Una y otra vez, los expertos en abuso sexual nos recuerdan que uno de los peores temores de las víctimas es verse ignoradas cuando buscan ayuda. Es algo, dicen los expertos, que puede llevar a consecuencias perjudiciales y a largo plazo para la salud.

En el contexto de la vida de la iglesia y las organizaciones de trasfondo religioso, dicen ellos, esa violación de la confianza puede resultar totalmente devastadora.

Contra ese trasfondo, los líderes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día hace poco han brindado evidencias de que las regiones de la iglesia (o divisiones) están dando pasos concretos para asegurarse de que las organizaciones y las instituciones de la iglesia trabajen de manera decidida para prevenir el abuso sexual. Al mismo tiempo, los líderes regionales se han comprometido con seguir trabajando para redactar protocolos detallados para prevenir o responder a cualquier queja de abuso sexual en la iglesia.

La medida se produjo al final de una animada discusión por Zoom y posterior votación el pasado 15 de abril de 2020, en el segundo día del Concilio de Primavera de la Iglesia Adventista, uno de los dos encuentros administrativos de la iglesia mundial. Debido a la pandemia del COVID-19, las sesiones de este año con decenas de líderes de todo el mundo se llevaron a cabo totalmente en línea.

Abuso sexual en la iglesia

“Triste es decirlo, nuestra iglesia no está inmune al abuso sexual”, dijo Gary Krause, director de Misión Adventista, quien introdujo el ítem de agenda para su discusión. Krause explicó que la inclusión de este tema se produjo después de informes de las divisiones de la iglesia y de discusiones que tuvieron lugar en la Comisión de la Asociación General y los Directivos de las Divisiones (GCDO). Este organismo más reducido incluye los principales administradores de la iglesia mundial y las trece regiones del mundo. Krause dijo que en esa sesión, “se dedicó una gran cantidad de tiempo para escuchar a los líderes [regionales]. [El objetivo fue saber] qué están haciendo para prevenir los delitos por abuso sexual dentro de la iglesia en sus territorios”.

Krause dijo que se sentía feliz de informar que hay evidencias de que cada división de la iglesia está trabajando en el tema y está avanzando para dar a conocer medidas diseñadas para implementar principios votados hace mucho. “Se están estableciendo protocolos”, expresó.

El presidente de la Iglesia Adventista Ted N. C. Wilson concordó, destacando que los líderes regionales han trabajado con las regiones de las uniones locales, ayudando a los miembros a sensibilizarse respecto de la prevención del abuso sexual tanto en el caso de los niños como de los adultos.

Es lo que hay que hacer, enfatizó.

“Necesitamos un liderazgo sólido [respecto de esta cuestión],” dijo Wilson. “Tenemos que ayudar a las personas para que entiendan, y mostrarles un camino mejor”.

Una larga historia de lucha contra el tema

La Iglesia Adventista del Séptimo Día posee una historia de décadas de lucha contra el abuso sexual en la iglesia, aun años antes de que fuera común encontrar el tema en los titulares de los periódicos, según los líderes. Ya allá por 1987, los líderes de la iglesia votaron una Declaración sobre conducta sexual, y en 1990, añadieron una Declaración sobre la pornografía.

Con el paso de los años, las declaraciones oficiales se enfocaron más en los aspectos específicos, como lo fue la Declaración sobre abuso y violencia familiar, la Declaración sobre violencia familiar de 1996, y la Declaración sobre abuso infantil de 1997. Más tarde, en 2000, los líderes de la iglesia votaron unaDeclaración sobre mutilación genital femenina, y en 2010, un documento sobre Poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Según los líderes de la iglesia, la defensa de la Iglesia Adventista no ha estado relegada tan solo al voto de declaraciones oficiales. Durante años, el departamento de Ministerios de la Mujer, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) y otros han luchado contra la violencia y el abuso tanto dentro como fuera de la iglesia, señalaron los líderes.

“El departamento de Ministerios de Salud está involucrado intencionalmente en esta área específica”, dijo Peter Landless, quien está al frente de ese departamento de la iglesia mundial. “Enseñamos a nuestros colegas de las divisiones la importancia de tratar el tema del abuso sexual, la violencia sexual y la violencia doméstica”, dijo Landless.

Linda Koh, directora de Ministerios de Niños de la Iglesia Adventista, se mostró de acuerdo.

“Durante años, hemos estado trabajando con los líderes en favor de la seguridad de los niños”, dijo Koh, que pidió a las regiones de la iglesia que sean conscientes del componente de abuso infantil al tratar el tema de abuso sexual.

Por su parte, Mario Ceballos, director de Ministerios de Capellanía recordó también a los líderes de la Kettering Health Network con sede en Ohio, Estados Unidos, una organización de atención de la salud que cuenta con uno de los pocos centros de consejería para miembros de la obra ministerial. Es un servicio fundamental, expresó, porque “algunas esposas de nuestros ministros son víctimas del abuso sexual y físico”.

