10 de julio de 2019 | Loma Linda, California, Estados Unidos |
La Tercera Conferencia Global de Salud y Estilo de Vida en Loma Linda, California, Estados Unidos, se inició el 9 de julio de 2019 con formalidades mínimas y fue derecho al tema.
El evento de cinco días, que ha reunido más de 800 líderes, profesionales de salud y defensores de la vida sana adventistas provenientes de 90 países, está siendo aprovechado al máximo para compartir perspectivas prácticas y consejos útiles para disfrutar de una vida sana.
“Hemos sido maravillosamente formados”, dijo Peter Landless, director de Ministerios Adventistas de Salud en sus declaraciones de apertura. Es un hecho, enfatizó, que enmarca las discusiones e intercambios potenciales durante la conferencia.
En sintonía con lo expuesto por Landless, las presentaciones plenarias del día se dedicaron a compartir cómo, aun frente a crecientes preocupaciones en el área de salud pública, los cambios pequeños pueden hacer mucho para ayudar a que las personas ahuyenten la enfermedad y disfruten de una vida mejor.
Un medicamento gratuito contra el deterioro cognitivo
“El ejercicio influye sobre la proliferación de neuronas nuevas e incrementa la producción de moléculas segregadas de las neuronas que tienen que ver con el aprendizaje y la memoria”, dijo David Williams, profesor e investigador de Harvard en el plenario de apertura. Williams, quien hace poco fue elegido a la Academia Nacional de Ciencias, compartió consejos claros y basados en investigaciones científicas que no solo pueden mejorar la salud personal sino también incrementar la influencia de la iglesia en la comunidad.
En la primera parte de su presentación, Williams analizó el desafío creciente que presenta la enfermedad de Alzheimer, lo que revela “el mayor incremento de la historia de una enfermedad en tan solo una década”.
“Los datos muestran que, entre 2000 y 2013, se produjo un incremento de decesos del 71 por ciento debido al Alzheimer”, dijo Williams. “Y el Alzheimer pasó de ser la enfermedad más gravosa número 25 al puesto 12, y del puesto 32 al 9 respecto de los años de vida perdidos”.
Aunque la medicina moderna tiende a recurrir al apoyo farmacológico como una principal opción de tratamiento, Williams dijo que el ejercicio y la dieta pueden ayudar a ahuyentar el deterioro cognitivo y mejorar el estado general de la persona una vez que la enfermedad comienza a progresar.
“El ejercicio es una opción que no ha sido estudiada lo suficiente como tratamiento para el deterioro cognitivo leve”, dijo Williams. Es algo de suprema importancia para revertir esa tendencia, dijo, dado que más de la mitad de los adultos con deterioro cognitivo leve terminará con Alzheimer dentro de los cinco años siguientes.
El ejercicio, sin embargo, puede ayudar a mejorar las funciones cognitivas de una persona, porque incrementa el flujo de sangre y parece prevenir la atrofia del hipocampo, que es fundamental para la memoria episódica, dijo.
Una posición histórica
Esta posición se basa en las últimas investigaciones científicas, pero no es nada nuevo para los adventistas del séptimo día, destacó Williams. Citó entonces a Elena G. White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista, quien hace más de un siglo escribió: “U
This position is based on the latest scientific research, but it is nothing new for Seventh-day Adventists, Williams noted. He quoted Adventist Church cofounder Ellen G. White, who wrote more than a century ago, “Una caminata, aun en invierno, sería más benéfica para la salud que todas las medicinas que los médicos puedan prescribir” (Consejos sobre la salud, p. 52).
Ahora la ciencia está confirmando esa afirmación, dijo Williams, dado que las investigaciones recientes han mostrado que el ejercicio está vinculado con una mejor atención y velocidad de procesamiento, función ejecutiva y memoria. ¿El descubrimiento más interesante sobre el tema? “La duración y la intensidad del ejercicio no afectó la producción de beneficios”, informó Williams. “Cualquier ejercicio que hagamos puede ayudar a mejorar las funciones cognitivas”.
Lo mismo se aplica al impacto de la dieta, dijo Williams, dado que las investigaciones han confirmado vez tras vez que una dieta mediterránea (una que favorezca verduras de hoja verde, nueces, bayas y granos integrales, a la vez que evita las carnes rojas, el queso, los dulces y las frituras) lleva a mejoras en la función cognitiva.
“Los estudios han mostrado que seguir esa dieta predijo una disminución significativamente menor en la función cognitiva general”, informó Williams, citando un estudio de 2015. “El índice de deterioro fue equivalente a que la persona tuviera siete años y medio menos de edad”.
Las personas con mejor aptitud física sobre la tierraDada la cantidad de evidencias científicas y las posiciones históricas de la iglesia, “los adventistas del séptimo día deberían ser las personas con mejor aptitud física de la tierra”, aseveró Williams. Pasó entonces a dar algunos consejos simples que las iglesias locales pueden implementar para promover la salud y alcanzar a la comunidad.
“Al animar, apoyar y facilitar la caminata de perros, por ejemplo, las iglesias pueden promover una actividad física”, dijo. “Williams también mencionó las caminatas en los centros comerciales para los ancianos, y un mayor énfasis en inculcar emociones positivas en otras personas.
“Las investigaciones han mostrado personas que obtuvieron un puntaje elevado en indicadores de propósito en la vida tuvieron una probabilidad 2,4 mayor de permanecer libres de Alzheimer que una persona con bajo puntaje”, contó. “Y un mayor propósito en la vida redujo los efectos negativos de los cambios patológicos producidos por el Alzheimer.”
Es algo que presenta oportunidades excelentes para ministrar a otros, dijo Williams, dado que el optimismo y la gratitud también han mostrado ser altamente beneficiosos para la salud.
“Tiene que ver con dar gloria a Dios en las cosas comunes de la vida, así como lo hizo Cristo”, dijo.
El efecto de las comidas en la iglesia
Hay, sin embargo, una advertencia, dijo Williams. Es que el llamó el “efecto de las comidas en la iglesia”.
“Las investigaciones han mostrado que las personas que asisten y comen en la iglesia periódicamente tienden a ser más obesas que los que no lo hacen”, compartió Williams.
¿Cómo, entonces, luchar contra esta tendencia?
Es algo que requiere, entre otras cosas, que demos prioridad al ejercicio, dijo Williams. Una vez más citó a White, quien en Testimonios para la iglesia escribió, “Salid a ejercitaros cada día, aun cuando tengan que descuidar algunas cosas de la casa” (t. 2, p. 531).
Es la mejor manera de ahuyentar la enfermedad y disfrutar de una vida fructífera, expresó.
Adventist Review está brindando cobertura continua de la Tercera Conferencia Global sobre Salud y Estilo de Vida.
Traducción de Marcos Paseggi