En medio de una pausa en las protestas políticas que han asolado las calles de Puerto Príncipe, Haití, durante varios meses, forzando el cierre de escuelas y empresas, los adventistas tuvieron una razón para celebrar la bondad de Dios, diez años después de que la nación sufriera el peor terremoto que devastó miles de vidas. El terremoto, que azotó el país el 12 de enero de 2010, se cobró la vida de más de doscientas mil personas. Entre los fallecidos hubo más de quinientos miembros de iglesia.
El 11 de enero de 2020, cientos se reunieron en la recién completada Eglise Adventiste Galaad en Diquini, Carrefour, para alabar y adorar, dando la bienvenida a las visitas durante la segunda semana de una campaña de evangelización de tres semanas. Para los más de 300 miembros de la Eglise Adventiste Galaad, recordar el trágico terremoto también implica recordar el nacimiento de un grupo de cincuenta adventistas y no creyentes. El grupo durmió en las calles la noche después del sismo, y pronto fue creciendo hasta contar con el templo casi terminado que tiene capacidad para quinientas personas.
El pastor Pierre Caporal, presidente de la Iglesia Adventista en Haití, estuvo entre el grupo de cincuenta personas que durmió bajo las estrellas y se reunió cada cada semana con la nueva y pequeña congregación. Caporal felicitó a la congregación por su resiliencia y dedicación para esparcir el amor de Dios en la comunidad.“Mañana se cumplirán diez años desde que el terrible terremoto nos devastó”, dijo Caporal. “Esa fecha nos trae recuerdos tristes, nos hizo llorar y conmovió a todo el mundo”.
“Han pasado diez años de demostrar el amor de Dios. Diez años de luchas a favor de la obra de Dios. Diez años de generosidad que llevaron a construir este templo y esperar a ver pronto su compleción y dedicación”, dijo Caporal. “Estos diez años no fueron fáciles, pero todo se produjo como resultados de la gracia de Dios y el poder de Dios por su pueblo”.
Caporal dijo que se ha dicho que diez años es un número perfecto, la compleción de un término, la finalización de un círculo. “Sí, diez años han traído muchos frutos para el reino, pero la línea de llegada no está muy lejos”, dijo Caporal. El crecimiento de la iglesia desde el terremoto ha significado que más de 91 mil nuevos creyentes se han unido a la iglesia, y el surgimiento de más de 110 nuevas congregaciones.
Su mensaje espiritual animó a las más de 500 personas que atestaron la iglesia, y les recordó de la importancia de resistir al pecado y aferrarse a Cristo, “porque nada puede separar a su pueblo del amor de Dios”.“Sigan avanzando, resistan a la tentación y culminen con el objetivo de esparcir el amor de Dios con otras personas”, dijo Caporal. “La línea de llegada es la segunda venida. Todos estamos corriendo en esta carrera, y no sabemos cuándo seremos llamados al descanso, por lo que tenemos que trabajar duro, permanecer fuertes y no dar pie a la tentación de abandonar la carrera”.
Cuando Caporal irrumpió en un cántico de alabanza durante el culto fue acompañado por cientos de voces. Caporal invitó a todo aquel que quisiera dar su corazón a Jesús a que pasara al frente. Más de veinte persona aceptaron el llamado y, acto seguido, el pastor Waitland Francois elevó una oración por ellas.
El pastor Francois, que actualmente está cumpliendo los requisitos para una tesis doctoral en la Universidad Adventista de las Filipinas, pasó rápidamente a la plataforma para orar por los que se habían adelantado.
Francois recuerda el dolor y la tristeza que él y su esposa soportaron después de celebrar su boda el 27 de diciembre de 2009. Siete familiares de su esposa que volaron desde los Estados Unidos para ser testigos de la ceremonia esperaban regresar el 13 de enero de 2010. “Todos murieron cuando el terremoto azotó Haití y ambos quedamos aquí para llorarlos”, dijo Francois. “Ni siquiera tengo fotografías o videos de nuestra boda, porque nuestro fotógrafo falleció en el terremoto”.La esposa de Francois falleció hace menos de dos años en las Filipinas de una embolia pulmonar.
“La vida es corta y es importante saber que el mejor recurso en la vida es la familia y los amigos; eso es lo que más importa”, dijo Francois. “Tenemos que estar listos en Cristo, porque no sabemos cuándo ya no estaremos aquí”.
Francois está más que decidido a terminar su tesis sobre cómo desarrollar una teología de servicio. Quiere regresar a Haití y servir a su iglesia, garantizando que las iglesias estén aclimatadas para brindar espacios accesibles para los miembros y las visitas con necesidades especiales. Él también estuvo ciego de un ojo durante más de 19 años antes de que una cirugía logró corregir su problema. Francois ve el crecimiento de la iglesia adventista Galaad y habla con satisfacción de uno de sus mejores amigos, Figaro Greger, que es el primer anciano de la iglesia y cumplió un papel fundamental a la hora de recaudar fondos para construirla.Greger señala el lugar exacto donde un pequeño grupo de personas de su barrio se reunieron esa terrible noche y durante más de cinco a partir de allí, en el medio de la calle, llevando a cabo los cultos de adoración bajo una tienda con bancos de madera allí en frente de su casa. Su casa está justo enfrente de donde se construyó el templo. “Llegábamos hasta la entrada de mi casa cuando llevábamos a cabo las ceremonias de Santa Cena, y fuimos testigos del crecimiento de la iglesia”, dijo Greger.
Greger sentía la responsabilidad de hallar una propiedad y construir un templo. Diez años después, hay más de 350 miembros en la Eglise Adventiste Galaad. A Greger lo llena de gozo ver la iglesia repleta con más de quinientas personas. Greger dijo que hay tanto por lo cual agradecer a Dios, porque desde el momento en que los golpeó el terremoto, nació una nueva congregación entre tantas personas no creyentes que vivían en el vecindario.
Aún hay que terminar el cielo raso e instalar el sistema de aire acondicionado, además de terminar algunos detalles en el subsuelo, donde se encuentra la iglesia para los niños, dijo Greger. “Sé que Dios proveerá para que podamos completar el templo”, dijo.Muchas iglesias aún están realizando algunos arreglos adicionales después del terremoto, pero cada iglesia está repleta de miembros cada sábado, dijo el pastor Caporal. Durante su mensaje espiritual, recordó a los miembros de iglesia del amor y el apoyo que la iglesia mundial demostró justo después de la catástrofe y durante años. “Ustedes no están solos; Dios y nuestros hermanos aún se preocupan y oran por nosotros”, dijo.
Las escuelas primarias y secundarias reanudaron las clases en diciembre después de dos meses de estar cerradas, y la Universidad Adventista de Haití comenzó su primer semestre la semana pasada, dijo Caporal. Se espera que la universidad recupere las clases perdidas por la inestabilidad política en el país, y complete el año escolar en julio al igual que todas las demás institución educativas públicas. La universidad tiene este año casi doscientos estudiantes más, y la universidad y los líderes de la iglesia tienen la esperanza de remodelar la residencia de señoritas para fines de este año, y de completar la residencia de los varones para el año próximo, explicó Caporal.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día en Haití tiene más de 481 mil miembros, que se reúnen en 1126 iglesias y congregaciones. La iglesia administra un hospital, una universidad, una estación de radio y decenas de escuelas primarias y secundarias.Para ver una galería de fotografías relacionada con esta noticia, entre AQUÍ
Traducción de Marcos Paseggi