La Iglesia Adventista también cuenta con una historia de asociarse con organizaciones como las Naciones Unidas para luchar contra el abuso, la violencia y el tráfico de personas, dijo Ganoune Diop, director de Asuntos Públicas y Libertad Religiosa (PARL).

“Hemos estado participando durante años. Los adventistas hemos estado tomando muy en serio este tema”, dijo Diop.

A pesar de lo que se ha hecho, los líderes creen que los progresos actuales ayudarán a añadir medidas concretas y coordinadas como así también protocolos que permitan enfrentar la cuestión del abuso sexual en la iglesia. Y los líderes de la iglesia no están enfrentando esta cuestión a medias, enfatizó Wilson. “Estamos dando a esto la más alta prioridad posible”, dijo.

Una discusión animada

La discusión virtual “sobre tablas” pareció reflejar un consenso de apoyo por la dirección en que está avanzando la iglesia, aun cuando varios líderes enfatizaron que hay mucho más que podría hacerse.

“Gracias por el informe”, dijo David Trim, director de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones (ASTR). “Es muy agradable saber que la iglesia está reconociendo y confrontando el problema. Pero es un problema espiritual, y hay mucho más que hacer”, añadió.

Willie Oliver, codirector de Ministerios a la Familia de la Iglesia Adventista concordó con esa opinión.

“Quiero agradecer a la comisión por hacer frente a este tema”, dijo Oliver. “El hecho de que estamos votándolo a este nivel nos ayuda en nuestra tarea. Gracias por esta realidad que busca intervenir, si bien seguimos orando para que este cáncer sea desterrado de nuestra iglesia”.

Heather Dawn-Small, quien, como directora del departamento de Ministerios de la Mujer de la Iglesia Adventista, ha luchado contra la violencia hacia las mujeres y los niños durante años, dijo que esto se sume a las iniciativas de su departamento.

“Me siento feliz de ver que se está llevando a cabo esta iniciativa. Ver que los líderes de nuestra iglesia dan esta clase de paso resulta alentador, y una afirmación de todo el trabajo que ya hemos llevado a cabo”, dijo Dawn-Small.

¿Qué más se puede hacer?

Durante la discusión, varios líderes enfatizaron pasos adicionales que podría dar la iglesia.

Neil Nedley, presidente del Instituto Weimar y miembro laico de Junta Directiva de la Asociación General, dijo que todo comienza con los fundamentos bíblicos sobre el tema. Destacó que en al antiguo Israel, cada año se leía a cada hombre, mujer y niño el capítulo 18 de libro de Levítico (referido a la inmoralidad sexual) después del día de la expiación. “El objetivo que tenían era que los niños supieran lo que estaba bien y lo que estaba mal”, dijo Nedley. “Esto probablemente se aplique al presente más que nunca antes”, añadió.

Wilson dijo que los administradores de todas partes deberían saber que no pueden seguir trabajando con personas que abusan o victimizan a otros. “No hay razón para dar empleo a personas [culpables de abuso]”, aseguró a los miembros de la junta.

Dawn-Small, por otra parte, enfatizó la necesidad de mejorar la comunicación con los miembros de iglesia en los bancos de la iglesia.

“En la iglesia están pasando muchas cosas, pero acaso no sepamos qué es lo que está pasando. Las personas están preguntando: ‘¿Qué están haciendo los líderes de mi iglesia para enfrentar este problema?’ Después de tantos años, no está comunicando la cuestión todo lo que se debería”, señaló.

Ginger Ketting-Weller, rectora del Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados en las Filipinas, dijo que la iglesia debería ir más allá de tan solo conocer el estado de la situación en las regiones de la iglesia.

“Si no brindamos capacitación sobre las mejores prácticas, no sabrán qué hacer”, expresó.

Varios de los principales líderes que están al tanto de los protocolos regionales que están siendo redactados aseguraron a los miembros de la comisión que las regiones de la iglesia están avanzando decididamente en esa dirección.

“Después de haber visto los documentos que han producido las divisiones, me siento muy satisfecho con la dirección en que están avanzando las divisiones”, dijo Tom Lemon, uno de los vicepresidentes de la iglesia.

Ella Simmons, otra de los vicepresidentes de la iglesia mundial, se mostró de acuerdo.

“Me sentí sumamente aliviada y alentada por lo que se ha presentado, porque tengo el beneficio de los detalles, aun si las noticias no son buenas”, dijo.

Wilson concluyó diciendo que la discusión marcaba el comienzo de un proceso.

“Es un trabajo en curso”, dijo, asegurando a los miembros de la comisión que el tema sería incluido en agendas futuras. “¿Es este el fin? No, pero es un buen comienzo”, dijo.

Los miembros de la junta votaron entonces si aceptar o no el informe de progreso sobre el tema. La medida fue aprobada por una votación de 95 a 1.

Traducción de Marcos Paseggi

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