo es una ciudad con casi 20 millones de habitantes —entre los cuales hay personas con el corazón quebrantado, personas cautivas por el mal, personas que están ciegas a sus propias necesidades, personas espiritualmente hambrientas”, dijo el presidente Wilson en un discurso pronunciado en el renovado auditorio de la Iglesia Central. “Esa es la razón por la que existe el Centro Cultural Ramsés”.
La Iglesia Central, cuyos 750 asientos algún día llenaron el edificio, ocupa ahora una esquina, con una capacidad para acomodar a 280 personas. El edificio ya renovado da albergue también a una escuela de nivel preescolar, una clínica dental, un gimnasio o centro de acondicionamiento físico, una sala de masajes, apartamentos, una cocina para impartir lecciones sobre preparación de platillos saludables y siete aulas de clase para conferencias y enseñanza de bienestar integral y clases de inglés.
Máquinas de ejercicio contra una pared en el gimnasio del Centro Cultural Ramsés, en El Cairo, Egipto. Imagen por Andrew McChesney, Adventist Mission
La Iglesia Adventista cuenta con 200 miembros en el Cairo y 800 en todo Egipto, un país africano con una población de cerca de 100 millones de habitantes.
La inmigración y otros factores han contribuido a la disminución de la feligresía de la iglesia, desde que se abrió la Iglesia Central en 1962, en un terreno adquirido en 1953 por el padre del actual presidente Wilson, el pastor Neal C. Wilson, ex presidente de la Iglesia Adventista mundial, quien falleció en 2010 y fue presidente durante 15 años de la anterior Misión de Egipto.
Ted N. C. Wilson, quien creció como hijo de misioneros en el Cairo, dijo que su padre se habría regocijado grandemente si hubiera estado presente en la dedicación del Centro Cultural Ramsés.
“Él pasó aproximadamente un año reuniendo todas las firmas de oficiales de gobierno y de las oficinas de gobierno para abrir este edificio”, dijo.
Tanto él como otros dirigentes de la iglesia alabaron a Dios por la rapidez con que se terminó la reconstrucción del Centro Cultural Ramsés, comenzando con el paso crucial de obtener el permiso de construcción. El tesorero Khan dijo que los milagros no terminaron ahí.
“Todo lo que estamos haciendo con este edificio es verdaderamente un milagro”, dijo el tesorero Khan, nativo de Pakistán y que ha prestado sus servicios en Egipto durante ocho años.
Ocurrió otro milagro cuando los dirigentes de la iglesia encontraron a un contratista cristiano que entendió bien su sueño de combinar el edificio de iglesia y el centro comunitario en un solo edificio, dijo el tesorero, Khan.
“Dios nos dio una segunda señal: Un buen contratista que pudo entender nuestra filosofía desde un punto de vista cristiano”, añadió.
Pero eso no fue todo, según Johnny N. Salib, secretario de la Misión Egipto-Sudán, quien recordó que el plan inicial pedía que este edificio de iglesia fuera convertido en algo diferente —un centro médico. Una compañía de estudio de mercado, contratada por la iglesia, había determinado que se necesitaban mucho los servicios médicos en esa comunidad. Pero los dirigentes de la iglesia se enfrentaron con un obstáculo con respecto a tal centro médico. El mayor problema era que la ley prohibía los servicios de médicos extranjeros y la iglesia no contaba con médicos egipcios en el país.
“Dios nos mostró que no debíamos ir en esa dirección y nos cerró la puerta”, dijo el secretario Salib. “Fue muy difícil para nosotros. Nos sentíamos frustrados y pensamos que el proyecto iba a colapsar. Pero entonces Dios abrió la puerta”.
La nueva puerta se abrió con el arribo de Peter Koolik, un consejero de construcción de la iglesia adventista mundial, el cual nos sugirió que podíamos reemplazar el centro médico por una escuela de nivel preescolar, una escuela de idiomas y otros servicios, dijeron los dirigentes de la iglesia.
“Él vino a nuestro encuentro en la encrucijada”, dijo Rick McEdward, presidente de la Unión del Oriente Medio y Norte de África, cuyo territorio incluye Egipto.
“Peter Koolik llegó muchas veces en el momento más oportuno”, dijo al agradecer su aportación al consejero en la ceremonia de dedicación.
Peter Koolik, quien ha ayudado a construir centros comunitarios y edificios de iglesia en Fiyi, Rusia, Vietnam y en muchas otras partes, elogió los resultados producto del esfuerzo del equipo.
“Los miembros de la iglesia realmente se unieron en torno a la nueva visión”, dijo en una entrevista. “Alabamos a Dios por la oportunidad que tuvimos de ser parte de este increíble proyecto”.
Una versión previa de esta historia se publicó en Adventist Mission.
Traducción – Gloria A Castrejón