¿Qué tiene que ver un concurso de exprimir limones con la misión adventista?
Mucho, según G. T. Ng, el secretario ejecutivo de Iglesia Adventista. Fiel a su estilo, Ng introdujo el Informe de Secretaría ante el Concilio Anual 2019 contando una historia graciosa.
En el hipotético concurso, ningún campeón nacional de diversas partes del mundo logró exprimir un limón hasta sacarle la última gota. Entonces, alguien de la audiencia se ofreció a hacerlo y lo logró, por lo que fue coronado campeón.
Atónito, el presentador le preguntó: “¿Y usted quién es?”
“Soy tesorero”, fue su respuesta.
“Para llevar a cabo la misión, necesitamos tener mucho jugo de limones”, dijo Ng.
El efecto bumerán
Pero el dinero no es acaso el elemento más importante de la misión, enfatizó Ng. El elemento más importante, dijo él, es hacer de la misión una prioridad, algo que también se verá reflejado en los presupuestos.
En una breve reseña histórica, Ng recordó a su audiencia que, al momento de la primera ofrenda anual para las misiones en 1897, la iglesia estableció que las misiones en el país recibirían una tercera parte de los fondos recolectados, y que las dos terceras partes restantes serían destinadas a las misiones extranjeras. Pocos años después, muchas congregaciones comenzaron a enviar hasta la mitad de sus ofrendas a las misiones en el extranjero.
Ng citó a Elena G. White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista, quien se refirió varias veces al “efecto reflejo” por el cual las iglesias que invierten más de sus fondos en las misiones reciben más bendiciones y prosperan más que las que no lo hacen. Cuando las iglesias incrementan sus “esfuerzos desinteresados y sacrificados”, escribió White, “les seguirá la prosperidad”.
Ng dijo que concordaba con ella.
“Si esperamos que aparezca el dinero, la misión nunca será cumplida”, expresó.
La misión es real
La segunda parte del informe contó con la presencia de Gary Krause, director de Misión Adventista, que compartió algunas estadísticas y desafíos de la secretaría que él dirige.
“Cada día, nacen más personas en el mundo que las que ingresan a la iglesia”, expresó.
Pero Misión Adventista sigue coordinando y enviando misioneros al extranjero por diversos medios e iniciativas. A diferencia del pasado, cuando los misioneros solían ir de Norteamérica a otras regiones, los misioneros de hoy día van “de todas partes a todas partes”, dijo.
Otros programas, como el de Designaciones Misioneras Diferidas de la Universidad de Loma Linda, apoya a en su mayor parte a profesionales jóvenes y comprometidos para que se desempeñen en algunos de los lugares del mundo que presentan mayores desafíos. Otra iniciativa, denominada Enviados Misioneros, agrupa a personas por lo general retiradas del empleo regular para que viajen a iglesias e instituciones, para así crear una mayor conciencia respecto de la misión.
“No podemos encargar la misión a otra; no podemos hacer que la misión sea solo virtual”, dijo Krause.
Elbert Kuhn, director de Servicios de Voluntarios Adventistas, contó que en el presente, la secretaría que él lidera está coordinando el servicio de 1962 voluntarios, lo que representa un incremento de 106 por ciento respecto de 2015. Desde sus comienzos, esa secretaría ha capacitado y enviado a más de treinta mil voluntarios, informó.
“Ahora hemos llegado a un punto en el que tenemos muchos voluntarios bien preparados, bien capacitados, y dispuestos a ir, pero hay pocas oportunidades disponibles”, informó Kuhn. “Necesitamos crear más oportunidades para el servicio voluntario”, expresó.
Pastores y administradores de la iglesia
David Trim, director de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la Iglesia Adventista, compartió entonces algunos de los datos basados en las investigaciones que lleva a cabo periódicamente la secretaría que dirige. Trim dijo que en el mundo, el número se pastores adventistas se ha incrementado un 85 por ciento en los últimos treinta años, pero el número de administradores se ha incrementado un 300 por ciento. Mientras tanto, el número de ingresos anuales (de personas que llegan a ser miembros de la Iglesia Adventista) parece haberse amesetado en alrededor de 1,4 millones por año.
“Si el incremento del ingreso de los miembros se mantuviera a la altura del aumento de administradores, no tendríamos este problema”, dijo Trim.
Es una pregunta, aconsejó Trim, sobre la cual cada región haría bien en analizar y reflexionar.
“Examinar el equilibrio entre los administradores y los obreros pastorales y evangélicos podría ayudarnos a ver un mayor crecimiento en el número de ingresos”, dijo.
Que la misión sea lo primero
Ng enfatizó que la clave es que la misión sea el elemento más importante dentro de los planes y actividades de la iglesia. Citó entonces a David Jamieson, que es pastor de una iglesia dedicada a la misión y la comunidad en Vancouver, Columbia Británica, Canadá, dijo: “Primero la misión; el dinero aparecerá”.
“Jamás nos preocupamos por el dinero”, ha dicho Jamieson, según Ng. “Cuando cumplimos con la misión que Dios nos ha dado, el dinero siempre aparecerá”.
Entonces, cuántos tesoreros tenemos para exprimir jugo para la misión, preguntó Ng, en referencia una vez más a la metáfora del limón. “¡No los suficientes!”
El principio es: “Demos tantos limones para la misión como sea posible”, dijo.
LaRed de Noticias Adventistaspublicó otro artículo sobre el Informe del Secretario.
Traducción de Marcos Paseggi