No sucede a menudo que el mensaje adventista del Gran Conflicto —de la lucha cósmica entre Dios y Satanás— es presentado en una representación teatral. Una producción reciente dirigida por Jermaine Wong hizo precisamente eso. Llevada a cabo en el Teatro Broadway en Catford, Londres, Inglaterra el 14 de diciembre de 2019, la producción And There Was War [Y hubo guerra] repasó los comienzos de la caída de Lucifer, lo que dio lugar a la presencia y los efectos del pecado.
La obra, a la que asistieron personas de otras religiones que no son miembros de la Iglesia Adventista y hasta personas que no se consideran religiosas, llegó aún más profundo que tan solo representar los comienzos de la caída, según los organizadores.
“Presentó ante la audiencia las intensas luchas espirituales, emocionales y mentales de la hueste angélica”, contaron. “Se mostró el campo de batalla, mediante una percepción interior de cómo tuvieron lugar los comienzos del pecado entre los seres creados de Dios que vivían en un ambiente idílico”.
Según testigos de la representación, la obra reveló con inteligencia el pensamiento de algunos de los ángeles, que fueron creados con libertad de elección y sin embargo permitieron que crecieran las semillas de la duda y el escepticismo. Según la Biblia, fueron impulsados por las insinuaciones y acusaciones de Lucifer, lo que tiempo después llevó a una rebelión en contra de Dios.“La interacción de movimientos coordinados y acciones coreografiadas brindó una atención fascinante que llevó a que la audiencia reconsiderara toda la historia del gran conflicto”, explicó un informe de la presentación.
Después de mostrar que Lucifer fue expulsado del cielo junto con sus ángeles, la obra también repasó los principales momentos de prueba que sufrió la humanidad según se describe en la Biblia, a saber, la tensión de Caín hacia Abel y la prueba de fe de Noé y su familia a la hora de construir el arca.
Para algunas personas que asistieron a la obra, el “diálogo más apasionante” tuvo lugar después del anuncio a María de que nacería un Salvador, y cuando ella compartió esas noticias con José. Los organizadores creen que la obra leyó entre líneas con éxito para mostrar al estigma cultural y religioso asociado con un hombre que estaba desposado con una mujer que ya había concebido.
“[La obra] analiza el ámbito espiritual de las fuerzas invisibles de Satanás que, en cada etapa significativa de la vida de Cristo (la tentación en el desierto, el Getsemaní, la cruz, la tumba) fue el instigador por detrás de las acciones humanas”, se informó.Todos los actores tuvieron buenas actuaciones, con una mención especial a John Ojeyemi, que tuvo el papel de Emanuel, y Toheeb Ibrahim, que hizo de Lucifer/Satanás.
Danielle Wong, una de las productoras de la obra, dijo después de la actuación: “La presentación de las 19:30 se hizo ante un auditorio repleto, y los comentarios recibidos de la audiencia fueron fenomenales. [Fuimos testigos] de personas que tomaron decisiones de tomar más en serio a Cristo, de no creyentes que se emocionaron hasta las lágrimas, de personas con desafíos de salud mental que sintieron esperanza”.
Cada uno de los actores, que en sí mismos se encuentran en su propia travesía espiritual, testificó del impacto que tuvo la obra en sus vidas. Al comentar sobre ello, Wong expresó que “cuando bajó el telón, los miembros del reparto irrumpieron en lágrimas de emoción al darse cuenta de lo que acababan de hacer gracias a esta obra”.
Los organizadores creen que Y hubo guerra mostró ser mucho más que una representación dramática de los eventos en el cielo.“Fue un claro llamado a los que aún no se han decidido de qué lado se encuentran sus lealtades entre Cristo y Satanás, para que escojan hoy a Cristo y le permitan que él marque una diferencia en sus vidas”, dijeron.
Traducción de Marcos Paseggi