28 de octubre de 2019 | Silver Springs, Maryland, Estados Unidos | Kayla Ewert, Misión Adventista

En las montañas muy por encima de Bogotá, la capital de Colombia, un pequeño número de creyentes se reúnen cada sábado. En esa elevada zona, la temperatura es muy baja y muchos en esa zona viven en la pobreza. El grupo está estableciendo una iglesia con el deseo de ofrecer esperanza en una comunidad que experimenta tiempos difíciles.

Muchos residentes hacen cada día un largo recorrido hasta Bogotá para ir a su trabajo y la gente se muda del lugar frecuentemente para dirigirse a cualquier lugar en donde pueda obtener empleo. Otros rescatan lo que pueden, generalmente trozos de tela para venderlos. Muchas de las mujeres trabajan como sirvientas o niñeras para las familias adineradas de la ciudad.

Dado este constante estado de cambio y alto grado de necesidad, el pequeño grupo adventista sigue el método de Cristo de conectarse con la comunidad. Comenzaron por tratar de conocer a las personas y hacerse amigos de ellos. Luis Mario, el líder del grupo, vive en las cercanías. Entiende bien a la gente del lugar y es capaz de atender sus necesidades. Con frecuencia los creyentes van de casa en casa, ofreciendo alimentos y ropa cuando pueden hacerlo.

«Trabajar en favor de la comunidad es lo mejor”, dice. “La gente necesita a Dios y nos escucha. Tiene sed de la Palabra de Dios”.

Este proyecto, conocido como Monte de los Olivos, lo iniciaron en 2016 cinco adventistas. En  2017, el grupo creció al agregarse a él doce nuevos miembros recién bautizados, más unas cuantas docenas de visitantes. Para finales de 2018, aproximadamente unas 20 personas adicionales, algunas de ellas, jóvenes, estaban estudiando la Biblia en forma regular y algunos más con planes se recibir el bautismo.

Esperanza para los que no tienen esperanza

Dios ha usado a este consagrado grupo de creyentes para traer esperanza a esta comunidad montañesa. Luis Mario cuenta la historia de Alex, un joven que estaba atravesando por momentos muy difíciles en su vida. Los creyentes estaban visitando a Alex y su familia cuando les contó que había tenido planes de quitarse la vida esa misma noche. Motivados a actuar, los miembros de ese pequeño grupo oraron fervientemente con Alex y le dieron a conocer algunas promesas bíblicas. Alex decidió no llevar a cabo su plan en esa ocasión y el grupo continuó animándolo regularmente.

Alex estaba todavía luchando con el trauma que había sufrido durante el servicio militar y estaba lleno de ira la mayor parte del tiempo. Oleadas de depresión trataban de hundirlo cada vez. Pero algo acerca de la esperanza ofrecida parecía hablarle y eventualmente decidió recibir el bautismo. En los dos años transcurridos desde su bautismo, ha mejorado mucho su perspectiva hacia la vida. Su estado depresivo ha disminuido y ha sido capaz de enfocar su atención en el Salvador. Aunque él y su esposa permanecen separados, con frecuencia llevan a la iglesia el sábado a su pequeño niño.

Cada varios meses, el pastor del distrito, Jairo Rodríguez, ayuda a organizar ferias de salud y reuniones de evangelización. Dice el Pastor Rodríguez: “La gente no va a escuchar el mensaje espiritual si no cuidamos primero de sus necesidades físicas . . . Así que atendemos primero el dolor de las personas y sus necesidades y entonces podemos ser capaces de atender sus necesidades espirituales”.

En las ferias de salud, los miembros de la comunidad pueden recibir cortes de pelo, masajes y cuidados médicos y dentales de primera necesidad. Pueden también asistir a seminarios sobre remedios naturales y salud mental.

Mirando hacia el futuro

Cuando se inició este pequeño grupo, los miembros contaban solamente con sillas de metal para sentarse, las cuales eran frías e incómodas. A los visitantes les costaba por ello enfocar su atención en el mensaje espiritual. Más tarde, el grupo aceptó gustosamente algunos fondos para adquirir sillas de plástico y un sistema audiovisual, con lo cual notaron que los visitantes se veían más involucrados y traían a más visitantes.

Luis Mario desea alcanzar todavía a más personas al iniciar un centro de influencia en donde, dice él, “podríamos poner en práctica las creencias y consejos de la cofundadora de la Iglesia Adventista, Elena G. White”.

“Soñamos con contar con un espacio en donde podamos ofrecer clases de salud en forma más regular, juntamente con tratamientos de hidroterapia y barro, para mejorar la salud física y mental de la comunidad”, dijo Luis Mario. “Por favor, oren por nosotros”.

La original version (versión original) de esta historia se publicó en el site (sitio electrónico de Misión Adventista.

Traducción – Gloria A Castrejón

 

Top news

Líderes adventistas aprueban iniciativas claves y plan estratégico para 2025-2030
Un mensaje para los últimos días
Junta de la Universidad de Montemorelos reafirma su compromiso y planes de crecimiento