“No vamos a esconder la cabeza como si el abuso no se produjera”, dijo Ivan Williams, director de la Asociación Ministerial de la División Norteamericana, durante sus declaraciones de apertura en el primer día de la Cumbre Sobre el Abuso enditnow de la División Norteamericana, el pasado 24 de septiembre de 2018.
La cumbre, que duró dos días y se llevó a cabo en la sede de la División Norteamericana en Columbia, Maryland, Estados Unidos, fue organizada para equipar a los pastores, los docentes, los voluntarios, el personal de la iglesia y los miembros con las herramientas y el conocimiento que les permitan ayudar a poner fin al abuso dentro de su esfera de influencia. Como parte de la campaña enditnow de la Iglesia Adventista, la cumbre contó con un número de expertos que fueron desde los líderes y administradores de la iglesia hasta defensores, abogados y mujeres que compartieron su experiencia ante situaciones de abuso.
“Este es un evento anual con diferentes presentadores y diversos temas cada año, porque sabemos que no solo implica escucharlo una sola vez”, dijo Erica Jones, directora asistente de Ministerios de la Mujer de la División Norteamericana y organizadora de la cumbre. “Es necesario que nos recuerden [este tema], y siempre está saliendo nueva información al respecto”.
Los pastores de iglesia, los líderes, los docentes y los estudiantes fueron invitados a asistir a presentaciones en español el 24 de septiembre, y en inglés el 25. Asimismo, las reuniones de ambos días fueron transmitidas en vivo en Facebook y YouTube, de manera que televidentes de otros territorios de la iglesia y también de otros países, incluido México, Belice, Letonia, Estonia y Bermuda, enviaron preguntas a los presentadores y recibir los recursos de la cumbre.
“Aquí se están compartiendo principios fundamentales e invalorables acerca y en contra del abuso. Felicitaciones”, dijo el participante Lemuel Llaguno Niere en un comentario de Facebook.
La transmisión en vivo de Facebook en español recibió casi 6500 visualizaciones dentro de las 48 horas de transmisión, con 858 reacciones, comentarios y acciones de compartir. La versión en inglés fue vista 5572 veces en las primeras 24 horas, con 1223 reacciones, comentarios y acciones de compartir.
La posición de la Iglesia Adventista
La sesión de apertura del programa en inglés estuvo a cargo de Alex Bryant, secretario ejecutivo de la División Norteamericana, quien delineó los reglamentos de la Iglesia Adventista respecto del abuso. En su cargo, Bryant supervise la creación, distribución e inclusión de todos los reglamentos de la división.
“La Iglesia Adventista no tolera abuso en ninguna de sus formas, ya sea físico, sexual, emocional o mental”, dijo Bryant. Dijo que la base de los reglamentos sobre el abuso se construye sobre la creencia de que todos los seres humanos han sido creados a la imagen de Dios y, por lo tanto, si maltratamos a otra persona, estamos en consecuencia maltratando a Dios.
“Tenemos una responsabilidad ordenada por Dios de trabajar y proteger a los vulnerables que nos rodean. Por ello, nuestros reglamentos, nuestras enseñanzas deberían ser compartidos de una manera que proteja a los más vulnerables entre nosotros, lo que incluye a los niños, los cónyuges y las personas que están en relaciones abusivas”, dijo Bryant.
Aunque la iglesia posee numerosos reglamentos para tratar de manera apropiada con situaciones de abuso, Bryant dijo que apunta a hacer que los líderes puedan acceder a los reglamentos con más facilidad.
“Creo que una de las cosas que podemos hacer para ayudar es ponerlos todos en el mismo lugar. En este momento, están desparramados en todo el manual de reglamentos”, dijo Bryant. “Una de las cosas con las que me he comprometido es a tratar de colocarlos a todos en un lugar para que puedan hallarse, verse y comprenderse con más facilidad”.
El costo de la inacción
Kate Ott, profesora asociada de ética social cristiana de la Escuela Teológica Drew, y disertante de teología práctica en la Escuela de Teología de Yale, habló de la importancia de crear límites saludables, en especial en las comunidades religiosas. Ella dijo que, si bien los reglamentos y las leyes que seguimos ayudan a ejecutar esos límites, se requiere aún más.
“Las instituciones religiosas no están exentas de las leyes seculares, y nosotros no tenemos por qué estarlo. En efecto, deberíamos anhelar normas más elevadas”, dijo Ott. “Somos comunidades que brindan cuidado, confianza, respeto y justiciar. Deberíamos ser los que dicen: ‘La ley no es suficientemente abarcadora. ¿Qué más podemos hacer?’”
“En las comunidades religiosas, tenemos la responsabilidad moral y la capacidad de responder con justiciar y equidad. Podemos hacerlo”, dijo Ott. “Está en juego la integridad de la relación ministerial y de nuestras instituciones religiosas”.
“No hacer nada no es una buena alternativa”, dijo David Fournier, vicepresidente y principal responsable de atención al cliente de Adventist Risk Management, el proveedor oficial de seguros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
“Demasiado a menudo, a nosotros como la iglesia se nos acusa, y perdemos nuestra reputación, por las cosas que no dijimos, por lo que no hicimos, por los resultados que no logramos”.
Qué significa tener responsabilidad legal
Además de ser considerados responsables debido a los reglamentos de la iglesia, los líderes, los docentes y los voluntarios de las iglesias y escuelas adventistas son responsables ante la ley a la hora de denunciar casos de abuso.
“Surge una responsabilidad legal porque es obligatorio hacer la denuncia”, dijo Krista Blakeney-Mitchell, directora asociada del Programa de Ayuda para una Mejora de las Respuestas de la Justicia Penal ante los Ataques Sexuales, la Violencia Doméstica, la Violencia en las Citas y el Acoso del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
Según Mitchell, un denunciante obligado es una persona cuya tarea o cargo profesional lo obliga a denunciar cualquier sospecha de abuso.
“Los denunciantes obligados reconocen, responden y denuncian [el abuso], y entonces se termina la responsabilidad”. Por otro lado, “la responsabilidad puede ser un compromiso para toda la vida”. Mitchell definió la responsabilidad como la tarea de estar informados, conocer las limitaciones, brindar apoyo continuado y marcar una diferencia”.
“La responsabilidad comunitaria, en especial cuando se da en la iglesia, implica hacer la segunda milla. Sabemos que tenemos una responsabilidad moral ante Dios, pero además de eso, tenemos la responsabilidad de tratar de hacer de este mundo un lugar mejor”, dijo Mitchell. “Si realmente creemos en hacer eso, no hay que preocuparse de que uno sea un denunciante obligatorio o no”.
A algunos les puede resultar difícil denunciar a otro cristiano por sus acciones, en especial si el responsable es muy conocido y querido. Sin embargo, eso no debería obstaculizar el proceso de denuncia.
“Nuestro deber es denunciar”, dijo Tony Anobile, vicepresidente de Ministerios Multilingües de la División Norteamericana. “Es incómodo, y a veces nos pone en una situación incómoda con la gente, pero es mejor hacerlo y saber que uno ha cumplido con su deber y tiene la conciencia tranquila, que tratar de mirar para otro lado y no hacer nada”.
Mitchell enfatizó el mismo sentimiento. “Más allá de que uno sea un denunciante obligado, somos responsables por nuestros hermanos. Cuando las comunidades asumen la misión de la responsabilidad, el progreso es inminente”.
Traducción de Marcos Paseggi