14 de septiembre de 2020 | Por: Connie Nelson, Unión Asociación del Centro de los Estados Unidos
Allá por la antigüedad remota cuando abrí mi cuenta de Facebook en 2009, era un sitio muy divertido. Había pocas imágenes, y se cargaban lentamente. En su mayor parte, uno podía saber en qué andaban los amigos y disfrutar de los más graciosos. Hasta había muy pocos videos. Ni siquiera recuerdo haber visto avisos.
Desde entonces, todo ha cambiado. Los ingenieros informáticos han introducido algoritmos para mostrarnos lo que quieren que veamos, no necesariamente lo que queremos ver. También hay muchos más avisos, y grupos de odio y personas malas que diseminan cosas inapropiadas.
¿Qué debería tener en cuenta al compartir contenidos?
Podemos pensar en varios principios y lecciones cristianos a la hora de compartir algo en los medios sociales, aun cuando son cosas verdaderas. Todos los días, allí se comparten rumores y falsedades, y no deberíamos ser parte de ello. No obstante, ¿cómo saber qué es lo que está bien compartir y qué no está bien? Comencemos con la medida bíblica de todo lo que consumimos.
Primer principio: Todo lo verdadero
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8).
¿Es el artículo que está por compartir verdadero? ¿Es honesto? ¿Es justo? ¿Es puro? ¿Es amable? ¿Es, o la persona a la que se refiere, de buen nombre? ¿Hay alguna virtud en él? ¿Hay algo digno de alabanza en él? Si no cumple con estos criterios, ¿debería usted, como cristiano, compartirlo? Pablo parece ser muy claro en este sentido. Las cosas que promovemos necesitan tener estos atributos, y de no ser así, no deberíamos compartirlas.
Segundo principio: Evite lo falso
“No levantarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éx. 20:16).
¿Sabe usted con certeza que lo que va a compartir es verdadero? Si no es verdadero y usted de todas maneras lo comparte, esta es una manera más que existe en el siglo XXI de quebrantar los diez mandamientos. Si lo que están compartiendo no es verdad, usted estará esparciendo mentiras y rumores. Eso no es algo en lo que deberíamos participar como cristianos.
Tercer principio: Evite el mal
“Engaño hay en el corazón de los que maquinan el mal, pero alegría en el de quienes aconsejan el bien” (Prov. 12:20).
Aquí hay otro principio y una promesa. Los que planean el mal son engañadores. Van a mentir. No llegarían muy lejos si dijeran la verdad. Sin embargo, si promovemos la paz, tendremos gozo. Es realmente imposible equivocarse cuando uno promueve y comparte temas pacíficos en los medios sociales, y la Biblia nos dice que tendremos gozo si así lo hacemos.
Cuarto principio: Todo lo que expresa amor
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad” (1 Cor. 13:4-6, NKJV).
En los medios sociales se promueven muchas historias y videos, y los medios sociales ganan dinero arrastrándonos a mirar tantos como sea posible. Puedo pensar en muchos enlaces que se comparten que tan solo promueven la envidia, la grosería, el egoísmo y la maldad. Son raros los que se regocijan en la verdad. ¿Cómo le iría a lo último que compartió con otros si le aplica esta regla?
¿Se siente estresado? Piense en sus hábitos y analice los siguientes principios. Aplique estos principios no solo a lo que comparte sino también a lo que consume. Pase tiempo con el Señor todos los días. Dedíquele más tiempo a él que a los medios sociales. Le garantizo que hallará más paz si sigue estos principios.
¡Y asegúrese de compartir mi artículo!
La versión original de este comentario fue publicado por la revista Outlook de la Unión Asociación del Centro de los Estados Unidos.
Traducción de Marcos Paseggi